Hace poco leí que una mujer
intervino en un programa de radio para mandar un mensaje de ánimo a todos
aquellos que se sienten desesperados por la situación económica que atraviesan.
El marido de esta mujer se había suicidado veinte días atrás, dejándola viuda
y con dos hijas pequeñas. Su testimonio fue terrible y el problema que puso
sobre la mesa me parece de la máxima importancia. Como comentaba con mi amigo Óscar,
es alarmante el aumento del número de suicidios que está provocando la crisis.
Al igual que hizo esta mujer, me gustaría mandar a todos aquellos que están al
borde de la desesperación un mensaje de esperanza. Pienso mucho en todas las
personas que se levantan sin saber qué va a ser de ellas y de su familia, que
están recurriendo a ayudas de amigos, familiares o de instituciones de
beneficencia. Aunque sea difícil, es importante ver toda la realidad, porque ésta
casi siempre deja un resquicio para la esperanza.
Es importante comenzar por contextualizar
correctamente el momento actual. Estamos atravesando una dura crisis. Se dice
que es la más devastadora que hemos conocido en los últimos treinta años. Sí,
pero si repasamos la historia de una nación es difícil hallar amplios períodos
de tiempo sin momentos de grave dificultad. Aunque es duro e indignante, porque
estamos pagando -sobre todo los más débiles- la negligencia de políticos y las actuaciones
irresponsables, temerarias y dolosas de los financieros, lo que estamos
viviendo es algo normal que terminaremos superando. Cuando digo esto no pienso sólo
en términos generales, sino también en las personas directamente afectadas. Sí,
me dirijo a ti, desconocido amigo que acabas de perder tu empleo y no sabes cómo
pagarás la hipoteca. Podrás salir adelante, pero para ello hay que redescubrir
qué es lo verdaderamente importante. Y esto me lleva a la segunda cuestión. En
efecto, tras haber contextualizado, lo segundo es darse cuenta de todo lo bueno
que todavía tenemos, y que probablemente es mucho más de lo que la negatividad
que nos invade nos permite ver. Seguimos vivos, y afortunadamente en España hoy
no se muere nadie de hambre. Esto es importante no olvidarlo. Estamos vivos y
podemos comer, tener el pan de cada día. Si esto es así y además gozamos de
buena salud, la vida, si la afrontamos con optimismo, inteligencia y buena
voluntad para abrirnos un nuevo camino, nos dará una oportunidad. Claro que es
zozobrante pensar en que tienes que empezar otro camino con cuarenta o cincuenta
tacos, pero no hay más remedio, y lo importante es afrontar el reto con la
debida actitud. Debemos liberarnos de esos esquemas que pensábamos que debía
seguir nuestra vida para “ir bien”, y partir de lo esencial. ¿Se acuerdan de la
entrada “La granja”? Les aconsejo que la relean. Muchas personas no han puesto
en marcha una granja, pero la crisis les ha llevado a retornar al mundo rural,
a centrarse en lo esencial, y a comenzar una nueva vida.
Cada vez me apetece menos opinar
de todos los políticos. Me provoca bochorno que los socialistas que nos han
llevado a este desastre se quejen del PP. Que el PP no reconozca que silenció
deliberadamente muchas de las medidas que está adoptando, por mucho que los
socialistas les ocultaran un déficit que en buena medida podían conocer. Me ha
provocado bochorno leer esta semana como los dirigentes valencianos, tras gobernar
una comunidad autónoma durante más de quince años, son incapaces de hacer
autocrítica y tienen la poca vergüenza de presentarse como adalides de una “nueva
administración” tras aprobar los nuevos recortes. No hay que desconocer estos
hechos, ni olvidar que están destrozando nuestra democracia. Ante estos sinvergüenzas
convertirse en “antisistema” no es una opción. Lo que hay que hacer es recuperar
nuestra democracia votando con sensatez, o absteniéndose, si no hay otro
remedio. Pero aquí y ahora los que verdaderamente importan son todas esas
personas desesperadas en las que se está cebando la crisis y que carecen de
esperanza. Amigos, el suicidio no es una opción. Vivan la dolorosa experiencia
a fondo, con intensidad, siendo conscientes de ella. Hay que mirar a los ojos
de la crisis y aprovecharla para comprender mejor qué es la vida. Mucho ánimo a
todos. De todo corazón.
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