Mientras Rajoy repite
que la prioridad es la crisis económica y los suyos dicen “amén”, Cándido
Méndez sostiene que con relación a la II República no cabe olvido ni perdón y en
Madrid miles de personas se manifiestan a favor de la III República. El otro día
comentaba el tema de la crisis de la monarquía con un amigo del PP y él le
quitaba hierro al asunto, no le daba demasiada importancia. No se trata de que
prefiera una u otra forma de régimen político, sino de las consecuencias que este
debate puede tener para la convivencia democrática en España. IU se ha decantado
abiertamente por la República. En el momento en que la juventud española comience
a ilusionarse por ella de forma ampliamente mayoritaria es cuestión de tiempo
que el PSOE se dé cuenta de que o se convierte en republicano o puede dejar de
ser el referente de la izquierda política. Y si PSOE e IU abogan por la
República, aunque no haya que dramatizar ni despertar los fantasmas de la
guerra civil, sí resulta innegable que un importante factor de discordia habrá
regresado a la vida española y habrá que hacerle frente, dar una respuesta, es
decir, ponerse de acuerdo para ver qué hacemos. Quizá sea necesario plantearse
un referéndum sobre la monarquía y la bandera. Lo que parece una
irresponsabilidad es seguir actuando como si no pasara nada y aquí sólo importa
la crisis económica. Estamos inmersos en una crisis nacional que sólo podrá
resolverse si se llama a las cosas por su nombre y se mira de frente a la
realidad que es y no a la que nos gustaría que fuese. A partir de ahí, es
imprescindible que se tengan ideas, proyectos, capacidad de diálogo, voluntad
de concordia -que implica disposición a
ceder- y firmeza para rechazar la mentira y el chantaje en cualquier ámbito.
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