sábado, 11 de noviembre de 2023

La huida hacia adelante del tirano

Dice el tirano que el PSOE es el único que puede acordar con todas las fuerzas políticas salvo con una, Vox. Le da igual que algunas de esas “fuerzas políticas” con las que pacta tengan como objetivo acabar con la unidad de España, o que la toleren siempre que puedan esquilmar al resto de autonomías haciendo su santa voluntad, lo cual es mucho peor. Pequeño detalle que deja en evidencia su talla moral. Aunque muchos ciudadanos estén poco acostumbrados a ejercer la reflexión sobre asuntos públicos, me parece que semejante basura no puede colar, ¿no? Pues no, señores, hay personas en España cuyo sectarismo es tal que darán por bueno todo lo que venga de la supuesta izquierda. Ponerse a pensar cuesta trabajo. Y la presencia de Vox es la excusa que le sirve al tirano para justificar toda su estrategia que muchos, demasiados, están dispuestos a “comprar”. Pero no nos equivoquemos, si en lugar de Vox existiera Ciudadanos y el PSOE no sumara con ellos suficientes escaños, el discurso sería el mismo: sólo el PSOE puede alcanzar un gobierno que respete la pluralidad territorial (como si el PP, que gobierna en más comunidades autónomas, amenazara dicha pluralidad). Por eso es un tirano, especialmente peligroso, porque se camufla.

viernes, 10 de noviembre de 2023

Ataque frontal a la democracia y a la nación

Antonio García-Trevijano se pasó media vida defendiendo que en España la Transición no trajo la democracia, sino un régimen parlamentario de partidos estatales que presentan listas que los ciudadanos legitiman con su voto. Según él, eso no es una verdadera representación, porque los ciudadanos no eligen a sus representantes, sino que se limitan a dar su aprobación a unas listas de personas que eligen los partidos y que, por tanto, responden y actúan según los dictados del partido ignorando por completo a los ciudadanos que, en teoría, representan. Sostenía Trevijano que la democracia requiere mecanismos que garanticen la representación política y separación de poderes. Sin representación y sin una auténtica separación de poderes era evidente, en su opinión, que España no es una democracia (la prolongación del ejecutivo en el legislativo es patente), aunque pudiera parecerlo por la existencia de un régimen parlamentario y de libertades públicas.

Podría debatirse si no es exagerado negar que en España el pueblo no está representado por los parlamentarios electos, pero es indudable que sin separación de poderes no hay auténtica democracia, que es lo que ayer sostuvo Díaz Ayuso con toda la razón. Resulta esencial que el poder judicial sea independiente, y con él también es clave preservar la independencia del Tribunal Constitucional. El acuerdo entre el PSOE y Junts de ayer es gravísimo por muchas razones, pero quizá la principal sea la amenaza que representa a la independencia del poder judicial. Por una parte, la ley de amnistía deja patente que el parlamento puede consagrar la impunidad de algunos ciudadanos sustrayéndolos a la acción de la justicia. Pero, si ello no era por sí mismo suficientemente grave, la apertura a examinar si ha existido una utilización de la justicia con intencionalidad política supone permitir que el legislativo fiscalice la actuación de los jueces al margen de los tribunales: un ataque directo a la independencia de los jueces y por ende a la democracia. Por eso les venía advirtiendo de que se estaba gestando una dictadura parlamentaria. La existencia de libertades públicas sólo representa una garantía para los ciudadanos si hay jueces independientes y si es independiente el Tribunal Constitucional.

El acuerdo entre el PSOE y Junts es, sin ningún género de dudas, un ataque directo a la democracia como forma de gobierno y, al mismo tiempo, una agresión a la nación española como proyecto de convivencia fundado en la unidad e igualdad entre españoles y del que, quizá, nos podíamos sentir orgullosos. ¿Qué orgullo podemos sentir si se admite que el independentismo ha sido injustamente perseguido por sus ideas? ¿Qué nación puede sostenerse sobre el privilegio de unas regiones frente a otras ahora que también Cataluña va a recaudar sus tributos en la línea del cupo vasco? ¿Cómo España puede admitir que en las decisiones sobre su organización política intervenga un “mediador” internacional? La humillación a la nación y el ataque a la democracia que ha consumado ayer el PSOE serán recordados. El tirano desea a toda costa asegurarse la investidura para luego cambiar el registro y utilizar otro lenguaje, es decir, aspira a devolverle el golpe a Puigdemont, a zafarse de lo firmado aguantando en el poder como sea, ya saben “manual de resistencia”. Todo esto lo logrará durante un tiempo, el que le permita la reacción ciudadana apoyada por la acción de las instituciones con el Rey a la cabeza, si es consciente de la gravedad de lo que está sucediendo y se anima a liderar la resistencia como cabeza de la nación.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Este domingo hay que salir a la calle a protestar contra el tirano

Sigo pensando que Sánchez tenía la posición de fuerza en la negociación, pero para hacerla valer debes tener muy claras las líneas rojas. El afán desmedido de poder le ha hecho perderlas y los independentistas han sacado de él (es decir, de nosotros) lo que han querido. Verdaderamente asombroso lo que han conseguido, y todavía más que el PSOE no haya sido capaz de frenar esta infamia. Hoy leemos que se ha llegado a un acuerdo con Puigdemont. Se habrá retorcido el apaño para burlar la acción de la justicia como sea necesario. Una agresión descarada al Estado de Derecho protagonizada por el tirano. Pues no nos queda otra que dejar el cómodo sofá y salir a la calle a protestar. O eso, o resignarnos a convertirnos en súbditos del tirano y de los cuatro gatos que nos quieren imponer su voluntad desde Cataluña. Con toda serenidad, pacíficamente, pero con la máxima energía, ¡todos a las plazas de las capitales de provincia el próximo domingo 12 a las 12!

