miércoles, 31 de enero de 2007

Ibarretxe, el carcelero de la libertad

Los representantes del Foro de Ermua han sido vituperados por los palmeros de Ibarretxe al grito de “fuera, fascistas, provocadores”. Todavía recuerdo aquellos días del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, hasta la fecha el último coletazo de dignidad del que ha dado muestra el pueblo español. Se fue a por los terroristas que palidecían de miedo en sus madrigueras ante la furia de una mayoría harta de aguantar su tiranía. ¡Qué poco duró aquello! ¡Qué vileza la del nacionalismo vasco al romper esa unidad yéndose a Lizarra para darle oxígeno a ETA! El Foro de Ermua ha tratado desde entonces de mantener ese espíritu combativo frente al terrorismo, pero no ha recibido más que desplantes del gobierno vasco. Repugna comprobar diariamente que la gente honrada y heroica del País Vasco no sólo no puede vivir en libertad, sino que además tienen que soportar ser llamados fascistas. Todo porque Ibarretxe no quiere comprender que dialogar con veste de normalidad con una banda terrorista es muy distinto a hacerlo con un partido político que respeta las reglas de la democracia. El espíritu de Ermua se basó en la firmeza frente al chantaje terrorista, sin diálogo huero y con un mensaje claro y rotundo: “¡Vamos a acabar con ellos y a reconquistar la libertad!”. Ibarretxe y el nacionalismo vasco no serán los asesinos, pero son los carceleros de quienes viven en esa prisión que hoy es el País Vasco.

martes, 30 de enero de 2007

¿Y si se suspende la autonomía del País Vasco?

¿Es normal que los concejales del PP y PSE vivan a la sombra de los escoltas? ¿Es normal que los empresarios sean víctima de la extorsión? ¿Es normal que los partidos constitucionalistas no puedan expresar libremente sus ideas? ¿Es normal que un vasco pueda manifestar públicamente sin riesgo que se siente únicamente vasco y no suceda así si se trata de sentirse español? ¿Es normal que los símbolos nacionales de España sufran ultrajes constantes? ¿Es normal que la historia de España se omita o se tergiverse torticeramente? En definitiva, ¿realmente la situación que se vive en el País Vasco es de normalidad? Evidentemente, no. Después de 30 años de gobierno autonómico, no cabe duda de que el PNV es responsable de haberla fomentado o, al menos, de no haber hecho todo lo posible por evitarla. No se le puede responsabilizar de connivencia con el terrorismo -aunque sobre esto habría mucho que decir-, pero sí de menoscabar por acción u omisión el interés general de España al manipular la historia y ultrajar los símbolos nacionales. Por estas razones, el gobierno de la nación, que debería volcarse en la defensa de España, haría bien en aplicar de una vez el art. 155 de la Constitución. Creo que ya es hora de que el nacionalismo vasco comprenda que la nación española no va a tolerar más ultrajes. Sólo cuando la situación en el País Vasco se normalice podría volver a pensarse en conceder la autonomía nuevamente. Durante la Transición se cometió un gravísimo error, aunque comprensible: con terrorismo no debía haberse autorizado la autonomía del País Vasco. Se pensó erróneamente que la autonomía contribuiría a acabar con el terrorismo. Se ha visto que no ha sido así. Se ha constatado la deslealtad del nacionalismo vasco y hora es ya de dejar claro que dicha deslealtad tiene un precio. Ahora bien, todo esto con un presidente indigno en la Moncloa es ciencia ficción.

lunes, 29 de enero de 2007

Idealizar un pasado trágico

Hace pocos días se presentó oficialmente la “Coalició pel País Valencià”. La bandera cuatribarrada y la de la II República presidieron el acto. Desde la llegada de ZP al poder se multiplican las referencias a una de las épocas más convulsas y negativas de nuestra historia. Esperemos que entre los ciudadanos reine la cordura que no parece presidir la acción de muchos políticos. Parece mentira que algunos se esfuercen por echar a perder el legado que representa la modélica Transición política que protagonizó España tras la muerte de Franco, objeto de admiración y estudio en muchos países europeos e hispanoamericanos.