Los transportistas protestan porque el precio del gasoil impide que obtengan un cierto margen de beneficio en su actividad. Ha llegado un momento en que los costes son mayores que los ingresos, es decir, trabajar significa perder dinero. Me pregunto si no podrían trasladar dichos costes al consumidor. Supongo que sí, pero probablemente habrán cerrado contratos hace tiempo y se encuentran con la imposibilidad legal de revisar lo acordado. La posible revisión de los acuerdos en función del precio del combustible parece ser una de sus reivindicaciones. Veo factible su solución, incluso sin que el gobierno intervenga. Sus contratos podrían incluir una cláusula que contemplara la variación en el coste del gasoil, o, en caso de que no fuera posible, siempre podrían inflar sus tarifas previendo una subida. Deduzco, pues, que debe haber algo más. Los transportistas saben que no basta con poder trasladar sus costes al consumidor porque éste terminará por no contratar, así que lo que buscan es pelear por asegurar la bajada del gasoil, la principal fuente de costes en el desempeño de su actividad. Otro tanto pasa con los pescadores: si el pescado sube de precio se encontrarán con que el consumidor dejará de comprar pescado y su negocio se hundirá. Pretenden, pues, colocar su producto a un precio razonable para obtener beneficios, y para ello deben controlar los costes. Bien, ¿y es factible lo que piden? En mi opinión, es factible si el gobierno dejara de gravar los combustibles, pero imagino que los ingresos del Estado disminuirían considerablemente por lo que no parece una alternativa válida.
Creo que el problema no tiene solución a corto plazo. Es evidente que España sigue sin tener una política energética basada en cuatro principios u objetivos esenciales: reducir nuestra dependencia energética, contribuir a la protección del medioambiente, garantizar el suministro para el desarrollo de nuestra economía y modificar las fuentes de ingresos públicos para rebajar el porcentaje que proviene de la fiscalidad de los combustibles. No tengo una fórmula mágica para determinar qué medidas podrían habernos permitido alcanzar estos objetivos, pero me parece que España debería haberse propuesto ser un país pionero en el desarrollo de energías alternativas, y también me parece de cajón que España debía haber apostado por la energía nuclear más avanzada. No lo hemos hecho así y nuevamente volvemos a ver cómo el precio del petróleo nos desestabiliza sin que tengamos margen de maniobra. Es verdaderamente asombrosa la incapacidad de nuestros políticos, exponente del nivel de la sociedad española.
Creo que el problema no tiene solución a corto plazo. Es evidente que España sigue sin tener una política energética basada en cuatro principios u objetivos esenciales: reducir nuestra dependencia energética, contribuir a la protección del medioambiente, garantizar el suministro para el desarrollo de nuestra economía y modificar las fuentes de ingresos públicos para rebajar el porcentaje que proviene de la fiscalidad de los combustibles. No tengo una fórmula mágica para determinar qué medidas podrían habernos permitido alcanzar estos objetivos, pero me parece que España debería haberse propuesto ser un país pionero en el desarrollo de energías alternativas, y también me parece de cajón que España debía haber apostado por la energía nuclear más avanzada. No lo hemos hecho así y nuevamente volvemos a ver cómo el precio del petróleo nos desestabiliza sin que tengamos margen de maniobra. Es verdaderamente asombrosa la incapacidad de nuestros políticos, exponente del nivel de la sociedad española.
1 comentario:
Ni se imagina cuanto me ha alegrado leer ...también me parece de cajón que España debía haber apostado por la energía nuclear más avanzada, porque siempre he pensado que el error más grande del gobierno de Felipe González fue precisamente ceder ante los fundamentalistas de lo verde y en consecuencia frenar el desarrollo de la energía nuclear, desgraciadamente el actual gobierno tampoco va apostar por la energía nuclear.
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