En los últimos años de la vida de Franco la Universidad representó un foco de resistencia contra la dictadura. Los estudiantes estaban interesados en la política y motivados para movilizarse contra el régimen, como así hicieron muchos de ellos. Más de cuatro décadas después resulta desolador comprobar el desinterés de la mayoría de los estudiantes universitarios por la política, precisamente en un momento de máxima gravedad, puesto que hoy gobierna España alguien que cada día demuestra que no tiene escrúpulo alguno en aferrarse al poder, pese a todos los escándalos de corrupción que le señalan.
Les podrá parecer increíble, pero hay estudiantes que no
saben quién es Víctor de Aldama o Juan Lobato. No leen los periódicos, pese a
tener acceso a medios en la palma de la mano a través de su móvil. Ese
alejamiento de la política podría ser comprensible por el asco que da ver que
en nuestro país mandan demasiadas personas inmorales e incapaces. Sin embargo, esa
reacción debería ser posterior a conocer lo que está pasando. No tienen ni idea, ni les preocupa, porque, entre otras cosas, nadie les ha dicho que ser ciudadano entraña una responsabilidad
moral de la que ellos han dimitido.
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