Las imágenes del asesinato de los
dos periodistas de la CBS me han impactado. Sobre todo el video realizado por
el asesino en el que se observa como les apunta, se lo piensa, y finalmente
dispara a sangre fría. Toda la escena es estremecedora, pero impresiona ver
como la periodista asesinada, Alison Parker, recorre unos pocos metros gritando
y huyendo. Llevaba ya dos balas en su cuerpo que le iban a provocar la muerte
en pocos segundos. Parece que el alma le dé esas fuerzas para no caer de
inmediato e intentar aferrarse a la vida. No se ve el momento en el que su
cuerpo se desplomó, pero la tensión entre las ganas de vivir y la
imposibilidad de hacerlo se vive intensamente en esos instantes. Es terrible... No me extraña que Obama diga que la imposibilidad de restringir la libre circulación de armas sea la mayor frustración de su mandato.
1 comentario:
En efecto, coincido con su estremecedora sensación o emoción al contemplar esa escena fatídica. Una escena que encierra en ella misma tanto la fugacidad y la endeblez de la vida como su grandeza, su misterio y su dignidad. Es sencillamente emotivo y estremecedor a partes iguales el comprobar cómo dicha periodista se aferra a la vida durante dos insignificantes segundos para todo el mundo, pero dos segundos indescriptibles para ella.
En mi opinión, la tenencia de armas conlleva un riesgo. Un riesgo evidente. Precisa de una legislación clara, diáfana y muy exigente a todos los niveles. De lo contrario, nos exponemos a un panorama caótico, cainita y, por momento, devastador e incontrolable. Estados Unidos es un ejemplo paradigmático de la tenencia habitual de armas por parte de la población. Por ejemplo, intuyo que esa tenencia habitual reduce el asalto a las casas ajenas. Los ladrones supongo que valoran convenientemente la posibilidad de recibir un disparo y, en muchos, actuará como disuasorio. Éste podría ser un hecho considerado como positivo o beneficioso, por llamarlo de algún modo. Pero claro, la vertiente mala (o una de ellas) es, en mi opinión, que una persona con un arma pude matar. Así de claro. Así de sencillo. Así de cruel. Por tanto, opino que la legislación debe ser tremendamente exigente con los propietarios de armas y ejercer un control de seguridad y a todos los niveles.
Asunto, en cualquier caso, polémico. Y, por qué no decirlo, peligroso.
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