Quizá algunos se sorprendan al comprobar que la oposición al gobierno socialista es de una pasmosa tibieza. Casi brilla por su ausencia. Sin embargo, no debería extrañarnos. No se trata de que los actuales dirigentes del PP sean unos incapaces, aunque no digo que no lo sean. Lo que explica su dimisión en el ejercicio de una verdadera labor de oposición radica en que la mayor parte de ellos teme desgastarse en la oposición y luego ver frustradas sus aspiraciones a un puesto destacado. Yo creo que los actuales dirigentes de la oposición pretenden a toda costa no correr la suerte de Acebes y Zaplana. Estos dos políticos hace pocos años desprendían una aureola de modernidad, de moderación, eran jóvenes y tenían toda una brillante carrera política por delante. Todo lo dejaron en el 11-M y, sobre todo -eso creo que piensan los mandamases peperos- fajándose en la oposición. Por eso González Pons and company pretenden hacer una oposición que no consuma su imagen, lo cual exige no hacer demasiados méritos para estar en la diana de los medios sociatas que en menos que canta un gallo te cuelga el sambenito de la derechona que no se va ni con aguarrás. Pretenden hacer oposición sin pringarse demasiado, sin poner toda la carne en el asador, no sea que finalmente sea otro el que se beneficie porque en el partido dicen que fulanito ya está quemado. Semejante situación es letal para el PP, y muy negativa para España. Y esto vale especialmente para marianico que, por cierto, dónde andará.
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