Julián Marías estudió en la Universidad de Madrid entre los años 1931 y 1936. Parece un capricho del destino, ¿verdad? Por tanto, vivió en primera persona lo acontecido en aquellos años de la II República previos a la guerra civil, en la que participó como soldado republicano, y en la que, según confesó, no disparó un solo tiro. Marías siempre sostuvo que la causa de la gran tragedia nacional se debió a que los extremistas tensaron la situación y lograron arrastrar hacia sus posiciones a las grandes masas. Esa es una enseñanza que los españoles no debemos olvidar, y que en estos días es necesario recordar más que nunca. Asistimos al más intenso ataque contra las instituciones constitucionales por parte de los nacionalistas desde la muerte de Franco. Ibarretxe acaba de fijar una fecha para su consulta popular, y los ataques contra la monarquía no cesan. Rajoy reprochó ayer a Zapatero que su intento de contentar a los nacionalistas haya concluido radicalizándolos aún más, como toda persona medianamente sensata y leída podía imaginar. Los españoles debemos responder a este órdago con firmeza y sensatez. Nos jugamos mucho en las próximas generales, pues de no ganar el PP quién sabe adónde nos puede conducir un partido socialista absolutamente carente de un discurso claro sobre España. Debe ganar el PP y, como por fin ha dicho alguien de su partido –tenía que ser, como no, Vidal Cuadras-, pactar con un PSOE renovado, pues con los nacionalistas resulta imposible. Difícilmente será así, porque el PSOE sabe que eso significa la ruptura definitiva con el PSC. Como hace unos años –cuando todavía gobernaba el PP- les decía a mis amigos Melquíades y Lutgardo, el nacionalismo va a lanzar una ofensiva final. Así ha sido y llega la hora de la verdad. El panorama político se va aclarando y es hora de que el pueblo español se pronuncie. ¿Estaremos a la altura?
No hay comentarios:
Publicar un comentario