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martes, 24 de junio de 2025

Sobre la crítica del gobierno a la falta de "neutralidad" de la Conferencia Episcopal

Hace unos días, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, ante el informe de la UCO que revela la gravísima corrupción de personas que han ocupado puestos de gran responsabilidad en el PSOE, sostuvo que convendría convocar elecciones generales para dar la palabra al pueblo. Como era de esperar, en lugar de respetar esta opinión, el Gobierno criticó duramente la posición de la Conferencia Episcopal por entender que este organismo debería mantener una posición neutral en cuestiones políticas. No se dan cuenta de que la neutralidad se pierde cuando se opina sin libertad, es decir, cuando se adopta una posición no en función de lo que se “ve” tras examinar un determinado asunto, sino en función de lo que uno de antemano está decidido a defender -por sectarismo u otras razones espurias- al margen de cualquier otra consideración. Por consiguiente, si la Conferencia Episcopal considera que sería bueno para España que se celebraran elecciones me parece muy bien que expresen su opinión y la argumenten. Se trata de un problema que afecta al bien común y, por tanto, no le resulta ajeno a la Iglesia. 

La confusión sobre este tema es tan grave que está distorsionando por completo muchos debates televisivos. Hay programas en los que para evitar críticas por falta de neutralidad se busca deliberadamente a personas que se sabe de antemano que van a defender posiciones contrapuestas. Si dichas posiciones fueran el resultado de una reflexión libre sobre el asunto no habría nada que objetar. Pero lo habitual es que no suceda así. Hay opinadores que se sabe con certeza que siempre, en cualquier circunstancia, van a defender una determinada posición. Por eso se cuenta con ellos para lograr una aritmética que permita al programa dar una engañosa impresión de neutralidad cuando lo que se debería hacer es invitar a personas capaces de ser fieles a su punto de vista. El problema radica en que, como no se puede tener certeza de que alguien opine con libertad interna, se renuncia a buscar a este tipo de personajes que quizá cabría calificar como “heterodoxos” y se opta por dar la apariencia de neutralidad contratando a quienes se tiene la seguridad de que van a defender puntos de vista contrapuestos. Esto no sólo es muy pernicioso para lograr una opinión pública libre, puesto que adquieren visibilidad pública personas que actúan como lacayos de determinados intereses, sino que con ello se exaltan indebidamente posiciones minoritarias utilizando la neutralidad como pretexto. 

La neutralidad entendida como independencia de criterio es el resultado de ejercer la libertad. Cuando se opina libremente se enriquece la democracia y hay que aplaudir a quienes tienen el coraje cívico de asumir este compromiso con la libertad, bien sean personas o instituciones. Sólo en ocasiones muy excepcionales puede estar justificado que alguien se abstenga de dar a conocer su opinión por prudencia ante el riesgo de que dicha opinión sea utilizada para generar discordia. Estoy pensando en el Rey. En coherencia con lo que he expuesto, el Rey no perdería su neutralidad en sentido estricto si dijera lo que pensara, pero sus funciones constitucionales como Jefe del Estado requieren de él un prudente -nunca mejor dicho- silencio. No obstante, ante situaciones que evidencian una crisis de Estado, debe hallar la forma de dar a conocer su opinión, sopesando detenidamente si el mensaje debe ser transmitido con sutileza o con extrema claridad. No debe de ser tarea fácil reinar, de ahí que debamos felicitarnos por tener un rey honrado y prudente.

martes, 29 de abril de 2025

Saltaron los plomos

Es de suponer que pronto sepamos con certeza las causas del apagón de ayer. Desde hace unos años, en asuntos relacionados con la energía suelo prestar atención a las opiniones de Carlos Gagigal, un experto en esta materia. Antonio García Ferreras le entrevistó en directo en su programa de televisión y dijo que muy probablemente España no había padecido ningún ciberataque y que, como se venía advirtiendo, lo más lógico era que el apagón fuera causado por un exceso de oferta de energía, debido a la alta producción de las renovables. La desproporción entre la oferta y la demanda causó unos desajustes en los nudos que transmiten la energía que hizo “saltar los plomos”, como puede suceder en cualquiera de nuestras casas. Como todavía no estamos en disposición de almacenar toda la electricidad que generamos, es posible -seguía diciendo Cagigal- que lo de ayer no sea un incidente aislado y pueda volver a suceder.

Espero que pronto sepamos si esta teoría es acertada, pero da la impresión de que ha habido una mala o nula planificación para evitar este desajuste que ha causado pérdidas millonarias y graves problemas a muchas personas. Habrá que depurar responsabilidades, pero tiendo a pensar que nos puede haber venido muy bien este apagón no sólo para buscar soluciones técnicas para garantizar el suministro eléctrico, sino sobre todo para mostrarnos que nuestra “instalación” en esta sociedad técnica no es tan segura. Somos frágiles, dependientes los unos de los otros, barro en definitiva, como suele decirse. Queremos dominar el entorno y un sopapo en forma de apagón nos viene de maravilla para ponernos en nuestro sitio.

martes, 18 de febrero de 2025

Cuidado con la compasión

Es natural sentir compasión por el sufrimiento ajeno. Esa tendencia natural se ve reforzada por una educación que nos enseña a apiadarnos y a ayudar a los más débiles en la medida de lo posible. Está muy bien sentir compasión y desear mitigar el sufrimiento ajeno, pero la compasión encierra un peligro nada desdeñable: puede ser utilizada para manipularnos. Es más, muchas veces no será necesario que alguien trace un plan maquiavélico: nosotros mismos nos causaremos daño para evitar el sentimiento de culpa que suele invadir a quien no actúa como se supone que debería hacerlo una persona compasiva. Por eso hay que tener mucho cuidado.

Es curioso comprobar el cambio que se ha producido con relación a la compasión. La sociedad española de hace algunas décadas era mucho más compasiva que la actual, pese a que hoy encontremos numerosas asociaciones de voluntarios que realizan una encomiable labor social. El individualismo ha propiciado la quiebra de vínculos familiares y sociales generando marginación y situaciones de gran necesidad que quienes ponen en marcha estas asociaciones tratan de combatir. Antes, la compasión y la solidaridad que la acompaña tenía mucha más vigencia social. Por ejemplo, era habitual que las familias acogieran en la propia casa a los padres o a los suegros mientras que hoy en día es habitual desentenderse de ellos, sobre todo cuando carecen de ingresos, y escuchamos casos en los que se les deja abandonados en algún hospital. Y podríamos seguir citando situaciones parecidas.

La menor vigencia social de la compasión ha sido sustituida por una acusada tendencia a utilizarla como instrumento de propaganda o de manipulación que quizá tenga su origen en las políticas orientadas a proteger a colectivos vulnerables. No cabe duda de que una sociedad sana debe ayudar a aquellos que más lo necesitan, porque la solidaridad –que puede incluso superar las fronteras de un país cuando está basada en la caridad o en la filantropía- es una exigencia constitutiva del modo de vida político. Es justo luchar contra toda discriminación carente de justificación, y se deben adoptar las medidas necesarias para paliar, cuando sea posible, las dificultades que padecen los enfermos, discapacitados, pobres, ancianos, etc. . Muchas veces eso se traducirá en reconocerles “derechos” y no está mal que sea así. Como casi siempre, el problema surge cuando se pierde el equilibrio y, en lugar de comprender los perfiles del derecho atribuido, se pretende abusar de él utilizando para ello la compasión.

Contaré un caso en el que se observa esta idea. En las últimas décadas hemos mejorado muchísimo la accesibilidad a los edificios. Los edificios nuevos deben cumplir con la exigente normativa en esta materia. Por lo que respecta a edificaciones antiguas, se han aprobado normas que obligan a que las Comunidades de Propietarios acometan obras que mejoren la accesibilidad cuando algunos propietarios o inquilinos en situación de necesidad así lo exijan. Tienen derecho a ello, pero es posible abusar de ese derecho. Es lo que aconteció en la urbanización en la que vivo. Dispone de rampas de acceso que permiten acceder a cualquier persona en silla de ruedas. A pesar de ello, un vecino ha exigido la instalación de barandillas que bordeen toda la rampa alegando que lo necesita por razón de una determinada enfermedad. En mi opinión, la exigencia carecía de sentido porque alguien aquejado de dicha enfermedad no puede ir caminando solo y, en cualquier caso, un sencillo andador podía solventar perfectamente el problema. No obstante, quizá esté equivocado. Se puede explicar por qué la instalación es necesaria y con sumo gusto cambiaría de parecer. El problema es que no hubo siquiera posibilidad de examinar el asunto. La apelación a la compasión o, mejor dicho, a la falta de compasión de aquellos que cuestionaban la necesidad de la obra supuso un salvoconducto para, de inmediato, acceder a la petición, pese a que la obra tenía un coste de muchos miles de euros. No importaban las razones. Si uno osa cuestionar la petición de un enfermo se le tilda de mala persona, de dureza de corazón, con el fin de hacerle sentir culpable.

La compasión distorsiona la realidad en numerosas ocasiones, nos impide ver con claridad la situación y nos hace juzgar equivocadamente a las personas. Los enfermos pueden ser dignos de compasión, pero eso no los convierte en buenas personas. En cierta ocasión tuve una conversación con una psicóloga que me dijo abiertamente que las personas enfermas suelen ser muy egoístas. Me sorprendió no tanto el contenido de la afirmación, sino el valor de decir algo así, que sin embargo era fruto de su experiencia personal. No siempre es así, naturalmente, pero una situación difícil no siempre hace que aflore lo mejor de una persona, por lo que hay que tener cuidado. Personalmente, me he encontrado con personas enfermas egoístas y manipuladoras, pero también con enfermos que nunca han pretendido sacar provecho de su enfermedad.

Los ejemplos en los que la compasión distorsiona son innumerables. Se pueden imaginar las situaciones que puede vivir un profesor con estudiantes que refieren todo tipo de circunstancias personales para pedir un trato especial. Buscan el sentimiento de compasión del profesor para lograr su objetivo. No les importa en absoluto que el profesor pueda sentirse mal porque desearía hacer el favor al estudiante, pero se da cuenta de que lo que se le pide va más allá de la flexibilidad y es manifiestamente ilegal, además de injusto frente al resto de estudiantes.

Una buena persona (y también una sociedad justa) debe ayudar a aquellos que más lo necesitan, pero no olviden este consejo: ¡cuidado con la compasión!

jueves, 13 de febrero de 2025

Hay que prestar atención a lo importante

Hace dos días, el informativo televisivo de Antena 3 que se emite a las 15:00 horas abrió con estas dos noticias: el juicio de Rubiales y, pásmense (o quizá no), el tocamiento sexual de Mapi León (futbolista) a una futbolista rival en un lance del juego. Impresionante. Este criterio periodístico de considerar que estas son noticias de gran trascendencia pública dan la imagen de que la sociedad española es puritana e inquisitorial. Sin embargo, no es verdad. La gente está harta de todo esto. No es de recibo la trascendencia que se le está dando a la estupidez cometida por Rubiales y convendría dejar estas noticias en un segundo plano.

viernes, 29 de noviembre de 2024

El preocupante desinterés de los estudiantes universitarios hacia la política

En los últimos años de la vida de Franco la Universidad representó un foco de resistencia contra la dictadura. Los estudiantes estaban interesados en la política y motivados para movilizarse contra el régimen, como así hicieron muchos de ellos. Más de cuatro décadas después resulta desolador comprobar el desinterés de la mayoría de los estudiantes universitarios por la política, precisamente en un momento de máxima gravedad, puesto que hoy gobierna España alguien que cada día demuestra que no tiene escrúpulo alguno en aferrarse al poder, pese a todos los escándalos de corrupción que le señalan.

Les podrá parecer increíble, pero hay estudiantes que no saben quién es Víctor de Aldama o Juan Lobato. No leen los periódicos, pese a tener acceso a medios en la palma de la mano a través de su móvil. Ese alejamiento de la política podría ser comprensible por el asco que da ver que en nuestro país mandan demasiadas personas inmorales e incapaces. Sin embargo, esa reacción debería ser posterior a conocer lo que está pasando. No tienen ni idea, ni les preocupa, porque, entre otras cosas, nadie les ha dicho que ser ciudadano entraña una responsabilidad moral de la que ellos han dimitido.

Ayer dedicaba mi clase de filosofía del derecho a explicar la concepción clásica de la justicia y, concretamente, me detenía a explicar la llamada “justicia legal o general”, que se refiere a los deberes que tiene el ciudadano hacia la comunidad política. Les preguntaba si, en su opinión, esos deberes se agotan en cumplir la ley. Más importante que las respuestas era observar la sorpresa por este tipo de preguntas. ¿Qué ciudadanos estamos formando? Da la impresión de que en los colegios e institutos no se habla de estos temas, pero tampoco en las familias, quizá porque ya no se habla de nada en absoluto. Qué sé yo, no me lo explico. Sólo tengo claro que sin ciudadanos responsables y verdaderamente comprometidos con la defensa activa de la democracia terminará por tener razón Pérez Reverte cuando dice que Sánchez nos tiene tomada la medida. 

domingo, 10 de noviembre de 2024

¿Qué hizo el Ayuntamiento de Paiporta tras el aviso de la Generalitat de las 12:20?

