En estos meses que faltan para las elecciones vamos a asistir al espectáculo de los codazos para ocupar puesto de salida en la lista, como si de una carrera de medio fondo se tratara. Si alguna vez he sentido la tentación de afiliarme a un partido, pasar por el trance del peloteo o del delfinato me ha frenado en seco. Si ustedes no lo han presenciado, permítanme que les cuente cómo los aspirantes pueden aprovechar cualquier mínima ocasión para hacerse notar ante el hombre influyente buscando el apretón de manos -lo mínimo- o colándose como sea en un corrillo para entre canapé y copa decirle al jefe lo bueno que es y, de paso, recordarle que aquí estamos "disponibles" para ayudarle a ganar, como diría Gallardón. Algunos hasta no dudan en coger un avión para hacer acto de presencia. Si casualmente caen a tu lado en el agape que sigue al acto institucional, igual te obsequian con cierta conversación banal mientras otean el movimiento del líder y urden la estrategia predadora para situarse a su vera. No tienen inconveniente en dejarte con la palabra en la boca para salir en busca de su presa y ponerle esa sonrisa almibarada que bien valdría una vomitoma. Francamente, es todo un espectáculo ver cómo actúan estos sujetos. Lo curioso es que funciona, que a base de dar el tostón, de ser amigo de poderosos, terminan en la lista. Es imposible evitar el peloteo, pues es inherente a la condición humana buscar el favor del poderoso, pero en una actividad de servicio al bien común como es la política, nada resulta más pernicioso que ver a nuestros representantes reptar por las moquetas. ¿Cómo semejantes individuos pueden representarnos cuando están al servicio de quien les coloca en el puesto de salida en la lista? La voluntad popular se convierte en un movimiento con el que se cuenta, con unos niveles de incertidumbre previsible, pero la verdadera elección en un sistema de listas cerradas no la efectúa el pueblo, sino los tipos que cortan el bacalao en el partido. Hay que acabar con esto.
martes, 2 de octubre de 2007
lunes, 1 de octubre de 2007
Sacar a relucir el pasado de la gente
Parece ser que el cantante Víctor Manuel ha declarado que quien se manifiesta en contra de las ayudas a las madres solteras es un hijo de puta (por lo visto, se refería al portavoz de la Conferencia Episcopal). He leído la noticia en Libertad Digital, que con muy mala idea señala que con estos insultos el cantante sigue haciéndose perdonar el haber compuesto una canción ensalzando a Franco en el año 1966 titulada "Un gran hombre".
Me parece de muy mal gusto que para criticar a alguien que insulta se escarbe en su pasado. ¿Acaso es necesario remontarse a algo que Víctor Manuel hizo hace más de cuarenta años para criticar su bajeza? Una cosa es criticar que alguien sea incoherente con su más reciente trayectoria, en cuyo caso sí es oportuno sacarlo a relucir, y otra bien distinta remontarse 40 años cuando hace años que todo el mundo conoce la ideología comunista de Víctor Manuel. Cuando los medios de comunicación recurren a semejantes prácticas su lícita orientación ideológica se tiñe de un estilo barriobajero que rebaja el nivel del medio. Tomen nota.
Me parece de muy mal gusto que para criticar a alguien que insulta se escarbe en su pasado. ¿Acaso es necesario remontarse a algo que Víctor Manuel hizo hace más de cuarenta años para criticar su bajeza? Una cosa es criticar que alguien sea incoherente con su más reciente trayectoria, en cuyo caso sí es oportuno sacarlo a relucir, y otra bien distinta remontarse 40 años cuando hace años que todo el mundo conoce la ideología comunista de Víctor Manuel. Cuando los medios de comunicación recurren a semejantes prácticas su lícita orientación ideológica se tiñe de un estilo barriobajero que rebaja el nivel del medio. Tomen nota.
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Sociedad
viernes, 28 de septiembre de 2007
Se va acercando la hora de la verdad
Julián Marías estudió en la Universidad de Madrid entre los años 1931 y 1936. Parece un capricho del destino, ¿verdad? Por tanto, vivió en primera persona lo acontecido en aquellos años de la II República previos a la guerra civil, en la que participó como soldado republicano, y en la que, según confesó, no disparó un solo tiro. Marías siempre sostuvo que la causa de la gran tragedia nacional se debió a que los extremistas tensaron la situación y lograron arrastrar hacia sus posiciones a las grandes masas. Esa es una enseñanza que los españoles no debemos olvidar, y que en estos días es necesario recordar más que nunca. Asistimos al más intenso ataque contra las instituciones constitucionales por parte de los nacionalistas desde la muerte de Franco. Ibarretxe acaba de fijar una fecha para su consulta popular, y los ataques contra la monarquía no cesan. Rajoy reprochó ayer a Zapatero que su intento de contentar a los nacionalistas haya concluido radicalizándolos aún más, como toda persona medianamente sensata y leída podía imaginar. Los españoles debemos responder a este órdago con firmeza y sensatez. Nos jugamos mucho en las próximas generales, pues de no ganar el PP quién sabe adónde nos puede conducir un partido socialista absolutamente carente de un discurso claro sobre España. Debe ganar el PP y, como por fin ha dicho alguien de su partido –tenía que ser, como no, Vidal Cuadras-, pactar con un PSOE renovado, pues con los nacionalistas resulta imposible. Difícilmente será así, porque el PSOE sabe que eso significa la ruptura definitiva con el PSC. Como hace unos años –cuando todavía gobernaba el PP- les decía a mis amigos Melquíades y Lutgardo, el nacionalismo va a lanzar una ofensiva final. Así ha sido y llega la hora de la verdad. El panorama político se va aclarando y es hora de que el pueblo español se pronuncie. ¿Estaremos a la altura?
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Actualidad política
jueves, 27 de septiembre de 2007
El acta secreta de las reuniones Bush-Aznar
El País está publicando estos días informaciones extraídas del acta secreta de las reuniones mantenidas entre Bush y Aznar en los días previos a la invasión de Iraq. Algunos critican que con estas informaciones se desvie la atención de la opinión pública hacia Iraq cuando nuestros soldados están en Afganistán sirviendo en una zona de guerra y sufriendo bajas. Posiblemente sea cierto que esa es la intención de El País. ¿Y qué? Se trata de una información de gran interés público. Cuando se inicia una guerra es fundamental fiscalizar a los gobernantes que la auspiciaron. Hay que verificar si había razones justificadas para ir a la guerra, si se actuó de buena fe, etc. Debemos felicitarnos de que la opinión pública se tome en serio la guerra, cualquier guerra, y analice si se actuó bien. ¡Luz y taquígrafos!
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Actualidad política
¡Al abordaje!
Cuando los grupos independentistas o antisistema detectan que una de sus acciones tiene repercusión mediática perseveran en ella. Sobre todo cuando se trata de una acción que ataca a la institución que simboliza el corazón del enemigo. Me estoy refiriendo, naturalmente, a la quema de fotografías de los reyes. Una vez más la reacción es débil, timorata, un "al fin y al cabo no es para tanto", lo cual envalentona a esas minorías que desean subvertir el orden constitucional y a las que nuestro sistema hincha como de si de un gran globo se tratara. Es triste y alegre al mismo tiempo que se trate de un enorme globo que tiene cubierto el paisaje de nuestra España: triste, porque parece mentira que cuatro gatos condicionen nuestra vida colectiva; alegre, porque apenas se pusieran de acuerdo los dos grandes partidos se pinchaba el gran globo y el problema estaba solucionado. Les parecerá que exagero, pero estoy convencido de ello.
Pero que los dos partidos se pongan de acuerdo parece imposible cuando en el PSOE sigue militando gente que ha perdido el rumbo. Si no, lean la noticia de hoy en el diario Levante sobre la iniciativa de la oposición del Ayuntamiento de Pedreguer: "PSOE, Bloc y Aixa forzarán al PP de Pedreguer a autorizar un mural del Rey boca abajo". ¿Qué les parece? Los valencianos no podemos bajar la guardia y permitir que algún día estos sectarios ignorantes que van de iluminados nos gobiernen. Lamentablemente, en la Comunidad Valenciana no hay alternativa al PP.
