La Unión Europea se ha consolidado como una unión de Estados-nación, pero hubo un tiempo –hace aproximadamente tres décadas- en que se hablaba bastante de la Europa de los pueblos como una forma de reivindicar el papel de las regiones en el proyecto europeo. No fructificó: las entidades regionales, más allá del papel que desempeñan en el marco de cada Estado, carecen de peso específico en el mundo globalizado en que vivimos. El propio Estado-nación, pese a su importancia, ha perdido y sigue perdiendo protagonismo en benefició de las grandes potencias (China, EE.UU, Japón, Rusia, la Unión Europea) y de las ciudades globales que actúan como centro aglutinador de empresas, talento y cultura. Entre ellas la competencia es feroz y actualmente hay cuatro ciudades situadas en la cumbre: Nueva York, Londres, Tokio y París. Estas ciudades son un factor de riqueza y los Estados que las albergan deben preocuparse por cuidarlas al máximo. En lo últimos años Madrid ha ido ganando posiciones y lleva camino de convertirse en una gran ciudad global, lo que beneficia enormemente a España. Ante este fenómeno, existe el riesgo de que las rivalidades regionales supongan impedimentos para su crecimiento y consolidación como gran ciudad global. Si los catalanes fueran capaces de hacer autocrítica se darían cuenta de los colosales errores que han cometido con su proyecto independentista. Barcelona era la ciudad más importante de España a principios de los años setenta y, apoyada por las inversiones del Estado, logró incluso organizar unos Juegos Olímpicos. Lamentablemente para los barceloneses todo aquello fue perdiendo fuerza por el nacionalismo excluyente antiespañol que ha permitido que Madrid se convierta en la gran ciudad de referencia en España. Sin duda es nuestro gran activo y hay que apostar por ella.
miércoles, 29 de septiembre de 2021
viernes, 10 de septiembre de 2021
Cuidado con los delitos de odio
En la página web del Ministerio del Interior se identifican así los delitos de odio http://www.interior.gob.es/web/servicios-al-ciudadano/delitos-de-odio/que-es-un-delito-de-odio::
"(A) Cualquier infracción penal,
incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la
víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o
percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como
los definidos en la parte B;
(B) Un grupo debe estar basado en una
característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el
origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la
edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor
similar." (OSCE, 2003)
Cuando se agrede a un
anciano aprovechando se debilidad física, el delincuente se fija en él en función
de su condición de anciano. ¿Su pertenencia a un grupo vulnerable convierte la
agresión en un delito de odio? Quizá no, pero seguramente habrá quien argumente
que sí para incidir en la gravedad del daño causado. Con este sencillo ejemplo quiero
mostrar que los delitos de odio pueden extenderse desmesuradamente. Con ellos
se trata de proteger mejor a colectivos vulnerables o expuestos en mayor medida
a la discriminación, pero una caracterización tan amplia no parece razonable.
Un porcentaje altísimo de delitos podrían ser considerados delitos de odio y
así se llegaría a la conclusión de que nuestra sociedad está enferma. Esto es
un error, y tan solo es uno de los problemas que plantean los delitos de odio.
Otro de ellos, fundamental, es que los delitos de odio han introducido graves
restricciones al derecho a la libre expresión. Piénsese, por ejemplo, en toda
la polémica generada con las agresiones homófobas. En mi opinión, no existe una
animadversión generalizada hacia el colectivo homosexual. Es más, creo que
nunca este colectivo había tenido la aceptación que hoy tiene en España. ¿Les
parece que una opinión como la que acabo de expresar está amparada por el
derecho a la libre expresión? Yo pienso que sí. Sin embargo, el art. 510.2
letra a) del Código Penal establece lo siguiente:
“a) Quienes lesionen la
dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación,
menosprecio o descrédito de alguno de los grupos a que se refiere el apartado
anterior, o de una parte de los mismos, o de cualquier persona determinada por
razón de su pertenencia a ellos por motivos racistas, antisemitas u otros
referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la
pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su
sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o
discapacidad, o produzcan, elaboren, posean con la finalidad de distribuir,
faciliten a terceras personas el acceso, distribuyan, difundan o vendan
escritos o cualquier otra clase de material o soportes que por su contenido
sean idóneos para lesionar la dignidad de las personas por representar una
grave humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos
mencionados, de una parte de ellos, o de cualquier persona determinada por
razón de su pertenencia a los mismos”.
Este artículo
considera delictiva una acción que contribuya al “descrédito” de alguno de los
colectivos que se consideran vulnerables como, por ejemplo, minorías raciales,
religiosas o el colectivo LGTBI. Quizá alguien pudiera pensar que afirmar que
no están tan amenazados como en el pasado contribuye a su descrédito y este
post podría pasar como “homófobo”. Es posible que esté exagerando, pero hay una
cosa que no debe olvidarse: cuando la sociedad empieza a tener la piel tan fina
que se ofende ante cualquier expresión, puede llegar un momento en que muchas
personas prefieran guardar silencio y no complicarse la vida antes que expresar
una opinión políticamente incorrecta. Recuerdo el caso de Javier Nart en el programa
“Todo es mentira”. Aunque también criticaba la situación vivida por la
vicepresidenta del parlamento balear al ser perseguida por un hombre mientras hacía el camino de Santiago, quiso decir que la prudencia aconseja a
tener cuidado de por dónde se va. La presentadora, Marta Flich, prácticamente le impidió hablar y
él abandonó el programa. Quizá yo debería ahorrarme este post. No lo hago, pero
el hecho de que lo haya pensado ya es indicativo de que tenemos un problema. Se
está yendo demasiado lejos con los delitos de odio. Hay una amenaza real para
el derecho a la libre expresión en nuestra sociedad.
sábado, 4 de septiembre de 2021
Revés de Djokovic + Drive de Federer = Carlos Alcaraz
Qué excepcional triunfo de Carlos Alcaraz en el US Open ante Tsitsipas. Su verdadera consagración. No he visto el partido, solo el resumen, pero vengo siguiendo a este jugador y me impresionan sus golpes de derecha y revés. Su derecha venía siendo destacada, pero ese revés a dos manos profundo y agresivo me recuerda al de Djokovic. Es increíble ver cómo aúna dos golpes ganadores que son garantía de un tenis de ataque, dominador. El saque, aunque bueno, seguro que tiene gran margen de mejora. Dada su juventud, todo su tenis lo tiene. Siempre con Nadal, agradecido eternamente por las tardes de gloria que nos ha dado, es una enorme alegría e ilusión la llegada de Carlos Alcaraz. Espero que sea humilde y trabajador.