La ira y la pereza hacen que muchos exaltados busquen rápidamente un culpable -a ser posible un único culpable- de la catástrofe. La izquierda se ha lanzado a por Mazón, como era de esperar, y este se lo ha puesto fácil con su incapacidad para cancelar su agenda y centrarse en seguir la evolución de la emergencia. Hay que tratar de no dejarse arrastrar por bulos y campañas de descrédito y buscar datos significativos. A día de hoy sigo perplejo con el aviso dado por la Generalitat a las 12:20 del martes 29. Se trataba de una “Alerta hidrológica en rambla del poyo” destinada, pues, a los municipios ribereños, entre ellos Paiporta, con alcaldesa socialista. Si leen el aviso, insisto, no se habla en absoluto de lluvias, lógico, pues el aviso tenía su origen en información proporcionada por la Confederación Hidrográfica del Júcar, no por la AEMET, y se habla de "caudal".

Estoy intentando enterarme de qué medidas adoptó el Ayuntamiento de Paiporta para proteger a sus vecinos, ya que se pedía a los municipios ribereños que adoptaran medidas preventivas. De momento, he visto que pocos minutos más tarde el Ayuntamiento de Paiporta publicó un tuit en X a las 12:47 en el que se decía lo siguiente: “Aviso importante: riesgo de lluvia extrema! Debido a las intensas lluvias pronosticadas y para garantizar la seguridad, parques, polideportivo y cementerios permanecerán cerrados”. No salgo de mi asombro. El aviso de Emergencias era por riesgo de riada, al margen de por fuertes lluvias, del que ya venía advirtiendo la AEMET. Las medidas preventivas que adoptaron fueron cerrar parques, polideportivo, ¡y el cementerio! Este último es de traca: el lugar más concurrido del pueblo. Increíble. ¡No cerraron tiendas, no cerraron las calles adyacentes a la rambla, no dijeron que no cogieran el coche y se quedaran en sus casas! Me aventuro a pensar que quizá en el Ayuntamiento interpretaron que una "alerta hidrológica" es una alerta por lluvias y no por riesgo de desbordamientos. Y, claro, como no llovía...

A falta de mayor información, de momento, veo que la alcaldesa de Paiporta, que pasa por ser víctima de falta de información, no adoptó las medidas contundentes que podía y debía adoptar para proteger a sus vecinos. Pero, claro, es más fácil echarle la culpa a Mazón.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Indagando en las responsabilidades de la catástrofe sin olvidar lo importante

Sigo leyendo y escuchando las versiones de los políticos que tratan desesperadamente de evitar que el marrón de la responsabilidad les alcance. Es evidente que Mazón no valoró bien la gravedad de la situación, porque debería haber estado presente físicamente y al frente del operativo de emergencias para pedir toda la ayuda necesaria. Ello no exonera al gobierno de la nación, ya que disponía de información proporcionada por un organismo que depende del Ministerio de Transición Ecológica, la Confederación Hidrográfica del Júcar, que para mí sigue siendo quien debe proporcionar la información decisiva para poner en marcha las alertas.

Se observa que los responsables políticos de la Generalitat, Consellera de Interior y Presidente, carecieron de la iniciativa y los reflejos necesarios que la situación requería, pero, aún así, he observado que la Generalitat trasladó con toda claridad una información que debía haber servido para que se adoptaran medidas en los municipios afectados por la gran riada de la rambla del poyo. En concreto, he leído una alerta emitida el martes a las 12:20 que, como se puede ver en esta noticia -que incorpora la alerta- (https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2024/11/08/catorce-horas-anatomia-crisis-111482700.html), respondía a una información proporcionada por la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Esta alerta no llegó directamente a los móviles de los ciudadanos, pero era visible para todo aquel que quisiera enterarse. Los alcaldes de los municipios afectados la conocían: se les estaba advirtiendo de que ese barranco era un peligro. Luego se puede ver que la Confederación fue informando del descenso del caudal y señalando que el verdadero peligro estaba en el embalse de Forata, pero la alerta en la rambla del poyo seguía activa. Emergencias reaccionó tarde a la información de la Confederación emitida a las 18:43, pero los alcaldes por donde pasa la rambla del poyo no deberían haber esperado a ver llegar la riada, porque en la propia alerta se les pide a las 12:20 “adoptar las medidas preventivas pertinentes para evitar el acceso a las riberas de las personas”. Quizá esté equivocado, pero yo vi a personas que iban en coche por las calles cuando llegaba el agua. ¿Acaso la policía local del municipio no tuvo seis horas para evitar esa situación? Me parece que no falló sólo la Generalitat como pretende hacerse creer a los ciudadanos. Todos, también los ciudadanos, debemos asumir nuestra responsabilidad cuando estamos en alerta y mantener una conducta activa, informarnos, y actuar en consecuencia.

Ahora nos encontramos con que la izquierda -como siempre- se ha lanzado a ganar la batalla por el relato y la derecha intentará defenderse. Unos y otros se echarán la mierda encima. Es verdad que uno puede indagar en quién tiene razón, como yo mismo estoy intentando hacer, pero incluso si todos hubieran actuado con la máxima diligencia no hubiera sido posible evitar la catástrofe. Difícilmente no habría habido muertos y cuantiosos daños materiales. Ante tanto dolor y sufrimiento no debemos alegrarnos, porque ello denotaría una indecente falta de sensibilidad, pero estas catástrofes ayudan a ver perspectivas de la realidad que permanecen ocultas y a ejercitar virtudes imprescindibles para el crecimiento personal. Se dice que los jóvenes se están volcando en las tareas de ayuda y voluntariado. Es estupendo que muchos de ellos salgan del bucle de las redes sociales y la vida virtual en el que se hallan instalados y tomen contacto directo con la realidad para comprobar que la vida que conocían puede cambiar en cuestión de segundos. Por otra parte, todos los que no hemos sido directamente afectados nos equivocaríamos pensando que esto no va con nosotros. Esto le podría haber pasado a cualquiera y es una obligación moral ayudar en la medida de las posibilidades de cada cual.

martes, 5 de noviembre de 2024

¿Cuál es la responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Júcar?

En declaraciones emitidas ayer en una entrevista con Carlos Herrera, Carlos Mazón recordó que no hay que confundir la alerta por fuertes lluvias que pronosticaba la AEMET, y la alerta ante las consecuencias de esas lluvias, riadas, de las que debe avisar la Confederación Hidrográfica del Júcar en este caso, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica. Sobre esta última alerta, Mazón explicó que la Generalitat Valenciana estaba siendo informada de la situación en la cuenca mediante unos correos electrónicos que han sido publicados. En esos correos, en efecto, se comprueba que los datos que ofreció la Confederación sobre el caudal de la rambla del poyo eran incluso optimistas hasta que a las 18:43 se envía un correo (¡no fueron capaces de llamar urgentemente por teléfono!) advirtiendo de la crecida. Recibido ese aviso, la Generalitat, imagino que Protección Civil, decidió mandar una mensaje urgente por móvil a la población una hora y veinte minutos más tarde, demasiado tiempo tratándose de una emergencia de tal calibre.