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Sánchez siembra la semilla de la ira para luego aparecer como un "moderado"

La situación política es grave. Sánchez está jugando con fuego. Se dispone a pactar con los enemigos de España (por eso él también lo es) mientras advierte del peligro de la ultraderecha. La consecuencia de esos acuerdos cuyo contenido ya se empieza a conocer genera indignación entre los ciudadanos. Estos se manifiestan en la calle frente a las sedes del PSOE y entonces los ultras actúan violentamente, revientan la protesta pacífica, y hacen parecer que Sánchez tenía razón cuando advertía de su peligrosidad y se negaba a reunirse con Vox. Con ello justifica su intento de pactar con los independentistas. En su apoyo acuden los numerosos opinadores que dominan los medios de comunicación, lo cual hace aumentar la indignación, la emotividad, adentrándonos en una espiral cada vez más peligrosa. ¿Dónde y cuándo acabará esto? Difícil de saber cuando a Sánchez solo le mueve el egocentrismo narcisista, a los independentistas el odio a España, y esto provoca la visceralidad de los exaltados. De ahí la importancia de actuar con la máxima inteligencia sin perder por ello un ápice de firmeza. Ayuso ha acertado condenando enérgicamente la violencia. Ese es el camino. Es capital erradicar de la política esta emotividad desbordada y cuidar el lenguaje al máximo. De lo contrario me temo lo peor.

Las protestas contra Sánchez y el PSOE deben ser pacíficas

Las protestas contra el PSOE son totalmente legítimas, pero deben expresarse con corazón y con cabeza, nunca con una visceralidad que las convierta en violencia. Eso jamás, por muy indignado que se esté. Quizá el gobierno esté interesado en infiltrar a exaltados para presentar las manifestaciones como una muestra más del peligro que representa la ultraderecha y así reforzar su obstinación en lograr a toda costa un gobierno. Ante esta situación hay que actuar con inteligencia. Como ciudadano indignado con la conducta de Sánchez y el PSOE, voy a ejercer mis derechos fundamentales a la libre expresión y a la manifestación para protestar. He leído que este domingo 12 a las 12 el PP ha convocado manifestaciones en las capitales de provincia, y me parece que es una forma “segura” para protestar. Me apunto y animo a apuntarse.

martes, 7 de noviembre de 2023

¡Basta ya!

Ciudadanos españoles claman en la calle contra la amnistía mientras el tirano y palmeros como Patxi López (el que le preguntada aquello de "Pedro, ¿qué es para ti una nación?") los llaman reaccionarios y fascistas. La complicidad del PSOE con los golpistas le inhabilita como partido de Estado. Todo mi apoyo a las protestas, que tienen que ser una demostración pública de pacífica indignación cívica.

jueves, 2 de noviembre de 2023

El PSOE se apunta al "choque de legitimidades"

Si se toman la molestia de leer el acuerdo al que han llegado el PSOE y ERC podrán comprobar que la Constitución no se menciona en ninguna ocasión. Todo lo más, se utiliza una vez el término “constitucional” en una frase que posteriormente transcribiré porque tiene enorme importancia para mostrar la gravísima traición del PSOE a la Constitución. Ambas formaciones están de acuerdo en que en Cataluña se vive un conflicto político que tiene su causa más próxima en la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, que declaró inconstitucionales algunos artículos del Estatuto de 2006. Y afirman:

“Esto llevó el debate a una situación de conflicto en el que convivían distintas legitimidades que operaron en direcciones opuestas: una legitimidad parlamentaria y popular con una voluntad manifiesta concretada en ese texto y una legitimidad institucional y constitucional, ambas imprescindibles en una democracia avanzada y en un Estado de Derecho”.

Como se observa, el PSOE acepta que existe una legitimidad “parlamentaria y popular” que se ve constreñida por una legitimidad “institucional y constitucional”. Se dice que ambas son imprescindibles en una democracia avanzada, es decir, se admite la existencia de un choque de legitimidades, lo cual es inaceptable. En nuestro Estado constitucional de Derecho la Constitución es obra del constituyente, del titular de la soberanía, es decir, del pueblo español. La legitimidad “parlamentaria” sólo es tal en la medida en que los parlamentos actúan en el marco de la Constitución. Si no es así, tal actuación es ilegítima.

El resto de acuerdos son absolutamente vergonzosos para un partido supuestamente nacional (nadie lo puede creer ya), pero pueden maquillarse con interpretaciones que logren encajar en la nunca mentada Constitución. Ahora bien, no hay forma de maquillar este choque de legitimidades. Como ven, vamos a un terreno en el que se pretende fortalecer al poder legislativo como representante de la voluntad popular y garante de la democracia. Ese poder es capaz de sustraer al poder judicial la posibilidad de juzgar conductas delictivas y se dispone a consagrar la impunidad de los golpistas. Ahora ya no es necesario arremeter contra el Tribunal Constitucional llamando a sus miembros “golpistas con toga”. La última reforma ha dejado expedito el camino para que pasemos de la democracia constitucional a la “dictadura” parlamentaria, y, si no se remedia, habrá que disponerse a prescindir de las comillas. La situación era de máxima gravedad, pero no había nada escrito. Una vez empezamos a contar con textos, nadie puede llamarse a engaño.