sábado, 28 de agosto de 2010

"Master and Commander"

Las películas de Peter Weir que he visto me parecen excelentes. Concretamente “Dead poets society”, que vi por primera vez hace nada menos que veinte años cuando la estrenaban en un cine de Washington, “El show de Truman”, y finalmente la protagonista de este post, “Master and Commander”. Se podrían comentar muchas cosas de esta película que narra las aventuras de un barco de guerra inglés –el Surprise- a principios del siglo XIX. Yo destacaría el tratamiento que la película da a la cuestión del ejercicio del mando sobre un grupo humano en circunstancias difíciles e incluso extremas, y sobre todo el personaje de Lord Blakeney, el jovencísimo –un niño- guardamarina del grupo de oficiales del barco de guerra.

Weir logra algo dificilísimo. Oficiales y marineros saben que Lord Blakeney es un niño, pero al mismo tiempo le tratan como a un adulto, y eso hace que él se comporte virilmente en los momentos más difíciles –cuando le amputan un brazo o cuando tiene que entrar en combate-. Hay una escena extraordinaria. Se trata de una cena de los oficiales en la que se bebe y se cantan canciones. Ahí está el niño Lord Blakeney completamente bolinga, copa en mano, tratando de mantener la compostura al lado del resto cuando se ve que está necesitando que venga su madre para llevarlo a la cama y acostarlo. Realmente fantástico. Viendo esta escena pensé en la educación de los niños, en la importancia que tiene seguir siendo nosotros mismos a la hora de comportarnos o de mantener una conversación. Hoy es normal lo contrario: padres que se infantilizan para conectar con sus hijos pensando que ellos se lo agradecerán. Es un grave error. Los padres deben ser fieles a su generación y a sus ideas para servir de modelos a sus hijos, aunque eso no debe impedir tender puentes con ellos tratando de comprender su perspectiva.

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