miércoles, 16 de enero de 2008

La llegada de Pizarro y la salida de Gallardón

Rajoy ha tomado dos decisiones de enorme trascendencia. El fichaje de Pizarro y su inclusión como número 2 por Madrid es una excelente noticia para los españoles, si el PP gana las elecciones. Se trata, para empezar, de alguien que llega a la política acreditando una intachable y brillante trayectoria profesional, y que además se halla en una edad estupenda, 56 años. Su coraje al frente de Endesa para frenar la rastrera operación urdida por ZP y sus asesores fue digno de alabanza. A los medios progres –editorial de ayer de El País y comentario de apertura de Gabilondo en Cuatro- no se les ocurre otra cosa que interpretar como “anticatalanismo” su resistencia a la operación de Gas Natural. O sea, que Pizarro debería haber dado vía libre a Gas Natural para que se hiciera con Endesa por cuatro perras. Desde luego, han perdido el norte. Si a las virtudes de Pizarro añadimos que se postula como alternativa al mentecato de Solbes, pues Pizarro todavía brilla más. Y es que Solbes parece que últimamente no da pie con bola. ¿Se puede ser tan estúpido como para apelar a que los bares están supuestamente llenos para diagnosticar la situación económica? Ni en broma, hombre, ni en broma.

En cuanto a lo de Gallardón, creo que los ciudadanos debemos analizar la política desde nuestra perspectiva y no desde la de los políticos. Se habla de si la ausencia de Gallardón restará votos al PP, de si la imagen del PP se radicalizará, etc. A mí esto me interesa relativamente. Como ciudadano opino que no está bien que un Alcalde deje su trabajo por ambiciones políticas. La postura de Rita Barberá merece todo mi apoyo. Cuando Zaplana dejó la Generalitat para irse a Madrid para postularse como sucesor me llevé una decepción. Eso no está bien. Si alguien se presenta para un mandato de cuatro años, que lo cumpla, y luego, si quiere, que emprenda otro rumbo. Dicho esto, que me parece lo más importante, observo que quienes critican la decisión de Rajoy parecen más bien votantes socialistas que del PP. No creo que Gallardón garantice votos de izquierda. Tampoco veo por qué su ausencia favorece una imagen radicalizada del PP. Todos estos comentarios son fruto de la campaña de los medios progres que, por ejemplo, presentan a Zaplana o a Acebes como la derecha más radical del partido. Sin embargo, Zaplana proviene de UCD y Gallardón era el delfín de Fraga en Alianza Popular.

No hay comentarios: