Sigo leyendo y escuchando las versiones de los políticos que tratan desesperadamente de evitar que el marrón de la responsabilidad les alcance. Es evidente que Mazón no valoró bien la gravedad de la situación, porque debería haber estado presente físicamente y al frente del operativo de emergencias para pedir toda la ayuda necesaria. Ello no exonera al gobierno de la nación, ya que disponía de información proporcionada por un organismo que depende del Ministerio de Transición Ecológica, la Confederación Hidrográfica del Júcar, que para mí sigue siendo quien debe proporcionar la información decisiva para poner en marcha las alertas.
Se observa que los responsables políticos de la Generalitat,
Consellera de Interior y Presidente, carecieron de la iniciativa y los reflejos
necesarios que la situación requería, pero, aún así, he observado que la
Generalitat trasladó con toda claridad una información que debía haber servido
para que se adoptaran medidas en los municipios afectados por la gran riada de
la rambla del poyo. En concreto, he leído una alerta emitida el martes a las
12:20 que, como se puede ver en esta noticia -que incorpora la alerta- (https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2024/11/08/catorce-horas-anatomia-crisis-111482700.html), respondía a una información proporcionada por la Confederación
Hidrográfica del Júcar.
Esta alerta no llegó directamente a los móviles de los
ciudadanos, pero era visible para todo aquel que quisiera enterarse. Los alcaldes
de los municipios afectados la conocían: se les estaba advirtiendo de que ese
barranco era un peligro. Luego se puede ver que la Confederación fue informando
del descenso del caudal y señalando que el verdadero peligro estaba en el
embalse de Forata, pero la alerta en la rambla del poyo seguía activa.
Emergencias reaccionó tarde a la información de la Confederación emitida a las
18:43, pero los alcaldes por donde pasa la rambla del poyo no deberían haber
esperado a ver llegar la riada, porque en la propia alerta se les pide a las
12:20 “adoptar las medidas preventivas
pertinentes para evitar el acceso a las riberas de las personas”. Quizá
esté equivocado, pero yo vi a personas que iban en coche por las calles cuando
llegaba el agua. ¿Acaso la policía local del municipio no tuvo seis horas para
evitar esa situación? Me parece que no falló sólo la Generalitat como pretende
hacerse creer a los ciudadanos. Todos, también los ciudadanos, debemos asumir
nuestra responsabilidad cuando estamos en alerta y mantener una conducta
activa, informarnos, y actuar en consecuencia.
Ahora nos encontramos con que la izquierda -como siempre- se ha lanzado a ganar la batalla por el relato y la derecha intentará defenderse. Unos y otros se echarán la mierda encima. Es verdad que uno puede indagar en quién tiene razón, como yo mismo estoy intentando hacer, pero incluso si todos hubieran actuado con la máxima diligencia no hubiera sido posible evitar la catástrofe. Difícilmente no habría habido muertos y cuantiosos daños materiales. Ante tanto dolor y sufrimiento no debemos alegrarnos, porque ello denotaría una indecente falta de sensibilidad, pero estas catástrofes ayudan a ver perspectivas de la realidad que permanecen ocultas y a ejercitar virtudes imprescindibles para el crecimiento personal. Se dice que los jóvenes se están volcando en las tareas de ayuda y voluntariado. Es estupendo que muchos de ellos salgan del bucle de las redes sociales y la vida virtual en el que se hallan instalados y tomen contacto directo con la realidad para comprobar que la vida que conocían puede cambiar en cuestión de segundos. Por otra parte, todos los que no hemos sido directamente afectados nos equivocaríamos pensando que esto no va con nosotros. Esto le podría haber pasado a cualquiera y es una obligación moral ayudar en la medida de las posibilidades de cada cual.
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