martes, 30 de enero de 2007

¿Y si se suspende la autonomía del País Vasco?

¿Es normal que los concejales del PP y PSE vivan a la sombra de los escoltas? ¿Es normal que los empresarios sean víctima de la extorsión? ¿Es normal que los partidos constitucionalistas no puedan expresar libremente sus ideas? ¿Es normal que un vasco pueda manifestar públicamente sin riesgo que se siente únicamente vasco y no suceda así si se trata de sentirse español? ¿Es normal que los símbolos nacionales de España sufran ultrajes constantes? ¿Es normal que la historia de España se omita o se tergiverse torticeramente? En definitiva, ¿realmente la situación que se vive en el País Vasco es de normalidad? Evidentemente, no. Después de 30 años de gobierno autonómico, no cabe duda de que el PNV es responsable de haberla fomentado o, al menos, de no haber hecho todo lo posible por evitarla. No se le puede responsabilizar de connivencia con el terrorismo -aunque sobre esto habría mucho que decir-, pero sí de menoscabar por acción u omisión el interés general de España al manipular la historia y ultrajar los símbolos nacionales. Por estas razones, el gobierno de la nación, que debería volcarse en la defensa de España, haría bien en aplicar de una vez el art. 155 de la Constitución. Creo que ya es hora de que el nacionalismo vasco comprenda que la nación española no va a tolerar más ultrajes. Sólo cuando la situación en el País Vasco se normalice podría volver a pensarse en conceder la autonomía nuevamente. Durante la Transición se cometió un gravísimo error, aunque comprensible: con terrorismo no debía haberse autorizado la autonomía del País Vasco. Se pensó erróneamente que la autonomía contribuiría a acabar con el terrorismo. Se ha visto que no ha sido así. Se ha constatado la deslealtad del nacionalismo vasco y hora es ya de dejar claro que dicha deslealtad tiene un precio. Ahora bien, todo esto con un presidente indigno en la Moncloa es ciencia ficción.

No hay comentarios: