Una de las mayores injusticias en los premios Óscar de cine es la cometida con “Joker”. Me parece increíble que no fuera premiada con el Óscar a la mejor película, que se llevó “Parásitos”, una buena película de Corea del Sur, aunque a años luz de “Joker”. La actuación de Joaquín Phoenix es portentosa, pero esta película, sobre todo, tiene el enorme mérito de ofrecer la perspectiva de la realidad propia del marginado, en este caso un enfermo mental. Está tan bien presentada, y es tan convincente la actuación de Phoenix, que el espectador comprende cómo el protagonista explota y reacciona violentamente ante la presión a la que la sociedad le somete. Eso es lo que hace de “Joker” una película tan inquietante. Cuando mi mujer y yo la vimos en el cine por primera vez no podíamos entender que hubiera algunos espectadores que la encontraran divertida. Esta película es cualquier cosa menos eso. Esta semana volvieron a ponerla por televisión y no me pude resistir a verla por enésima vez. Y no me canso.
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