Si se examina la
política española desde una perspectiva
generacional, Rajoy es una anomalía: Zapatero, un presidente nacido en 1960,
fue sustituido después de dos legislaturas por otro nacido en 1955, y además de
perfil conservador, en el sentido de poco dado a introducir cambios profundos.
Como he explicado en mi libro Justicia
transicional, memoria histórica y crisis nacional, Zapatero pertenece a la
generación de los nacidos entre 1961 y 1976, mientras que Rajoy es de la
generación anterior (1946-1961). En 2011 fue como si los españoles sintieran vértigo al ver que con Zapatero se erosionaban los
pilares del proyecto que comenzó en la Transición (al margen de su nefasta
gestión de la crisis económica) y decidieran rectificar y apostar por lo “seguro”.
Pero la historia no se detiene y mientras Rajoy no acierta a interpretar
adecuadamente el momento político que vivimos estamos viendo emerger a
políticos de una nueva generación, nacidos entre 1976 y 1991, como Albert
Rivera, Eduardo Madina, Alberto Garzón o Beatriz Talegón, por citar aquellos de
los que más se habla últimamente. Da la impresión de que la generación de
Zapatero (la mía, dicho sea de paso) va camino de ser una generación de
transición en términos políticos, y que si Nuñez Feijoo no lo remedia podemos pasar de un presidente nacido en el 55
a otro nacido más de veinte años más tarde.
1 comentario:
En este planteamiento de recambio generacional tienes que valorar la pirámide poblacional, que nos dice que cada vez hay menos cantidad de jóvenes que piden paso, lo cual puede hacer cambiar tu teoría.
Y las generaciones no tan jóvenes valoran muy negativamente la mala preparación académica e intelectual de los jóvenes, como para darles el testigo fácilmente. Ya se vió cómo funcionaban estos jóvenes con Zapatero y hemos salido todos escaldados.
Pepe
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