Nunca he sabido exactamente por qué esa carta estaba en mi casa. De pequeño la leí y me emocionó. Le pregunté a mi padre qué pasó y me contó una historia de injusticia. Mi tío Amadeo fue encarcelado, torturado y ejecutado injustamente. Parece ser que a los pocos días sus hermanas (una de ellas era mi abuela) llegaban a la prisión con el indulto de Franco. Demasiado tarde. El tío Amadeo había sido fusilado. Quizá el destino me reservaba esa carta para que la publicara en homenaje a su lección de serenidad y perdón generoso que los españoles no deberíamos olvidar.
Transcribo la carta de mi tío Amadeo Bellver Mas porque no se lee bien el documento original:
“Cárcel de Liria, mayo 1939
Lola, ayer domingo fue un día de prueba para mí, día amargo, día triste, día de dolor pero día de fiesta pues por encima de la tristeza y el dolor estaba el placer experimentado al ver y besar a mis hijitas, a ti y a mi madre que es la tuya, a mis hermanas, mis seres queridos, mi único recuerdo en la vida y todo esto en trance tan difícil, en estos momentos de desesperación: Lola mía, cuán injusto lo que se cometa conmigo yo que nunca fui capaz de hacerle mal a nadie y ahora que se me acuse de tantas barbaridades, todo sin una prueba que justifique ni uno sola de las cosas. Buscad personas que pidan la revisión de mi proceso y lo pongan en claro, no ya por mí, sino por la tranquilidad vuestra. Esto sería hacer justicia. [Palabra ininteligible] lo firmé todo, ¿ah?, pero es que había interés de que fuese alguien el culpable, y en nombre de un Dios que fue todo bondad fui apaleado cruelmente hasta el extremo de perder la vista y el oído. Comprenderás Lola mía que en estas condiciones se hace responsable cualquiera más cuando la dieron conmigo. No sé quién tendrá interés en que sea yo la víctima (tanto bien que he hecho, y esto lo pueden decir las religiosas que habían conmigo). Lola mía, cuida mucho a nuestras hijitas, enséñales a que sean buenas como su padre haciendo bien a todos sin rencores ni malas pasiones, y ojalá sean tratadas con todo el cariño que Dios enseñó a los hombres. Vuestro, Amadeo”.
6 comentarios:
Al leer esos documentos uno se da cuenta de la diferencia abismal que existe entre un homenaje sentido, incluso emocionado, y el revanchismo cainita de la memoria histérica.
Gracias, Lanzas. Aunque no suelo participar en los comentarios, permítame agradecerle el interés con que sigue el blog. Muchas gracias.
En mi humilde opinión, no deberíamos destapar la Ánfora de Pandora.
Gracias por compartir con todos esta carta tan impresionante. La guerra civil española fue una revolución y una contrarevolución, esta carta es la prueba de lo segundo. Me parece que la memoria histórica no debe tomar partido por una de la opciones, que no son reales hoy en día, sino sacar a la luz muchas historias personales de heroicidad y perdón.
Tomás, el abuelo de mi marido estuvo encarcelado en Llíria después de la Guerra Civil. ¿Sabes si hay alguna manera de ver algún archivo? Garcias.
Lo lamento, pero no tengo ni idea.
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