Ya había escrito contra el cupo vasco hace años, pero estos últimos días el asunto ha vuelto a
estar de actualidad tras su aprobación por el Congreso de los Diputados con el voto en contra de Ciudadanos y Compromís. Los expertos en la
materia afirman que el País Vasco aporta muchísimo menos de lo que debería aportar
y, en consecuencia, sus ciudadanos reciben un trato privilegiado con relación
al resto de ciudadanos españoles. En una tertulia radiofónica, Ignasi Guardans
y Juan Manuel de Prada justificaban el cupo aduciendo que no todas las regiones
españolas se incorporaron a la nación de la misma forma y por ello deben
respetarse esas peculiaridades. Guardans, además, añadía que la presión fiscal
en el País Vasco es superior a la del resto de España, y insistía en el celo con que en dicha comunidad se articulan los procesos de inspección tributaria.
El origen tradicional de una
determinada institución o práctica social no la legitima si es contraria a los
valores de la Constitución. De lo contrario carecerían de sentido, por ejemplo, las críticas
a la necesidad de reformar la Constitución para consagrar la igualdad del
hombre y la mujer en la sucesión a la Corona. Es cierto que la desigualdad consagrada en la Constitución permite ese contrasentido, al igual que no puede negarse que la Disposición Adicional Primera "ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales". Pero el
argumento de Juan Manuel de Prada consistía en aludir a su origen tradicional
como resultado de un pacto que habría que respetar, aunque dichos derechos históricos sean fuente de injusticia y falta de solidaridad. El Tribunal Constitucional ha
declarado que no pueden pervivir instituciones que sean contrarias a los
valores constitucionales, por lo que si la fuente de dicha injusticia proviene de los derechos históricos no cabe duda de que resultan altamente discutibles
Podría argüirse que el problema
no es el cupo, sino la cantidad en la que se concreta. Perfecto. Vayamos ahí,
porque indudablemente lo más adecuado sería tratar de cohonestar la pervivencia
de los llamados "derechos históricos" con la justicia, igualdad y solidaridad entre españoles. Aquí la
crítica es bien clara: el cálculo del cupo es el resultado de la posición de
fuerza del PNV frente a la necesidad del PP de aprobar los presupuestos. El
PP podría responder que no tiene otra opción, habida cuenta de que no cuenta
con el apoyo del PSOE. No me convence el argumento: no debe aceptar ese
chantaje, y, como lo ha aceptado, yo, como valenciano que me siento
discriminado, no veo otra opción que votar a un partido como Ciudadanos que
finalmente se ha decidido a hacer frente a esta situación inaceptable y votar
en contra.