La credibilidad de Sánchez es nula, pero desgraciadamente sigue siendo el Presidente del Gobierno de España y resulta humillante ver cómo Rufián aprovecha para dejarle en evidencia delante de toda España. Nadie cree a Sánchez, nadie le puede creer y sólo nos queda ver qué conejo saca de la chistera sabiendo que será un truco de ilusionista que nos toma por imbéciles. Pretende poner en marcha una negociación que, si sale adelante, va a comprometer la credibilidad del Tribunal Constitucional. Logró que en el Tribunal Supremo se impusiera la tesis de la condena por sedición en lugar de la de rebelión, y luego los ha desautorizado con los indultos. Imagino lo que pensarán Marchena y el resto de magistrados. Ahora se aproxima el turno del Tribunal Constitucional. Tendrán que retorcer el lenguaje y el sentido común para destrozar la Constitución y reformarla de matute sin que a los españoles se nos pregunte nada. Y hablan de democracia…
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