Si se leen las funciones que le corresponden a la Confederación Hidrográfica del Júcar (https://www.chj.es/es-es/Organismo/Funciones/Paginas/Funciones.aspx) podrán comprobar que a este organismo le corresponde informar sobre crecidas de agua que se produzcan en la cuenca. Por tanto, la Generalitat Valencia dependía funcionalmente de la información de la Confederación, que a su vez debía tener en cuenta el pronóstico de la AEMET sobre las lluvias. Todos sabíamos que había una DANA, pero las consecuencias concretas eran impredecibles, porque dependían del lugar exacto en el que se produjera la tormenta. Dicho de otra forma, la Generalitat no sabía por dónde podía venir exactamente el peligro y de ahí que se advirtiera genéricamente a la población a la espera de mayor concreción, que vino en un correo electrónico enviado a las 18:43 por lo que respecta a los pueblos afectados por la rambla del poyo. Me parece fuera de duda que a Carlos Mazón le están endosando un marrón del que no es el mayor responsable. Pero todavía digo más, es la propia Confederación la que debería saber perfectamente cuáles son las zonas de peligro en caso de fuertes lluvias e informar diciendo algo más que el volumen de agua que pasa en cada momento por un punto.

El precedente de la última gran riada de 1982 nos puede servir para analizar este caso. Sabemos que se juzgó al ingeniero de la presa de Tous que se rompió y, al desbordarse, causó las graves inundaciones. El proceso y la determinación de responsabilidades se centró en personas que trabajaban en la Confederación Hidrográfica del Júcar porque se trató también de una riada, sólo que en aquella ocasión debida a la rotura de un embalse. Entre otros, se trató de determinar la responsabilidad del comisario de aguas del Júcar por no haber avisado a los responsables de la presa de Tous del aviso de fuertes lluvias. A partir del momento en que se produjo el desastre el ejército fue enviado de inmediato para ayudar a los damnificados y paliar las consecuencias. 

El gobierno de la nación pretende descargar toda la responsabilidad en Mazón, pero me parece que no tienen razón y que están actuando injustamente. Seguiré indagando.

domingo, 16 de junio de 2024

¡Ha vuelto el fútbol!

Hace más de una década yo era un gran aficionado al fútbol. El juego de toque implantado por Luis Aragonés y consolidado por Del Bosque me gustó porque tenía profundidad. Luego, degeneró. Me resultaban insufribles esos pases insustanciales y arriesgados. La calidad técnica de los futbolístas había aumentado y podían pasarse la pelota con precisión durante largísimos minutos. Un aburrimiento insoportable que no me interesaba. Totalmente desconectado de este nuevo fútbol tan “perfecto”, ayer, por curiosidad, vi un poco del España-Croacia de la Eurocopa y me sorprendió gratamente. España jugaba rápido y vertical, algo inaudito. En fin, parece que el fútbol ha vuelto. Igual merece la pena echarle un vistazo.

lunes, 29 de abril de 2024

Ya lo ven, Sánchez está dispuesto a todo

El tirano no dimite, como era de prever a la vista de la catadura del personaje. Ha recurrido irresponsablemente a las emociones para galvanizar a su partido y polarizar la sociedad señalando enemigos fantasmagóricos como paso previo antes de profundizar en la ruptura. La izquierda pretende apropiarse de la democracia atribuyéndose la condición de los “buenos”, y no tolera ni la crítica ni la investigación de posibles conductas corruptas. Ayer decía Errejón que hay que democratizar a los jueces. ¿Qué propone? Supongo que que los elijan a dedo para que cumplan la voluntad del Gobierno. Todos los movimientos de los líderes izquierdistas apelan a la democracia, pero carecen del respaldo popular. Por eso necesitan colonizar los medios de comunicación, las redes, y lanzarse a la demonización del adversario sin importarles las consecuencias para la convivencia.

Sólo hay una forma de hacer frente al tirano y a sus huestes: cumpliendo cada cual con su responsabilidad sin dejarse quebrar y diciendo alto y claro lo que se piensa. Criticar con argumentos, comportarse con el mayor civismo defendiendo la verdad, venga de quien venga, y ejerciendo el derecho al voto. El problema es que cada vez hay menos ciudadanos capaces de transitar este camino. Vivimos en una sociedad en la que apelar a las emociones es la mejor garantía para conseguir los objetivos que uno se propone. Una sociedad blanda, propia de menores de edad que sucumben a la lágrima fácil. ¿No lo ven en esos programas de televisión con cantantes amateurs en los que unos y otros no paran de llorar y de darse abrazos? Sí, carecemos del principal valor para hacer frente a la tiranía: una ciudadanía educada en el compromiso adulto y firme con la democracia. La educación es la fuerza de una nación y desgraciadamente España es hoy una nación débil.

viernes, 26 de abril de 2024

¿Se lanzarán las izquierdas y los independentistas a la ruptura total?

Vivimos en una sociedad en la que poco importa mirar de frente a la realidad. No se trata sólo de los políticos, simplemente observen como la gente se proyecta en su pantalla del móvil, la tercera mano. El aislamiento en compañía hace que se pierda la capacidad de comunicarse, porque no se escucha, sólo se desea hablar y tener la sensación de que somos comprendidos con buenas, pero insinceras palabras. Si no llegan los aplausitos o el “me gusta” la gente se siente mal y tiende a victimizarse y a aislarse escuchando solo a los palmeros.

En política esto se ve reflejado en la lucha por el “relato”. Los líderes lo diseñan y los militantes y simpatizantes lo interiorizan hasta convertirlo en una verdad incontestable. Sánchez comenzó la legislatura levantando un muro y no ha hecho más que reforzarlo. Toda la izquierda ha asumido como real ese discurso falaz y está convencida de que las derechas han colonizado los medios de comunicación y la judicatura. Están dispuestas a la acción directa tras la victimización de Sánchez que ahonda en esa estrategia. Me temo lo peor: las izquierdas, con el apoyo de los independentistas, pueden lanzarse a la ruptura total.

miércoles, 17 de enero de 2024

Relativismo y salud mental

La salud mental ha cobrado mucho protagonismo en los medios de comunicación debido a los estragos que causó la pandemia. Si esta atención obedeciera a una sincera preocupación por el bienestar del prójimo deberíamos alegrarnos, pero me parece que algunos políticos han encontrado en ello un filón para criticar la política sanitaria. No dudo de que puedan existir razones fundadas para esas criticas, porque probablemente falte sensibilización y buenos profesionales y medios para cuidar de la salud mental de la población. Sin embargo, en cuestiones de salud más vale prevenir que curar. Lo verdaderamente preocupante es que nuestra sociedad propicia las enfermedades mentales. Esa es la clave del asunto en la que se debe indagar para proteger la salud mental. Por ejemplo, estamos destrozando a niños y jóvenes al haberlos desprotegido frente al peligro de las nuevas tecnologías. Luego, cuando la adicción y la falta de sueño se convierten en patologías, se demandan profesionales de la salud mental para solucionar el problema. Pero, repito, lo importante es eliminar aquello que provoca la enfermedad siempre que sea posible.

Para abordar con radicalidad este problema el relativismo representa una dificultad muy seria. Un relativismo que, por contradictorio que parezca y sea, se presenta como una verdad incuestionable. Hoy se extiende sin límite en nuestra sociedad y puede generar un problema importante a los profesionales de la psicología y de la psiquiatría, ya que en su profesión deben tener presente qué es lo “normal” y qué se aleja de la normalidad hasta un punto que se convierte en “patológico”. El relativismo puede llegar a impedir -ya lo está haciendo- que se hable de "normalidad". Por eso me parece que cada vez será más habitual que estos profesionales renuncien a realizar un diagnóstico o, cuando menos, a comunicárselo abiertamente al paciente. En el caso de enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia puede que sea más sencillo distinguir lo normal de lo patológico, pero pensemos en todos estos niños y niñas que creen estar en el cuerpo equivocado. Para un psicólogo afirmar que esa creencia es patológica es una heroicidad, porque pueden ser acusados de tener fobia a los transexuales, por poner un ejemplo. 

martes, 10 de octubre de 2023

Si anhelas la paz, defiende el derecho y la justicia

El ataque terrorista de Hamas que ha desencadenado la guerra con Israel es un paso más en la escalada de la humanidad hacia un escenario de barbarie que no sabemos dónde acabará. La raíz de casi todos los males del mundo radica en la soberbia, en el desmedido amor por nosotros mismos y por lo nuestro, unido al desprecio por el punto de vista de los demás. Pienso en naciones o grupos humanos cuya prioridad no es tanto vivir en paz satisfaciendo sus necesidades como recibir un reconocimiento internacional, aunque vivan en la miseria. Es pueril el comportamiento de todas aquellas regiones que disfrutando de una generosa autonomía que protege su cultura y tradiciones no se conforman con ello y son capaces hasta de llegar a una guerra por la independencia. ¿Realmente les importa tanto conseguir ese reconocimiento internacional? Pues sí. Así me lo confesó un profesor independentista catalán al que conocí en cierta ocasión, y lo justificó diciendo que era algo sentimental, pero que esos sentimientos eran muy importantes. No, no lo son. La vanidad que conduce a la soberbia no debe ser satisfecha. El nacionalismo que no funda su reivindicación en auténticas injusticias es como un niño caprichoso cuya mala educación no augura nada bueno en el futuro.

Es verdad que muchos pueblos oprimidos creen que la solución a sus males pasa por constituirse en un Estado soberano que les ayude a consolidar su posición en el mundo, a defenderse de los enemigos y a satisfacer las necesidades de sus ciudadanos. En estas amenazas veía Carl Schmidt la raíz de la política. Quizá los judíos representen el ejemplo paradigmático. Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, creyeron necesario tener su propio Estado como forma de ocupar un lugar en el mundo y de defenderse del antisemitismo que les amenaza secularmente. Y es comprensible su planteamiento, y el de otros pueblos oprimidos o injustamente invadidos, como sucede con Ucrania. Es justa su lucha, porque se trata de defenderse de una agresión. Pero un mundo que se organice sobre la base de exaltar el "nosotros" difícilmente alcanzará una paz duradera. La dicotomía nosotros/ellos da lugar a la vanidad, al sentimiento de agravio que conduce al conflicto y a la guerra.

La raíz de la paz que anhela el mundo debe venir por el camino del derecho y de la justicia. Las relaciones humanas deben partir del reconocimiento y la protección de los bienes humanos en los que se fundamenta una convivencia justa, y del respeto a las normas provenientes del poder legítimo que sirven para ajustar debidamente los comportamientos. También las relaciones internacionales deben basarse en estos principios, pues de lo contrario nos movemos en el ámbito de la fuerza. La única forma de asentar la paz es protegiendo los derechos humanos y el respeto a la ley. Con todos sus defectos, es admirable observar el proceso de consolidación de la Unión Europea, que se define como una comunidad política de derecho. Los Estados europeos desean incorporarse a esta comunidad de derecho en la que, siendo importante la identidad de cada nación y sus intereses, se otorga especial importancia al respeto a los principios jurídicos en los que se basan las relaciones entre los Estados miembros. La Unión Europea progresará en la medida en que se afiance el respeto a los derechos fundamentales y se garantice el respeto a unas normas que sean el resultado de una preocupación solidaria por los intereses de todos los Estados.

La defensa del derecho y de la justicia debe ser la prioridad de todos los que deseamos la paz. Por eso me preocupa tanto que se admita la posibilidad de lesionar o restringir los derechos fundamentales como núcleo del bien común, y la falta de respeto a la ley como expresión máxima de la igualdad entre los ciudadanos. Y sí, voy a volver sobre lo mismo, cuando los intereses del poder son los que priman frente al derecho, no sólo estamos quebrando las bases del régimen constitucional, sino que dejamos que la dinámica de la fuerza marque la pauta de la convivencia con evidente riesgo de conflictos a los que el derecho sea incapaz de dar respuesta. Ver el derecho como una simple manifestación de la política, como tantas veces sucede, destruye los puentes que conducen a la convivencia. La norma, lejos de ajustar las conductas, se convierte en simple instrumento de opresión del poderoso. Si deseamos acabar con la guerra luchemos con inteligencia por el derecho y la justicia desterrando la soberbia y la vanidad. Para ello, como suele suceder, el mejor camino es empezar por lo más próximo, nuestra comunidad política, España. Así que no hay mejor manera de trabajar por la paz que impedir que Sánchez destroce nuestro Estado constitucional de Derecho consagrando la impunidad de los golpistas y la desigualdad, porque cuando triunfa el derecho triunfa la humanidad entera, como supo ver con singular clarividencia Sergio Cotta al destacar el universalismo del derecho frente al particularismo de la política.

lunes, 2 de octubre de 2023

Lo saben todo de todos

Las noticias de la última semana relacionadas con niños son muy preocupantes. Agresiones brutales, peleas grabadas con el móvil sin que nadie intervenga o violaciones grupales son sólo algunos ejemplos de lo que está sucediendo. Si observan a los niños y adolescentes que salen de un colegio o instituto se darán cuenta de que un porcentaje muy alto caminan mirando el móvil, que se ha convertido en una prolongación de su cuerpo. El análisis es innecesario: todos sabemos que la tecnología está arruinando la educación. Los perjuicios son inmensamente mayores que los posibles beneficios. Los niños están teniendo acceso a internet y allí encuentran sin dificultad unos modelos perniciosos que a muchos de ellos terminan por trastornarles. Lo del porno violento me tiene absolutamente desconcertado. Se ve que hay páginas con violaciones grupales que luego algunos ponen en práctica en la vida real, tal y como demuestra el aumento de los delitos sexuales. ¿Qué están haciendo los responsables políticos para combatir esta situación? He aquí el problema fundamental sobre el que debemos reflexionar.

