Uno de los dos grandes factores de discordia que se abrieron en España con Zapatero fue la aprobación del Estatuto catalán sin el apoyo del PP -el otro fue la memoria histórica-. Ese fue el principal problema, por mucho que socialistas e independentistas achaquen a la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 el origen de las posiciones maximalistas del independentismo. Sánchez pretende abrir una negociación con el independentismo para resolver el “problema catalán” y no cuenta ni con el PP, ni con Vox ni con Ciudadanos, es decir, con casi la mitad del parlamento. Y para más escarnio denomina “concordia” a su insensato proyecto. ¿Desde cuando la concordia puede lograrse sin la mitad del parlamento español, que según las encuestas hoy serían mayoría? ¿Qué sucederá cuando el PP regrese al Gobierno? Por ese camino volvemos a una política sectaria propia de los tiempos de la II República. Es una auténtica temeridad. Sánchez es un peligro público al que hay que frenar con urgencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario