El análisis del segundo debate entre Rajoy y Zapatero debe comenzar destacando el bochornoso papel de Olga Viza, que confundió su papel de moderadora con el de simple convidada de piedra. Ahí estaba ella, incapaz de parar los golpes antirreglamentarios, el juego sucio zapateril, que interrumpía sistemáticamente las intervenciones de Rajoy. Yo no sé si la opinión pública valora el juego limpio, pero anoche quedó acreditado, una vez más, qué tipo de político y de persona es Zapatero.
Pero me centraré en lo que considero más importante. En contra de las opiniones mayoritarias, como me sucede casi siempre, considero que Rajoy derrumbó a Zapatero con la guerra de Iraq y el 11-M. Naturalmente, me tomarán por loco, pero si analizan el fondo creo que seguirán fácilmente mi argumentación.
Zapatero volvió, cómo no, a la guerra de Iraq para acusar al PP nada menos que de usar el terrorismo con fines electorales. Tiene bemoles que eso lo diga un tipo que accedió al poder debido a la conmoción que provocó un atentado. Rajoy podía haber pasado del asunto o, como algunos lumbreras sugieren, haber zanjado la cuestión reconociendo que apoyar la guerra de Iraq fue un error, tal como están haciendo en USA Obama y Hillary. Estos lumbreras olvidan que es muy distinto el papel jugado por Estados Unidos y por España. Rajoy no quiso escurrir el bulto con la guerra de Iraq, en lo que muchos analistas han considerado un suicidio, e incluso en ese terreno pretendió desenmascarar a Zapatero. Me parece que su coraje fue admirable y le honra. El argumento que esgrimió es de una solidez berroqueña. Zapatero, tras retirar las tropas de Iraq, apoyó una resolución de la ONU para enviar allí tropas. ¿Eso cómo se come señor Zetapé? La respuesta de Zapatero consistió en subrayar que tenía un compromiso con los españoles. Perfecto, pero es de suponer que usted asume compromisos por convicción, ¿no?, es decir, se supone que usted estaba en contra de la guerra de Iraq y, por tanto, de enviar allí tropas. Sin embargo, no obró en consecuencia y apoyó el envío de tropas a aquel país. Zetapé buscó la marrullería y aprovechó para preguntar a Rajoy que cómo se atrevía a decir que él estuvo a favor de la guerra de Iraq. Evidentemente era pura demagogia porque Rajoy no había dicho eso, sino que había dejado en evidencia LA PATENTE UTILIZACIÓN PARTIDISTA DE LA GUERRA DE IRAQ realizada por los socialistas.
Y luego el 11-M. Para mí lo más vergonzoso del debate. Lo que descalifica a Zetapé como político y como persona. Para comparar su labor en materia antiterrorista citó el número de muertos causados por el terrorismo en la etapa del PP y en la de su gobierno. Al referirse a la etapa del PP citó la cifra de doscientos y pico muertos, incluyendo evidentemente los muertos en los atentados del 11-M. Rajoy estuvo soberbio al señalar la bajeza moral que suponía utilizar los muertos del 11-M como arma electoral. Fue un señor y no quiso decir más sobre este tema.
Estos dos asuntos dejan patente la catadura moral de Zetapé. Por lo demás, el repaso que le dio Rajoy fue notable en muchísimos temas, entre los que destacaría el de la educación. Fue patético ver los esfuerzos de Zetapé para hacer creer que la educación tarda en mejorar por los años de dictadura que hemos padecido. Como he dicho en este blog, el problema es que las generaciones de la transición recibieron mejor educación que las actuales, es decir, que vamos a menos, pero el tío sigue sin querer enterarse. Como sigue sin querer enterarse de que los precios están disparados, o de otras muchas cosas. En definitiva, repaso de Rajoy y, como es natural en este país de facciosos, victoria de Zapatero.
Pero me centraré en lo que considero más importante. En contra de las opiniones mayoritarias, como me sucede casi siempre, considero que Rajoy derrumbó a Zapatero con la guerra de Iraq y el 11-M. Naturalmente, me tomarán por loco, pero si analizan el fondo creo que seguirán fácilmente mi argumentación.
Zapatero volvió, cómo no, a la guerra de Iraq para acusar al PP nada menos que de usar el terrorismo con fines electorales. Tiene bemoles que eso lo diga un tipo que accedió al poder debido a la conmoción que provocó un atentado. Rajoy podía haber pasado del asunto o, como algunos lumbreras sugieren, haber zanjado la cuestión reconociendo que apoyar la guerra de Iraq fue un error, tal como están haciendo en USA Obama y Hillary. Estos lumbreras olvidan que es muy distinto el papel jugado por Estados Unidos y por España. Rajoy no quiso escurrir el bulto con la guerra de Iraq, en lo que muchos analistas han considerado un suicidio, e incluso en ese terreno pretendió desenmascarar a Zapatero. Me parece que su coraje fue admirable y le honra. El argumento que esgrimió es de una solidez berroqueña. Zapatero, tras retirar las tropas de Iraq, apoyó una resolución de la ONU para enviar allí tropas. ¿Eso cómo se come señor Zetapé? La respuesta de Zapatero consistió en subrayar que tenía un compromiso con los españoles. Perfecto, pero es de suponer que usted asume compromisos por convicción, ¿no?, es decir, se supone que usted estaba en contra de la guerra de Iraq y, por tanto, de enviar allí tropas. Sin embargo, no obró en consecuencia y apoyó el envío de tropas a aquel país. Zetapé buscó la marrullería y aprovechó para preguntar a Rajoy que cómo se atrevía a decir que él estuvo a favor de la guerra de Iraq. Evidentemente era pura demagogia porque Rajoy no había dicho eso, sino que había dejado en evidencia LA PATENTE UTILIZACIÓN PARTIDISTA DE LA GUERRA DE IRAQ realizada por los socialistas.
Y luego el 11-M. Para mí lo más vergonzoso del debate. Lo que descalifica a Zetapé como político y como persona. Para comparar su labor en materia antiterrorista citó el número de muertos causados por el terrorismo en la etapa del PP y en la de su gobierno. Al referirse a la etapa del PP citó la cifra de doscientos y pico muertos, incluyendo evidentemente los muertos en los atentados del 11-M. Rajoy estuvo soberbio al señalar la bajeza moral que suponía utilizar los muertos del 11-M como arma electoral. Fue un señor y no quiso decir más sobre este tema.
Estos dos asuntos dejan patente la catadura moral de Zetapé. Por lo demás, el repaso que le dio Rajoy fue notable en muchísimos temas, entre los que destacaría el de la educación. Fue patético ver los esfuerzos de Zetapé para hacer creer que la educación tarda en mejorar por los años de dictadura que hemos padecido. Como he dicho en este blog, el problema es que las generaciones de la transición recibieron mejor educación que las actuales, es decir, que vamos a menos, pero el tío sigue sin querer enterarse. Como sigue sin querer enterarse de que los precios están disparados, o de otras muchas cosas. En definitiva, repaso de Rajoy y, como es natural en este país de facciosos, victoria de Zapatero.