martes, 21 de junio de 2022

Esteban González Pons es la mejor opción para derrotar a Ximo Puig

El PP gobierna actualmente en Madrid, Andalucía, Murcia, Galicia y Castilla y León. La población de estas comunidades asciende a un total de 21,6 millones. El penúltimo reto de Feijóo antes de las elecciones generales será recuperar la Comunidad Valenciana y sumar cinco millones de españoles más, un poder autonómico al que sólo se pudo aproximar el PSOE cuando gobernaba Madrid, Andalucía y Valencia con Leguina, Chaves y Lerma. El PP debe centrar sus esfuerzos en recuperar la Comunidad Valenciana e impulsar el desarrollo de nuestra región, cuya influencia en la política nacional es muy pequeña, entre otras razones, por el bajo nivel de los políticos valencianos. 

La llegada a la Generalitat de socialistas, podemitas y nacionalistas no ha supuesto grandes avances para la Comunidad Valenciana. El sistema de financiación autonómica sigue perjudicando gravemente a los valencianos con relación a los españoles de otras comunidades autónomas, e infraestructuras imprescindibles siguen sin ejecutarse e incluso sin planearse. Por ejemplo, no es de recibo la conexión ferroviaria entre las principales ciudades valencianas. El tren de cercanías que une Alicante, Elche, Orihuela y Murcia (más de un millón de habitantes) es un vergonzoso tren de gasoil que tarda cerca de dos horas entre Alicante y Murcia. Inaceptable e impensable en Madrid, País Vasco o Cataluña. El Euromed entre Alicante, Valencia y Castellón sigue como en 1997, y las obras en el corredor mediterráneo se demoran incomprensiblemente. Por si fuera poco, el pacto del botánico ha sido incapaz de mantener indemne el trasvase Tajo-Segura y se ha olvidado de cualquier reivindicación del Plan Hidrológico Nacional (elaborado por el PP y derogado por Zapatero ante la presión de ERC) que preveía un trasvase del Ebro totalmente razonable que hubiera representado una enorme riqueza para Valencia, Murcia y la provincia de Almería. El Gobierno de Puig puede esgrimir que ha sabido gestionar ayudas a la dependencia y otras políticas sociales, pero ese bagaje es claramente insuficiente. Todo lo que la Comunidad Valenciana ha logrado en las últimas tres décadas se debe a gobiernos del PP, incluyendo también infraestructuras sanitarias y educativas, que parece que solo avanzan con gobiernos de izquierdas. 

Es imprescindible un cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana, pero para ello el PP debe encontrar un candidato con el suficiente tirón. Me han hablado bien de Carlos Mazón, pero apenas tiene repercusión mediática y no parece el candidato que necesitaría el PP para arrasar en la Comunidad Valenciana igual que lo acaba de hacer en Andalucía. En ese papel sólo veo a Esteban González Pons, que además es persona de la máxima confianza de Feijóo. Es buen comunicador, conoce bien la gestión autonómica, no se le conocen escándalos de corrupción, y tiene un perfil moderado y dialogante. Con todo el respeto hacia Mazón, creo que sería un excelente candidato para que el PP ganara las elecciones incluso sin necesidad de depender de Vox. Ojalá fuera así y la Comunidad Valenciana pudiera estar políticamente a la altura de grandes empresarios valencianos como Juan y Fernando Roig, los hermanos Lladró, Boluda y tantos otros. 

lunes, 20 de junio de 2022

Andalucía deja al PSOE de Sánchez al borde del K.O.

El resultado de las elecciones andaluzas supone un cambio trascendental no sólo en Andalucía, sino en el conjunto de España. Es evidente el rechazo de los andaluces a los valores y a las políticas de la izquierda, y el respaldo a un gobierno moderado que ha atraído incluso a votantes socialistas, quizá por convencimiento y/o tal vez para frenar a Vox. Solo así se puede explicar el ascenso del PP, que absorbe a Ciudadanos y suma once escaños más. En Andalucía hay si cabe mayor hartazgo que en el resto de España con al acoso que representa la ideología de género y el ataque a los valores tradicionales. Sin embargo, el votante andaluz no ha considerado necesario recurrir a Vox, lo cual es una gran noticia no sólo para Moreno Bonilla, sino para Feijóo.

Lo sucedido ayer afecta al conjunto de España, porque cualquier dirigente territorial del PSOE puede darse cuenta del coste que tiene mantener a Sánchez en la Moncloa con podemitas e independentistas. García Page ya dijo con toda claridad hace pocas semanas que el PSOE se había entregado a Sánchez y con ello dejaba entrever que eso tendría un coste electoral en su comunidad y también en otras. Por lo que respecta a la Comunidad Valenciana, el bochorno de ver a Mónica Oltra saltando mientras se aferra al cargo le puede suponer a Puig perder la Generalitat, por no mencionar los turbios asuntos de su hermano. El PSOE puede en poco tiempo dejar de gobernar en varias autonomías y con ese horizonte es de prever que en el partido vuelva a plantearse lo que en su día vio el Comité Federal: Sánchez es malo para el PSOE porque sólo le interesa seguir en el poder. Es difícil que no se empiecen a escuchar voces críticas ante las derrotas electorales que se avecinan.

Por su parte, Feijóo está demostrando que lo único que necesitaba el PP era recordar sus valores esenciales: defensa de la nación española articulada en comunidades autónomas, respeto a los derechos fundamentales sin imponer una agenda ideológica, y una gestión basada en la iniciativa individual evitando asfixiar a los ciudadanos con impuestos. Si esto lo defiende un líder y no un niñato como Casado, el éxito está garantizado, siempre que no haya escándalos de corrupción. Casado impidió a Díaz Ayuso festejar en solitario su victoria, mientras que ayer Feijóo permaneció en Madrid y dejó que Moreno Bonilla disfrutara tranquilamente de su victoria, como era justo. ¡Qué diferencia! El resultado no ha podido ser mejor para España.