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Actualidad política
jueves, 20 de septiembre de 2007
Las ayudas al alquiler de la Chacón
Vaya aterrizaje de la Chacón en el ministerio. A bombo y platillo se descuelga con una medida muy parecida a la de su antecesora, y que a poco que alguien se pare a pensar se dará cuenta de que es un disparate. La Chacón piensa, "¿cómo podemos facilitar el acceso al alquiler a los jóvenes? Hum, vamos a ver, ¡eureka! ¡ya lo tengo! voy a darles una ayuda económica para que puedan pagarlo". ¡Madre mía con la lumbrera esta! Cualquiera sabe que el precio de un bien lo determina la oferta y la demanda. Si aumenta el poder adquisitivo para adquirir un bien aumentará la demanda y eso normalmente elevará el precio. Por consiguiente, es fácil predecir que esas ayudas, si no van acompañadas de otras medidas, van a elevar el precio de los alquileres casi con total seguridad. Para moderar el precio y facilitar el acceso a la vivienda hay que actuar sobre la oferta facilitando a los propietarios el alquiler de sus viviendas con ventajas fiscales y, sobre todo, con seguridad jurídica ante inquilinos morosos o dañinos. El problema es que tiene mucho más caché electoral decir que el gobierno da una determinada cantidad. Electoralismo sin cabeza es lo que nos está proporcionando el gobierno a lo largo de estas semanas. Se ve que deben de estar un poco nerviosos: a las puertas de una crisis, debate de presupuestos en plan tómbola de pueblo y, para terminarlo de arreglar, se les muere Polanco y El País y Cuatro amenazan con desmadrarse.
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Actualidad política
miércoles, 19 de septiembre de 2007
La felicidad
El pasado sábado, el diario El Mundo publicó un artículo de Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría con cierta notoriedad pública -no confundir con Luis Rojas Marcos-, sobre la felicidad. Leí el artículo con mucho interés. Pocos temas hay tan importantes como la felicidad y lamentablemente no hay muchos que se atrevan con él. Destaca Rojas la importancia de tener un proyecto de vida ilusionante y de desarrollarlo como la clave de la felicidad, tesis claramente inspirada en Julián Marías. Lógicamente, ese proyecto depende de las circunstancias de cada cual, y también es importante saber encajar los fracasos que podemos cosechar. Rojas cita el libro de Marías "Breve tratado de la ilusión", que precisamente es uno de los pocos libros de Marías que no he leído; pero esta idea de tener un proyecto vital acorde a lo que cada cuál es -lo que implica autenticidad- está también desarrollada en otro libro de Marías, "Tratado de lo mejor". Aludo a esta obra porque creo que es importante subrayar que la exhortación a hacer de la vida de cada cual un proyecto acorde a lo mejor de uno mismo es presentada por Marías como una exigencia de carácter moral. Por ejemplo, si he entendido bien a Marías, de alguna manera hubiera resultado inmoral que Einstein, en un entorno de máximas posibilidades científicas, abandonara su trabajo de físico para dedicarse al póker profesional. Por tanto, tener un proyecto de vida realista, auténtico y ejecutado con tenacidad es una exigencia moral que, además, según Rojas, constituye la clave de la felicidad.
Aunque hay mucha verdad en esta tesis, las páginas más certeras sobre la felicidad humana no las he leído ni en Marías, ni en Aristóteles, ni mucho menos en Kant -que ni siquiera osa hablar de semejante tema sobre el que hay mil opiniones-, sino en un libro titulado "El aprendizaje de la serenidad", cuyo autor es un sacerdote jesuita llamado Rafael Navarrete. El capítulo 1º de este libro se titula "La felicidad". Navarrete incide en la importancia de recuperar la experiencia de la felicidad porque el hombre moderno, pese a todas sus comodidades, no es feliz, y observa que "la felicidad no está en ningún sitio, pero, curiosamente, puedes encontrarla en todas las circunstancias". La idea más importante es que la clave de la felicidad radica en una decisión de la voluntad. Hay que querer ser feliz independientemente de las circunstancias, aceptar gozosamente todo lo que aparece en nuestra vida. Esto no implica negar la importancia de tener proyectos y de luchar por ellos. Claro que tienen razón Rojas y Marías en este punto, pero la clave de la felicidad no radica en la consecución de dichos proyectos, al igual que la imposibilidad -por una enfermedad, por ejemplo- de realizar apenas nada no impide ser feliz. Naturalmente, no es fácil de aceptar la tesis de Navarrete, pero en el resto de los capítulos de su extraordinario libro nos muestra cómo es posible orientar nuestra vida hacia la felicidad para abrirse a la realidad y acogerla gozosamente, lo cual sólo es posible, como no podría ser de otra forma, si todo cobra un sentido sobrenatural. Con otras palabras, la verdadera felicidad no puede estar desligada de lo trascendente, pasa por Dios, como bien sabía San Juan de la Cruz al escribir:
"Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo y dejéme.
Dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado".
Así concluye el gran libro de Navarrete.
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Reflexiones personales
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