Es muy triste ver cómo iniciativas valientes y bienintencionadas acaban en manos de gente que ve la política como un modo de tener poder y ganarse la vida, y no como un servicio a la sociedad. Ya se veía la deslealtad del politiquillo Aguado, al que probablemente se le acabe la mamandurria en pocos meses, pero lo de Arrimadas ha sido una decepción mayor. Quizá la culpa se deba a haber depositado esperanzas vanas en esta chica. Su dimisión del liderazgo en Cataluña dejaba claro a todo el que quisiese ver que no era una líder fiable, pero con esta chapuza incalificable se ha superado. Adiós al espejismo, y bienvenido sea el baño de realidad. Siempre es bueno que la realidad se imponga y que desnude la impostura.
Se dice que con esta maniobra Sánchez escora al PP a la
derecha y le fuerza a entenderse con Vox. No estoy seguro de que sea así. El
espacio que ha quedado libre con el suicidio de Ciudadanos es el centro, por lo
que el PP debería esforzarse por fidelizar a ese votante que ha quedado
huérfano. Para ello, una vez más, que se dejen de estrategias o más bien de
estratagemas y entiendan lo más importante: gente preparada, vocación de
servicio, programa y comunicación.
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