El programa “Salvados”, del periodista Gonzo, abordó ayer las decisiones de Albert Rivera entre enero de 2016 y noviembre de 2019 que le llevaron del éxito al fracaso en apenas cuatro años. Durante ese período Ciudadanos representó para muchos españoles la esperanza de sustituir el bipartidismo por un gobierno pactado con un partido nacional moderado que nos evitara depender de los nacionalistas. Desgraciadamente eso se ha visto frustrado y hemos regresado a una situación en la que el bipartidismo ha sido sustituido por una política frentista que tampoco garantiza no depender del chantaje nacionalista. En entradas anteriores ya destaqué el tremendo error que representó para España que Sánchez y Rivera no lograran formar gobierno tras las elecciones de abril de 2019. El programa de Gonzo permite comprender con toda claridad qué fue lo que pasó.
La relación entre Sánchez y Rivera no era mala hasta que se
produce la moción de censura a Rajoy que convirtió a Sánchez en Presidente del
Gobierno en 2018. Tras la sentencia de Gürtel, Rivera anuncia que deja de
apoyar al PP y que da la legislatura por concluida. La lucha contra la
corrupción constituía uno de los ejes del apoyo al PP y la sentencia dejaba
clara la responsabilidad política de Rajoy. La decisión de Rivera era
comprensible, pero no obedecía solo a la coherencia con los valores que
defendía Ciudadanos, sino a la ambición de que se convocaran elecciones y
Ciudadanos superara al PP, como pronosticaban las encuestas. Sánchez aprovechó
la reticencia de Rajoy a dejar el Gobierno y astutamente presentó una moción de
censura con el apoyo de la extrema izquierda y los nacionalistas. Prefería
llegar al poder por esa vía en lugar de convocar elecciones y eso fue lo que
propició el choqué frontal entre Sánchez y Rivera. Este veía que los dos
grandes partidos iban a evitar unas elecciones que sólo a él le beneficiaban.
Además, su enemistad con Sánchez se acrecentó cuando este desveló
conversaciones privadas en las que Ciudadanos mostraba su intención de dinamitar
la legislatura para forzar las elecciones. La única esperanza de Rivera era que
Rajoy dimitiera antes de que se votara la moción de censura, pero, como dice
Girauta en el reportaje, Rajoy antepuso los intereses electorales del PP a los
de la nación y permitió que Sánchez se convirtiera en Presidente. En cualquier
caso, era evidente que pronto se convocarían elecciones y eso sucedió en abril
de 2019.
El resultado de esas elecciones fue un éxito para
Ciudadanos, pero insuficiente para lograr el objetivo de ser el líder de la
oposición. Rivera no supo darse cuenta de que, más allá de sus promesas
electorales y del rechazo a la figura de Sánchez, España necesitaba un gobierno
estable que no dependiera de la extrema izquierda y los nacionalistas. Rivera cometió
el mismo error que Rajoy e incluso lo superó, porque era evidente que una
repetición electoral no solo era mala para España, sino también para su
partido. Pasó de 57 a 10 escaños y se vio obligado a dimitir y a dejar la
política a la vista de semejante debacle. Rivera se marchó y Arrimadas, que podía
rectificar el rumbo y evitar reincidir en el error, puso la tapa en el ataúd.