viernes, 4 de mayo de 2018

La situación política actual

El análisis de la situación política actual no es excesivamente complejo. En Cataluña todo sigue igual. El independentismo ha fracasado, pero seguirá haciendo daño, principalmente a los catalanes, pero también al conjunto de España. Saben que la ruptura unilateral no puede tener éxito y confían que los grandes países de la Unión Europea fuercen a España a ofrecer una salida política que pase por un referéndum pactado. Es un camino que los españoles no podemos aceptar sin una previa reforma constitucional que es muy difícil que tenga éxito. Confío en que paulatinamente la realidad muestre a los catalanes que no hay alternativa al autonomismo, y que si persisten en apoyar las opciones rupturistas la decadencia económica de Cataluña se agravará. 

La política nacional viene marcada por la descomposición del PP y el ascenso de Ciudadanos como primera fuerza política nacional. Esperemos que Rivera esté a la altura del desafío que tiene por delante. Un político de una generación que no vivió en la Transición está destinado a galvanizar su obra, a aglutinar en torno a su partido un movimiento de regeneración democrática que sea fiel a ese gran proyecto nacional que se gestó tras la muerte de Franco. Su acierto depende, en buena medida, de que sepa incorporar a personas de suficiente valía, quizá el principal problema de la política española. La decepción que ha supuesto comprobar que Cristina Cifuentes no era más que una política capaz de mentir para atribuirse un Master de mierda, y con muchos trapos ocultos que ocultar, refleja el bajísimo nivel de los políticos. Urge que lleguen a la vida pública personas con talento y honradez. Me parece muy bien el ofrecimiento a Valls que ha realizado Rivera, y su mensaje instando a sus bases a entender que las responsabilidades a las que se va a enfrentar Ciudadanos exigen que amplíe sus equipos con personas bien preparadas.

Por lo demás, la situación económica es estable debido a diversos factores. Por una parte, la economía ha experimentado una reestructuración centrada en un modelo productivo más sano en el que destaca el sector exterior, el desarrollo de las empresas tecnológicas y la apuesta por un turismo de mayor calidad. Por otra parte, la política de tipos de interés bajos o negativos del BCE y su programa de compra de bonos ha ayudado a que se cumplan los objetivos macroeconómicos y fluya el crédito, con la consiguiente reactivación del sector de la construcción, aunque con mucha mayor cautela que hace quince años. Como consecuencia de todo ello el paro está bajando y podría pensarse que todo invita al optimismo y a desechar las negras previsiones que –yo también fui uno de ellos- se hicieron sobre el futuro de España. Sin embargo, no estoy tranquilo. Las clases pasivas aumentan y condicionan gravemente los equilibrios presupuestarios. Nos encaminamos hacia un invierno demográfico que tendrá gravísimas consecuencias sociales, políticas y económicas. Es un problema que sigue sin querer afrontarse, al igual que otros muchos que preocupan a la sociedad, pero que siguen ausentes de la agenda política. De ello me ocuparé en próximas entradas.