Escuché este nuevo disco de Sergio Dalma mientras regresaba en coche desde Valencia y quedé impresionado. Magníficas canciones para un gran cantante.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
jueves, 12 de diciembre de 2013
Las preguntas de la consulta catalana
Todo el mundo puede entender qué
implica ser un Estado independiente, pero nadie puede tener claro qué
consecuencias tendría para Cataluña y para el resto de España esa condición de
Estado “no independiente” que permite la pregunta que se pretende formular.
¿Qué sería Cataluña en ese caso?, ¿un Estado federado dentro de una España
federal?, ¿un Estado libre asociado?, porque Estado, lo que se dice Estado, suele
identificarse con una organización que se atribuye el monopolio de la violencia
legítima en su territorio, un monopolio que por consiguiente presupone la
independencia.
Dice Mas que es una pregunta
clara (más bien querrá decir que claro que es una pregunta), y que ha sido consensuada.
En ese consenso está la clave para entender el bodrio. CiU ha insistido de
manera recurrente en que Cataluña necesita “estructuras de Estado”. Su anhelo
es una soberanía compartida entre Cataluña y el resto de España, y un estatus de
Estado libre asociado. En definitiva, lo previsto en el plan Ibarretxe, es
decir una independencia libre de las cargas que comporta la independencia. Así
se explica la primera pregunta, que es fiel reflejo del independentismo sin
independencia que caracteriza a CiU. Y luego viene la pregunta -esta vez muy clara- de ERC “¿quiere
usted que ese Estado sea independiente?”, que queda parcialmente desvirtuada al no saber qué
comporta el Estado “no independiente”. Se han superado a sí mismos. Semejante
ejercicio de ilusionismo dejará perpleja a la comunidad internacional, sobre
todo a países como Canadá, que para este tipo de consultas exige claridad, pero
de la de verdad, y no preguntas de la señorita pepis. Si tanto costaba preguntar directamente “¿Desea que Cataluña sea un
Estado independiente?” es porque realmente CiU sabe cuáles son las
consecuencias de la independencia y no desea afrontarlas.
Imagino lo que vendrá a partir de
ahora. Recurso al TC y prohibición de la consulta, que con grandes protestas acatará la Generalitat para acto seguido convocar unas elecciones que supondrán la
investidura de un presidente de la Generalitat de ERC que realizará una
declaración unilateral de independencia apoyada en una resolución del parlament
de Catalunya. A partir de ahí se puede especular. Un colega me
decía mientras almorzábamos que no se utilizará la violencia y Cataluña se
independizará, que además es lo que él considera más adecuado, pues es una
cuestión que a su juicio no merece una sola gota de sangre. Yo creo que la
respuesta del Gobierno puede estar condicionada por el resultado de esas
elecciones, pero lo más probable es que no tenga más remedio que suspender la
autonomía y utilizar las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, o incluso
el ejército para hacer cumplir la Constitución.
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Actualidad política
miércoles, 11 de diciembre de 2013
A propósito de la excarcelación de Ricart
Miguel Ricart, uno
de los asesinos de las niñas de Alcacer, fue condenado por unos crímenes
cometidos hace veintiún años cuyo recuerdo todavía nos estremece. Parecía
destinado a permanecer en prisión treinta años, pero la sentencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, que ha considerado que la aplicación retroactiva
de la “doctrina Parot” efectuada por el Tribunal Supremo viola el art. 7 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos, ha supuesto su excarcelación. No estamos
ante un caso como el de Bolinaga, cuyo cáncer terminal se esgrimió
para dejarlo en libertad y sigue vivito y coleando más de un año después.
Ricart ha cumplido su condena conforme a derecho. Pero es verdad, los ciudadanos somos muy libres de
seguir pensando que, aunque haya cumplido su condena, Ricart sigue siendo un
asesino. Podemos, si así lo deseamos, negarle la entrada en nuestro bar,
cerrarle la puerta del taxi, decirle que nuestro hotel no tiene habitaciones
para él, no darle empleo, mirarle con odio si lo reconocemos, y mil perrerías
más para que abandone España y, si fuera posible, este mundo. Nada nos impide
estigmatizarlo de por vida haciéndole sentir nuestro rechazo para prolongar su
castigo. Por su parte, los familiares de las niñas pueden negarse a perdonarle.
El derecho no puede impedir el odio (salvo supuestos extremos contemplados como
delito en el Código Penal), el desprecio y, por tanto, ninguno de los
comportamientos citados. ¿Pero es justo tratar así a Ricart, aunque haya
cometido terribles crímenes?
Cuando el
delincuente cumple la pena establecida por la sociedad no se hace acreedor a
ningún tipo de perdón. Ese cumplimiento por sí mismo no lo hace merecedor de ninguna consideración
especial, ni le protege, como antes decía, del odio y del desprecio. Podría
pensarse que se limita a saldar la deuda que tenía contraída con la sociedad en la
medida establecida por la propia sociedad, pero ni siquiera se puede
trazar una analogía completa entre el cumplimiento de una pena de cárcel por
crímenes brutales y el pago de una deuda, pues una deuda puede tener su origen
en acciones lícitas, que dejen fuera de lugar cualquier valoración moral del
deudor; e incluso si la deuda tuviera su origen en un comportamiento ilícito,
en muchos casos tampoco estaría justificada esa indagación moral (como, por
ejemplo, la deuda generada por una multa de tráfico). En la mayoría de casos,
cuando el deudor salda una deuda está justificado que se le deje tranquilo.
