Si cuando la masa ruge esperando
al orador para lanzar sus iras sobre él este logra que le dejen hablar, goza de
una extraordinaria oportunidad para tornar las lanzas en cañas. De igual
manera, la predisposición incondicional al elogio es fácil que desemboque en
decepción. Otra característica de las masas, que como su nombre indica tienen en
su comportamiento muchas propiedades relacionadas con la física, es que pueden
hacer caer al que aúpan con una fuerza proporcional a la que le llevó a la
cumbre.
Dicen las encuestas que Podemos
se estanca e incluso pierde fuelle. No me extraña en absoluto. Ahí tienen a
Pablo Iglesias. Al principio deslumbraba con su retórica anticasta y ahora cada
vez que sale pontificando con su voz de locutor entrenado empieza a resultar desagradable. Si hay algo que en España molesta sobremanera es ir de
chulito y últimamente a este hombre lo veo con una arrogancia desmedida. No se
le ocurre otra cosa después del debate sobre el estado de la nación que
presentarse como líder de la oposición. Ahora rechaza debatir con Albert
Rivera, como si fuera líder de un partido con mayoría parlamentaria. Le
convendría no olvidar las leyes que rigen el comportamiento de las masas que le
han llevado a despuntar en las encuestas. Repito, en las encuestas. Un líderazgo popular debe asentarse en una dignidad lograda a base de convicciones auténticas defendidas con energía y humildad sin apocamiento.
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