jueves, 12 de julio de 2012

Rajoy: "Los españoles no podemos elegir, no tenemos esa libertad"

Las medidas anunciadas ayer por Rajoy pretenden controlar el déficit público para lograr una financiación asequible y evitar que el sector público capte un crédito que es necesario que fluya hacia el sector privado de la economía. Suena bien, ¿no? Sin embargo, esta idea es ciencia ficción. Y si no lo creen, ahí está la prima de riesgo para confirmarlo. Profundizar en la recesión, que es a lo que abocan algunas medidas adoptadas ayer, si sirve para controlar el déficit, va a ser a costa de destruir todavía más el tejido productivo, y así no hay forma alguna de salir de la crisis. Algunas están bien, pero lo del IVA, la supresión de la paga extra y la rebaja en la prestación por desempleo son una verdadera estupidez, además de una injusticia.

Lo peor, y lo que merece un análisis más detenido, no es eso, sino la frase de Rajoy, quizá una de las más importantes que se han pronunciado en los últimos tiempos. Rajoy dijo que “los españoles no podemos elegir, no tenemos esa libertad”. Si alguien lo dudaba, su duda debe disiparse después de escuchar semejante frase: España ha sido intervenida. Son otros quienes gobiernan España, otros a quienes los españoles no hemos votado, otros cuya prioridad es cobrar lo que les debemos, otros que han podido dictar nuestra política porque nuestro legítimo gobierno ha accedido a ello. Rajoy ha cometido un error gravísimo al decir lo que ha dicho. Si estás de acuerdo con las medidas que te has visto obligado a adoptar, debes respaldarlas y responsabilizarte de ellas. Si no lo estás, no valen excusas del estilo “no podíamos elegir”. Claro que podíamos elegir. Si crees que lo que estás decidiendo no es bueno para tu país, debes negarte hasta el final o dimitir. Tenía, pues, que haberse ahorrado el “no podemos elegir” y aferrarse al mensaje de que por este camino saldremos de la crisis.

Una cosa tengo muy clara. Con la perspectiva que proporciona el paso del tiempo, estoy convencido de que nuestra incorporación a la Comunidad Económica Europea nos ha narcotizado como país. Hemos vivido instalados en la idea del progresismo con red. Si estamos en Europa nada malo puede pasarnos y, si pasara, ahí estarán nuestros socios para echarnos una mano. Los españoles nos hemos olvidado de España hasta el punto de que hemos esperado que las mejoras de nuestra nación vinieran desde Europa. Y ahora nos damos cuenta de que los españoles debemos responsabilizarnos de España, porque a nuestros socios les importamos un carajo, así, como suena. Lo único que quieren de nosotros es cobrar y que no les costemos dinero. Me alegré una barbaridad cuando los finlandeses dijeron públicamente que antes de soltar la pasta querían garantías. Claro que sí, ¡tontos iban a ser estos eslavos fieles amigos de los alemanes!

Hemos despilfarrado y todo lo que ustedes quieran. Somos un desastre en muchas cosas, es verdad, pero si Europa quiere sobrevivir tendrá que apechugar con nosotros y decirle al BCE que nos compre la deuda, ya que no quieren eurobonos. Pero resulta que la opinión pública en Holanda –que tiene elecciones en septiembre- o en Alemania es claramente partidaria de cerrar el grifo y regalarnos una moralina para que sepamos lo que vale un peine. Perfecto, incluso moralmente justificado pensará alguno, pero estúpido a más no poder. Solución: el camino de ayer conduce al desastre, así que hay que negarse a transitarlo. España debe plantarse y, al igual que Finlandia, decir claramente que o hay financiación asequible sin ahogar irrazonablemente a la nación, o adiós al euro y que sea lo que Dios quiera.

Ahora mismo, lector, yo confieso que soy contrario a esta Unión Europea incompatible con la democracia, y que prefiero levantarme mañana con el corralito y el retorno a la peseta. Por lo menos, aunque pobres de solemnidad, quizá podamos volver a elegir, porque ayer, según nuestro presidente del Gobierno, dejamos de ser libres. Y eso no, bajo ningún concepto.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¿no puedes decir en serio lo del corralito?
Pepe

MERCURIO dijo...

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra
De tu santa siesta
Ahora te despiertan
Versos de poetas
¿dónde están tus ojos?
¿dónde están tus manos?
¿dónde tu cabeza?

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra...

pues eso, ¿dónde están?

Miñón dijo...

Tu idea del progresismo sin red es muy acertada. Los españoles no queremos asumir responsabilidades y esto es algo imposible; tarde o temprano la realidad se impone. Sin embargo, esta posición tan extrema como es volver a la peseta, y todo lo que esto supone, por la sencilla razón de los recortes, me parece irresponsable. El peso del sector público en nuestra economía debemos reducirlo, ajustarlo a lo que somos en realidad: mucho más pobres.