Con relación a la protección de la mujer y a la lucha contra los comportamientos machistas la realidad muestra que las sanciones penales son insuficientes. El verdadero problema está en internet. ¿Por qué no se actúa eficazmente tanto en lo que allí se encuentra como en la capacidad para acceder a determinadas páginas? Imagino que porque hay gente que se está forrando con nuestros hijos y que van a hacer lo posible para frenar cualquier iniciativa que les impida seguir ganando dinero. ¿Cómo pueden impedirlo? Todos somos conscientes de la información que hemos proporcionado sobre nosotros mismos en aplicaciones que funcionan a través de internet: fotos, videos, conversaciones, etc. ¿Creen ustedes que todo eso que borraron no ha dejado rastro? Estoy convencido que hay quien tiene información para hundir a cualquier persona. Recuerden el vídeo de Cristina Cifuentes hurtando cremas, o la foto de Feijóo con Marcial Dorado, o conversaciones de Whatsapp de todo tipo. No hay nadie a salvo, absolutamente nadie. Esto es terrible por razones evidentes, pero es descorazonador cuando pensamos en los asuntos públicos. Cualquier persona que decida embarcarse en la política sabe que puede ser machacado directamente o a través de sus familiares. Así es imposible ser libre para exponer tus ideas y defenderlas argumentalmente. Ningún político va a ser capaz de enfrentarse a estos gigantes. La democracia irremisiblemente lleva camino de convertirse en un simulacro en manos de los que manejan los hilos, que a saber quiénes son. Al ciudadano que se da cuenta de esto solo le queda explorar caminos de resistencia inteligente.

martes, 5 de septiembre de 2023

Los votantes de Sánchez

El que desee saber por qué Sánchez puede ser investido Presidente del Gobierno lo tiene muy fácil. Nos parece incomprensible que alguien que ha mentido descaradamente y que humilla a la nación y está dispuesto a lo que sea necesario para seguir en el poder reciba siete millones de votos. En lugar de sorprendernos, indaguemos, investiguemos. Les aconsejo que consulten el mapa que informa de los resultados electorales en cada barrio. Si conocen las características socioeconómicas de los barrios de su pueblo o ciudad verán quiénes han votado al PSOE mayoritariamente. Por ejemplo, en Alicante el PSOE arrasa en el barrio Juan XXIII, Virgen del Remedio, Divina Pastora o Los Ángeles. En Elche, Carrús, Palmerales o San Antón son suyos. Quienes allí viven, entre otras cosas, son personas que disfrutan con la selección española en el bar y que no quieren saber nada de hablar otra lengua que no sea el español. Sin embargo, no parece importarles que Sánchez esté dispuesto a cargarse la nación para seguir en el poder. No, lo que verdaderamente les importa es recibir la prestación que piensan que tienen más segura con la izquierda que con el PP. Si se creen que lo de Cataluña va a salir gratis están muy equivocados. Pero nada de eso les importa.

miércoles, 5 de julio de 2023

Atención a la situación de Francia

Los acontecimientos que se están viviendo en Francia merecen ser estudiados con suma atención porque sus consecuencias pueden afectar a toda la Unión Europea. Con la cautela que exige opinar sobre una sociedad ajena, mi impresión es que en Francia se puede comprobar que el logro de una convivencia pacífica es un objetivo muy complicado si esta no se asienta en unos valores compartidos. No creo que se trate de un problema de marginación y justicia social cuando Francia es uno de los Estados con más ayudas sociales. Mi impresión es que el laicismo francés choca frontalmente con el modo de vivir de un elevado número de franceses de origen musulmán. Se trata de un choque cultural que se veía venir y que no ha hecho más que comenzar no sólo en Francia, sino en otros países europeos con un elevado número de inmigrantes musulmanes. Ante esta situación, es natural que se produzca una reacción de temor a la inmigración que eleve la intención de voto del Frente Nacional, que solo es frenado por el sistema electoral francés.

Se dice que el populismo ofrece soluciones fáciles a problemas complejos, es decir, simplifica la realidad para ofrecer aquello que la gente desea imperiosamente. Como hay un problema para integrar a los inmigrantes musulmanes, la solución simplista pasa por frenar de inmediato su llegada y, a partir de ahí, afrontar el problema. Pero, al margen de otras consideraciones, no solo Francia, sino otros países europeos necesitan la llegada de inmigrantes, singularmente Alemania, pero también nosotros. En España la situación es diferente porque los países hermanos de Hispanoamérica nos están nutriendo de nuevos españoles cuya integración es más sencilla que la de los musulmanes. Sólo en Cataluña la situación se empieza a asemejar a la de Francia. ¿Qué hacer ante una situación cuya solución no es posible a corto plazo? Urge un debate político en el que se puedan defender libremente todos los puntos de vista, algo que desgraciadamente hoy es muy complicado. Los mensajes de partidos populistas de derecha son inmediatamente estigmatizados como “discurso de odio” para sacar rédito electoral por parte de sus adversarios. Es un error. Hay que ser capaces de poner sobre la mesa todos los argumentos y discutir seriamente sobre la situación que se vive en los diferentes países de la Unión Europea.

Los hechos son incontestables: toda sociedad sana necesita una pirámide poblacional equilibrada. Si los ciudadanos optan mayoritariamente por proyectos de vida en los que se excluye tener hijos para vivir más cómodamente tenemos un problema muy serio, como ya estamos viendo. Algunos países pueden solventar la situación con la inmigración, como puede ser nuestro caso con Hispanoamérica, pero Francia se nutre de negros y musulmanes, por lo que el ascenso al poder de partidos que vean la solución en un repliegue sobre sí mismos puede comprometer el futuro de la Unión Europea. No hay que cerrar las puertas a la inmigración y a la solidaridad, pero sin que ello repercuta en el correcto funcionamiento de nuestras sociedades. Nuestro modo de vida debe cambiar: debemos recuperar valores que nunca debieron perderse. Toda sociedad que relegue la apertura generosa a la vida, al cuidado de los más débiles, a la generosidad y a la solidaridad no tiene futuro. Nada se puede construir sobre el egoísmo de una sociedad hedonista que quiere disfrutar el presente y que apechuguen los que vienen detrás hasta que todo se derrumbe. Por esta razón, hay que primar aquellas conductas que más contribuyan al bien común, sin que ello suponga discriminar a quienes se alejen de ese patrón. 

