La declaración que anoche realizó Rajoy me ha parecido muy acertada, sobre todo porque no sólo ha reiterado una posición política de inequívoca defensa del Estado de Derecho, sino porque resultó didáctica. Hace años que la educación en España viene degradándose. Los alumnos son cada vez más ignorantes y por ello presa fácil de demagogos que les engañan con pasmosa facilidad. Hoy el diario "El País" publica un excelente editorial titulado "Las mentiras de Puigdemont" en el que se identifican todas las falsedades que ayer dijo Puigdemont, algo de lo que cualquier ciudadano sensato podría darse cuenta, pero que desgraciadamente no es así. Por ello es tan importante desenmascarar las falacias del independentismo felón.
Rajoy incidió en que votar no siempre es sinónimo de democracia, que es lo que muchos borregos ignorantes y totalitarios que pueblan a estas horas las calles de Cataluña parecen creer. En concreto, afirmó que "ciertamente, el
hecho de votar constituye la imagen más expresiva y clara de la democracia,
pero también sabemos que a lo largo de la historia muchos regímenes no
democráticos han utilizado el voto para intentar legitimarse. Votar solo es
sinónimo de democracia cuando se hace de acuerdo con la ley y con respeto a los
derechos de todos. No se puede votar para incumplir la ley, se vota para
cambiarla por métodos lícitos". En efecto, no se puede votar para incumplir la ley, sino para cambiarla, sobre todo cuando esa ley ha sido aprovechada -como lo ha sido- para que Cataluña haya ejercido su autonomía durante casi cuatro décadas, o para que Puigdemont sea hoy presidente porque así lo permite la Constitución y el Estatuto. La legalidad que pretende vulnerar, no cambiar, es la que les ha servido para alcanzar el poder.
De momento el gobierno ha impulsado la acción del Estado de Derecho, y las detenciones ordenadas ayer por el juez parece que pueden frenar el golpe. Esperemos que venza la democracia, se juzgue a los golpistas, y España salga fortalecida.