Tomás de Domingo dijo...

Todos los ajustes que quieras, Antonio, pero si no puedes financiarte estás muerto. ¿Se me entiende? M.U.E.R.T.O. Y ahora España no puede financiarse, ni siquiera se confía en ella recortando 65.000 millones de euros, que, no lo olvidemos, se suman a recortes que sumaban más de 30.000 millones. Casi 100.000 millones de recortes en una recesión económica. Pues ni así se confía en nosotros. Unos dirán que todavía hay que recortar más y así la prima de riesgo bajará. ¿Te lo crees? Yo no. No podemos financiarnos y los "socios" no nos ayudan, así que la cosa está clara: pesetillas al canto. Los irresponsables son los que están dejando morir al euro.

Anónimo dijo...

Cada día está más claro que los verdaderos anti sistema no son los que queman contenedores o los bautizados como perro flautas sino aquellos que incumplen el articulo número uno de la constitución.
Por un lado el gobierno está desmontando el estado social y por otro lado está cediendo la soberanía.

Solo el incumplimiento del punto uno y dos del articulo primero coloca al gobierno en el lado antisistema y exige por lo tanto la disolución de las cortes y convocatoria de nuevas elecciones para que los españoles recuperen la soberanía y decidan si apoyan estas políticas antisistema del gobierno u optan por otra salida

Álvaro G. dijo...

Creo que a la democracia europea basada en la cohesión económico y social lo que la destruye es la falta de gobiernos que trabajen por la primacía de la política en la U.E . Cuando los pequeños Estados-nación tienen tantas dependencias económico-sociales unos de otros, lo lógico sería que trabajaran por conseguir que Europa fuera una democracia supranacional. Aunque todos parezcan estar de acuerdo en la unidad política europea, hoy en Europa hay tantos europeistas como anarquistas en la famosa novela de Chesterton. El proceso hacia la democracia supranacional está siendo demasiado lento, basta poner como ejemplo la entrada anterior, la falta de eurodebates. La lentitud en el proceso de integración europeo, la negativa a emitir eurobonos, la falta de europeismo, las exaltaciones populistas-nacionalistas son el verdadero gran problema. Como señala Innerarity si nos cerramos en el Estado-nación y abandonamos la posibilidad de construir democracias supranacionales dejando los riesgos globales a su suerte estaríamos haciendo precisamente lo menos democrático que existe. Os adjunto aquí por si fuera de vuestro interés el artículo de Daniel Innerarity http://elpais.com/elpais/2012/04/12/opinion/1334225385_717247.html

Anónimo dijo...

Vaya,, resulta siempre antidemocratico aquello unico que perjudica a uno mismo, no vi funcionarios cuando el desempleo se aproximaba al 25% de poblacion activa, eso si, ahora que me toca a mi "saco los dientes". Me acojo a las ultimas declaraciones de Ana Botella. Y recordar que el fin ultimo de la historia no es la democracia, pero si sirvio para que Fukuyama vendiera libros como churros. Asi que la solidaridad siempre va contra terceros, benditos funcionarios, no vi ninguna pancarta en defensa de la reduccion del 60 al 50% al sexto mes por desempleo, mientras unos piensan, en la pena de que tal recorte no pueda incluir un buen jamon en la cesta, otros añoraran si veran algo de ella.

Anónimo dijo...

España es una democracia consolidada en un sistema burocrático fallido. Con los recortes que se están planteando se ve que no se atreven de verdad a tocar los dos grandes lastres, devoradores de las cuentas públicas: la sanidad y las autonomías. Por no decir que ninguno tiene ni idea de qué hacer con nuestro (inexistente) modelo productivo.
España es un proyecto fallido y lo será siempre. No me fío de este país, te la puede jugar en cualquier momento. Me voy a hacer protestante y me voy de aquí en cuanto pueda.
Pepe

Anónimo dijo...

España no es Finlandia ni podrá serlo nunca porque la mentalidad finlandesa es inalcanzable para una mente media española, por más que tenga estudios en Derecho o imparta una asignatura llamada Filosofía del Derecho que no sirve para nada, pues a los hechos me remito: ¿Le importa a alguien de los que mandan una filosofía del Derecho, o sólo librar a sus amiguetes de la carcel?. Pues a los hechos me remito: en Finlandia sí importa la filosofía del Derecho y que cuando un partido llega al Poder cumple con su programa o de lo contrario dimite en pleno y se convocan nuevas elecciones. En España tenemos los nombres de las asignaturas pero sólo eso, los nombres y el dinero que cuesta la matrícula y con el que se paga al profesor. Otro que tiene licencia para chupar del bote del pueblo