Los sucesos de Francia ponen de manifiesto que no se puede vivir de espaldas a la realidad como sucede, por ejemplo, en la Universidad. En muchas áreas de conocimiento los principales investigadores envejecen sin que haya ninguna estrategia orientada a formar a nuevos talentos que tomen el testigo. En su día se engrosaron las plantillas y ahora llegan jubilaciones masivas que amenazan los avances científicos. En cada Universidad la situación es distinta, y lo mismo sucede en cada área de conocimiento. Catedráticos y titulares envejecen sin que haya ningún joven dispuesto a dedicarse a la larga y difícil carrera docente e investigadora, por lo que al final impera la idea de “el último, que cierre la puerta”. A gran escala, puede decirse que lo mismo sucede en muchas sociedades. La lucha por el poder que se vive en los sistemas democráticos ha propiciado que primen las políticas cortoplacistas en las que se mueven a gusto los demagogos. Si no se es capaz de diseñar estrategias a largo plazo sostenidas en valores sanos, la decadencia será irreversible y las próximas generaciones pueden llegar a ver situaciones que algunos pudieron creer que estaban definitivamente superadas. Desgraciadamente, no es así.

martes, 25 de abril de 2023

¿Qué se pretende con la nueva ley de vivienda?

Todos los expertos en el mercado inmobiliario están advirtiendo de los nefastos efectos que tendrá la nueva ley de vivienda para propietarios, pero también para inquilinos a medio y largo plazo, especialmente aquellos con menor poder adquisitivo. La inseguridad jurídica que rodea la adquisición de una propiedad puede paralizar la inversión en vivienda y, por tanto, comprometer al sector de la construcción y de las reformas. Parece que se juzgue moralmente a los propietarios y se les considere aves de rapiña, mientras que los inquilinos serían siempre unos honrados trabajadores que sólo quieren una vivienda digna por la que pagan cantidades desorbitadas. El trazo grueso nunca sirve y menos en este terreno. El derecho a la propiedad privada y la economía de mercado debe respetarse escrupulosamente en la regulación del mercado de la vivienda. La regulación es necesaria, en efecto, y debe orientarse a evitar abusos y a lograr que el funcionamiento del mercado sea lo más eficiente para satisfacer el derecho a la vivienda -que es un principio rector de la política económica y no un derecho "stricto sensu", pese a su denominación- a precios asequibles.

Declarar zonas tensionadas, limitar los precios y dificultar los desahucios, como los expertos advierten, hará que muchos propietarios no encuentren aliciente en mantener su propiedad o prefieran no contratar un alquiler de larga temporada y dejar su vivienda cerrada asumiendo el coste. En las zonas turísticas muchos propietarios van a pensar que les puede compensar un alquiler vacacional o turístico en lugar de uno de larga temporada, máxime si se declaran como zonas tensionadas. En esas zonas tensionadas la oferta puede verse dramáticamente limitada y, por tanto, aunque el precio esté limitado, no habrá vivienda disponible si el Estado no la construye. Si una zona tensionada tiene interés turístico y, finalmente, las comunidades autónomas también limitan el alquiler turístico, la única salida para el propietario será el vacacional o la venta. Pero, claro, los inmuebles en estas condiciones cada vez pueden ser menos atractivos como inversión, luego el precio de la vivienda podría caer. ¿Es esto lo que se pretende? ¿Se pretende hundir el mercado del alquiler para que caiga el precio de la vivienda y todos los españoles se conviertan en propietarios de una única vivienda? Quizá, porque no veo otra explicación posible a tan descomunal disparate. Sin embargo, ¿imaginamos a los bancos dar hipotecas a personas que no ofrezcan suficientes garantías? No lo creo. Además, si se hunde el precio de la vivienda se hundirá también el sector de la construcción y, si no se construye, es muy difícil que baje el precio de la vivienda, porque las viviendas se deterioran y cada vez habrá menos oferta. Y todo ello al margen de las consecuencias que tendría para la economía y, por tanto, para el empleo y para los ingresos públicos.

La política más sensata para hacer posible el derecho a una vivienda digna para todos aquellos que carecen de recursos para comprar y se ven obligados a alquilar consiste en favorecer la oferta y una libre competencia que ayude a bajar los precios. Resulta imprescindible la seguridad jurídica para el propietario: el respeto a lo pactado y la protección frente a daños en su vivienda y ocupaciones. Sólo con esa medida muchos propietarios se animarían a alquilar. A partir de ahí hay que decidir varias cosas. Hay ciudades y barrios muy atractivos en los que mucha gente quiere vivir y otras personas visitar. Todo no es posible y corresponde a los poderes públicos realizar una regulación inteligente. Puede optarse por dejar que nuestras ciudades más atractivas se conviertan en parques temáticos urbanos que proporcionen ingresos no poniendo ninguna traba a los alquileres turísticos e impidiendo de facto que los vecinos vivan allí, o tratar de lograr un equilibrio limitando las licencias. Por otra parte, el precio de la vivienda y del alquiler no es igual en todas las ciudades. Hay que estar dispuesto a desplazarse para buscar vivienda en otras ciudades y barrios. Así funciona la economía de mercado. Uno no puede tenerlo todo. De ahí que los políticos de la España vaciada deberían ver en el desorbitado precio de la vivienda y del alquiler una oportunidad para hacer atractivas sus ciudades y pueblos. Deberían trasladar el mensaje de que sus regiones ofrecen la oportunidad de empezar una nueva vida. Y, finalmente, el Estado debe construir viviendas de protección oficial para colectivos vulnerables. La extrema izquierda quizá piense que es más sencillo perseguir a los propietarios. Creo que, aparte de una injusticia y un error, esta medida no va a tener los efectos que suponen en el electorado. Mucho me temo que se les vuelva en contra. Veremos si estas elecciones municipales y autonómicas ya le muestran a la extrema izquierda el camino de salida, pero venderán muy cara su derrota. Da miedo pensar en todo lo que van a hacer hasta final de año para seguir en el poder. 

martes, 22 de noviembre de 2022

El necesario equilibrio entre ciudadanos, viajeros y turistas

Este último fin de semana, paseando por Valencia, observé que en el centro hay cada vez más negocios orientados a los numerosos turistas que visitan la ciudad. Incluso diría que en algunas zonas la inmensa mayoría de las personas con las que te cruzas son turistas. El bullicio y la variedad de gentes y de comercios es atractivo, pero no sé hasta qué punto la ciudad puede estar perdiendo su personalidad, porque una ciudad no es un conjunto de edificios, calles o paisajes, sino el núcleo de convivencia que se desarrolla en torno a ellos. En las ciudades turísticas los turistas coinciden durante unos días en ese lugar. Pero esa coincidencia espacio-temporal no es convivencia, sino simple cohabitación. 

Conviene no confundir al viajero con el turista. El viajero (de pueblos y ciudades, no de naturaleza) viaja a otros lugares para conocer y comprender la manera de vivir que tienen otras gentes. Programas de televisión como "Callejeros viajeros" del canal Bemad reflejan claramente el espíritu del viajero. El viajero puede darse cuenta de que, aunque los edificios estén en perfecto estado, la ciudad que se proponía visitar se encuentra en “ruinas”. Lo más probable es que la curiosidad le anime a indagar dónde -si todavía existe- se halla ahora esa forma de vida expulsada por la presión turística. En cambio, el turista encuentra en el viaje una forma de entretenimiento mucho más superficial: se conforma con pasarlo bien paseando y fotografiándose en los lugares considerados imprescindibles. No tiene especial interés en conocer a fondo la ciudad que visita y, por tanto, si la ciudad ya no existe ni siquiera lo percibirá. Le basta con tomar contacto con esos lugares que sirven de reclamo turístico. 

Preservar el despliegue de la vida ciudadana frente a la presión turística es el reto más complicado para los alcaldes de las ciudades turísticas. Debido a su alta rentabilidad, muchos propietarios prefieren destinar sus viviendas a alquileres turísticos que optar por alquilarlas por larga temporada a vecinos del municipio. Los negocios que se abren y los precios también están muy influidos por la capacidad de compra del turista, por lo que la vida en el centro de las ciudades se complica para los vecinos hasta tal punto que terminan mudándose a la periferia o directamente a otros municipios. Diría que el turismo de masas plantea problemas tanto para los genuinos viajeros como para los gobernantes de las ciudades. El viajero debe preguntarse si se conforma con ser un turista que visita ruinas camufladas bajo el esplendor de vida itinerante o, por el contrario, rechaza esa propuesta y va en busca de auténticas ciudades. Por lo que respecta a los gobernantes, estos deben entender que el turismo es una fuente de riqueza muy importante, pero que el turismo de calidad pasa por atraer a viajeros, no solo a turistas. El primer objetivo de un alcalde, como apuntaba, debe ser preservar la vida ciudadana. Si lo logra, esa convivencia real atraerá a un turismo de viajeros y también de turistas. Todos pueden tener cabida, pero se trata de un difícil equilibrio que no todas las ciudades están sabiendo mantener. 

martes, 13 de septiembre de 2022

Alcaraz no mordió el trofeo

Carlos Alcaraz tiene un enorme margen de mejora. En mi opinión, jugó regular la final, pero tiene tanto talento que se puede permitir jugar así y ganar. Se precipitó en numerosas ocasiones, abusó de la dejada, y estuvo a punto de perder un tercer set que, si se lo lleva Ruud, hubiera cambiado el partido por completo. De hecho, el noruego tuvo dos bolas de set que Alcaraz salvó con brillantez en la red. Luego a Ruud le temblaron las piernas en el tie break y perdió el set. Alcaraz se entonó en el cuarto y acertó con el servicio  ganando puntos con la rapidez que deseaba desde el principio. Si Ferrero logra que tenga paciencia trabajando el punto y cometiendo menos errores no forzados estamos ante un campeón para la historia.

Algunas declaraciones de Alcaraz dejan entrever una saludable humildad que le puede llevar muy lejos, pero es divertido comprobar que todavía es un chaval. No sé por qué le ha dado por imitar la forma de aplaudir de Nadal: en lugar de aplaudir con los dedos golpeando la palma de la mano, choca las palmas como si se dedicara al flamenco, igual que Rafa. También le ha copiado el sprint del inicio de partido. Gracias a Dios no le imita con el gesto del pantalón, las botellitas y los múltiples tics del mallorquín. Llegó el momento de la entrega de trofeos y temía que lo mordisqueara, pero afortunadamente no lo hizo. Sé tú mismo, Carlos, y ¡enhorabuena, campeón!

martes, 11 de enero de 2022

El inquietante Metaverso

Como afirma Julián Marías, la realidad es todo cuanto hay. Esta frase deja patente que la realidad incluye cosas que pueden no existir en el mundo físico. Por tanto, no es correcto contraponer lo real a lo virtual: lo virtual es también real, aunque esa realidad virtual sea distinta al mundo físico que encontramos cuando nacemos.

El ser humano ha ido transformando el mundo físico desde que habita la Tierra. El contraste es extremo cuando contemplamos los paisajes de cemento de las grandes urbes y la vida rural en contacto con la naturaleza. La realidad virtual que se aproxima con la llegada del Metaverso supone un nuevo paso en este alejamiento del mundo que nos ha sido “dado”. En el futuro próximo podremos relacionarnos en espacios virtuales que imiten las leyes de la física y, ayudados por la tecnología, será posible visualizar e incluso interactuar corporalmente con otros, aunque no sea una corporeidad física. En estos mundos será posible conservar nuestra personalidad, si bien puede que por razones lúdicas representemos un papel. Pero todo es real, no lo olvidemos, una realidad virtual que conforman los creadores del Metaverso de acuerdo a sus propósitos.

El Metaverso puede facilitar las relaciones entre personas alejadas físicamente y ese será un argumento para presentarlo como una tecnología útil que brinda oportunidades. Pero sus posibilidades van mucho más allá y resultan inquietantes. Nada parece impedir que en el Metaverso se desarrolle vida "alternativa" -algo parecido a Second Life, pero mucho más sofisticado y, sobre todo, más parecido al mundo físico- en la que las personas puedan disfrutar de una segunda oportunidad para lograr un triunfo que no logran en lo que hoy se nos presenta como la "vida real". De hecho, han aparecido noticias sobre la compra de terrenos virtuales en el Metaverso, lo cual nos da una idea de hasta qué punto podemos hallar cobijo en ese nuevo mundo. Refugiarse allí será una posibilidad tentadora en la medida en que cada cual encuentre en ese lugar una vía para satisfacer sus caprichos. El ser humano podrá alejarse todavía más de todo lo que le ha sido "dado" y configurar la realidad tal como desea. ¿Y por lo general qué desea el ser humano? Todo lo que nos proporciona sensaciones agradables. El Metaverso puede sublimar el deseo al ser capaz de satisfacerlo directamente y a su vez de eliminar lo que nos produce aversión. Nada más tentador. Sin embargo, fácilmente se comprende el engaño: el deseo satisfecho no sacia, sino que provoca más deseo. Ese el el problema, la raíz del sufrimiento de la que advirtió el Buda. Siempre habrá un deseo insatisfecho, porque el deseo genera adicción a desear. Por tanto, la felicidad que muchos pueden verse tentados a buscar allí no es una felicidad auténtica. Con toda seguridad, antes o después, defraudará. 

El ser humano, cada vez más caprichoso y solipsista, está a punto de embarcarse en la construcción de realidades a la medida de sus deseos y esto puede tener unas consecuencias muy graves en la ya deteriorada salud mental. La reacción no tardará en producirse y, si no me equivoco, será bastante radical: un regreso a lo "dado", a las esencias del mundo físico. Algunos ya se dan cuenta de que no hay felicidad en las nuevas tecnologías y apuestan por regresar a formas de vida en contacto directo con la naturaleza que hoy se presentan como "alternativas". Esta tendencia se acentuará y quizá asistamos a nuevas oportunidades para lo que hoy se denomina la "España vaciada".