Esto es precisamente lo que parece que no puede admitirse en el caso de
crímenes brutales como el de las niñas de Alcacer. ¿Cómo ignorar que un
“monstruo” anda suelto? ¿No es absurdo pretender que la gente cierre los ojos
ante algo así? A Ricart debería bastarle con estar libre, que no nos pida más.
Esa sería la principal prueba de respeto, su libertad. ¿Qué opinan? El asunto es delicado. Les daré mi opinión.
De entrada me parece dudoso que la persecución y la información constante sobre la localización de Ricart no viole algún derecho fundamental. Dejando esto al margen, considero un espectáculo bochornoso ver a un periodista mendigarle unas declaraciones, o dar cuenta de todos sus movimientos hasta el detalle de referir si ha pasado la noche en las vías del tren de cierta localidad. Desde luego si Ricart tuviera un cierto afán por reinsertarse y enmendar los errores que cometió en su juventud se dará cuenta de que eso va a ser imposible. Sí, podemos odiar y despreciar a Ricart y a cualquier criminal, por mucho que haya cumplido su condena, pero al hacer eso nos convertimos en una sociedad incapaz de darle la posibilidad de redimirse. Y una sociedad así no me gusta nada. Se puede considerar que ciertos delincuentes no admiten reinserción y está justificado que la sociedad se proteja de ellos. Ahora bien, más allá de estos casos soy contrario a la cadena perpetua. Penas severas para delitos graves sí, pero debe permanecer abierta la posibilidad de reinserción. Por tanto, fijemos la "deuda" que genera el delito, pero luego respetémosla no ofreciendo espectáculos de persecución y acoso a quien ha cumplido su condena. Por otra parte, pienso que no se gana nada despreciando u odiando, pero allá cada cual con su conciencia. Alguno me objetará que quizá no diría lo mismo si Ricart se instalara en mi barrio, y mucho menos si mi hija hubiera sido una de sus víctimas. Es verdad, no me haría gracia tener a Ricart de vecino, pero ni organizaría una estrategia para hacerle la vida imposible con el fin de que hiciera las maletas, ni participaría en algo así. Antes me iría yo. Y en cuanto a que no diría lo mismo siendo víctima, con las reservas que implica tener que imaginar una situación tan dura, con sinceridad creo que si el asesino de mi hija viniera a mí, se mostrara sinceramente arrepentido y me pidiera perdón, le perdonaría. Nada más autodestructivo que vivir con odio.
De entrada me parece dudoso que la persecución y la información constante sobre la localización de Ricart no viole algún derecho fundamental. Dejando esto al margen, considero un espectáculo bochornoso ver a un periodista mendigarle unas declaraciones, o dar cuenta de todos sus movimientos hasta el detalle de referir si ha pasado la noche en las vías del tren de cierta localidad. Desde luego si Ricart tuviera un cierto afán por reinsertarse y enmendar los errores que cometió en su juventud se dará cuenta de que eso va a ser imposible. Sí, podemos odiar y despreciar a Ricart y a cualquier criminal, por mucho que haya cumplido su condena, pero al hacer eso nos convertimos en una sociedad incapaz de darle la posibilidad de redimirse. Y una sociedad así no me gusta nada. Se puede considerar que ciertos delincuentes no admiten reinserción y está justificado que la sociedad se proteja de ellos. Ahora bien, más allá de estos casos soy contrario a la cadena perpetua. Penas severas para delitos graves sí, pero debe permanecer abierta la posibilidad de reinserción. Por tanto, fijemos la "deuda" que genera el delito, pero luego respetémosla no ofreciendo espectáculos de persecución y acoso a quien ha cumplido su condena. Por otra parte, pienso que no se gana nada despreciando u odiando, pero allá cada cual con su conciencia. Alguno me objetará que quizá no diría lo mismo si Ricart se instalara en mi barrio, y mucho menos si mi hija hubiera sido una de sus víctimas. Es verdad, no me haría gracia tener a Ricart de vecino, pero ni organizaría una estrategia para hacerle la vida imposible con el fin de que hiciera las maletas, ni participaría en algo así. Antes me iría yo. Y en cuanto a que no diría lo mismo siendo víctima, con las reservas que implica tener que imaginar una situación tan dura, con sinceridad creo que si el asesino de mi hija viniera a mí, se mostrara sinceramente arrepentido y me pidiera perdón, le perdonaría. Nada más autodestructivo que vivir con odio.
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Sociedad
miércoles, 4 de diciembre de 2013
"Cuaderno de un esquizofrénico"
En la película "Atrápame", el padre del protagonista, al recibir un premio, toma la palabra y pronuncia un breve discurso: "Dos ratoncitos cayeron en un cubo de nata; el primer ratón enseguida se rindió y se ahogó, el segundo ratón decidió pelear, y se esforzó tanto que finalmente transformó la nata en mantequilla y consiguió escapar". No sé si alguno de los seguidores de este blog habrá tenido curiosidad por bucear en "Cuaderno de un esquizofrénico", el blog de mi amigo Óscar referenciado en este blog. Si es así, año tras año, día tras día, habrán podido seguir su lucha, los momentos difíciles, incluso al borde de la tragedia, y los días en que tímidamente salía el sol. Hoy recuerdo los tiempos en que le animaba a escribir un blog, y me siento feliz al ver que la trayectoria que en él se refleja se asemeja a la de ese ratón que de tanto pelear acabó transformando la nata en mantequilla.
(Felicidades en tu 44 cumpleaños)
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