martes, 25 de febrero de 2014

Deontología

Cuando comienzas a impartir por primera vez una asignatura tienes unas ideas sobre cómo abordarla que sirven para diseñar su estructura y decidir los contenidos del temario; pero la asignatura se cuece realmente y termina de elaborarse a partir del contacto con los alumnos. Es verdad que cada curso te planteas posibles retoques, pero el primer año es clave. Les cuento esto porque este año he comenzado a impartir una asignatura nueva, “Deontología en la Administración Pública”, y estoy inmerso en esa enriquecedora experiencia. 

Cada día estoy más convencido de la importancia abordar rigurosamente esta materia. Por una parte, la deontología nos exige profundizar en las relaciones entre derecho y moral, y sobre todo en la relación entre lo social y lo personal. Después vienen diferentes cuestiones, entre las que destaca el complejo fenómeno de la corrupción, que no sólo exige comprender sus causas e indagar sus posibles remedios, sino también plantearse cuál es el sentido de la vida humana con el fin de darse cuenta de la necesidad de adoptar en determinadas circunstancias decisiones difíciles que implican un riesgo personal. En esta asignatura, además de las reflexiones teóricas sobre estas cuestiones y sobre otras, me parece imprescindible fomentar en el alumno determinadas actitudes, y para ello es necesario emocionar. Por eso recurro al cine, a historias que ilustran problemas relacionados con la deontología. Está bien hablar de corrupción, pero si además ves a Kevin Costner rechazar un soborno en “Los intocables”, o a Sean Connery –el inolvidable “Mallone”- prolongar su agonía milagrosamente las explicaciones cobran una nueva dimensión. Les intento emocionar y resulta que soy yo el que termina una vez más prendado cuando veo estas obras maestras. Por cierto, he incluido una unidad sobre liderazgo (aprovechando que el Pisuerga pasa por El Cairo) en la que proyectaré “Master & Commander”. Desde luego, si logro cocer bien esta asignatura me voy a quedar muy satisfecho.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un placer encontrar profesores como usted, motivados y motivadores, dedicados a transmitir conocimiento con ese entusiasmo contagioso tan necesario hoy en día en las aulas españolas. Es magnifico lo que se puede conseguir con dedicación, despertar el interés por seguir aprendiendo, de seguir explorando y como extra, sumando el buen cine como apoyo a su docencia. Tendremos que clonarle ¿se imagina? Docenas de “Tomases" repartidos por el mundo...

Tomás de Domingo dijo...

Caray, muchas gracias.

Pedro Valero dijo...

Creo que ya en otro post comenté sobre la idoneidad de contar con determinadas asignaturas en la estructura de Bolonia.

Es una pena que a las Ciencias Sociales se las haya relegado estos últimos años a un papel casi sin importancia, tras el mantra de que al no contar con la "exactitud" de sus primas las Naturales, no merecían el rango científico asignado.

Todo esto indica, D. Tomás, que nada como los salmones; a contra corriente, ya que esta metodología pedagógica incita al alumno a pensar, y parece no estar bien visto en ciertos lares.

Este método de exposición-debate, deja atrás el memorístico (que es a corto plazo) y la impresión obtenida con él es más perdurable en el tiempo.

A mí sólo me resta darle las gracias y alentarle a continuar con este estilo, donde tiene cabida la reflexión personal y, por tanto, los conceptos aprendidos quedan registrados no por un ejercicio de memoria, sino que se entrelazan con los previos y generan un conocimiento global y reflexivo. Tenga cuidado, está haciendo pensar a sus alumnos.

Salu2