sábado, 8 de diciembre de 2007

El informe sobre el nivel educativo en España

A ninguna persona que conozca medianamente la situación de la educación en España le pueden haber sorprendido los datos ofrecidos por el Informe PISA sobre el nivel educativo de los países de la OCDE. Pero, como leía en un artículo hace poco, incluso no hace falta trabajar en la educación, pues basta simplemente con ver y escuchar a los niños y jóvenes españoles para darse cuenta de que su nivel educativo es paupérrimo

Los datos han servido para que durante un día hagamos autocrítica a la española, es decir, echando la culpa a los demás cuando no frivolizando con los datos, y al siguiente nos olvidemos del tema, como siempre. Entre las declaraciones del día merece la pena que recordemos lo dicho por Zapatero. No ha responsabilizado directamente a los padres de los malos resultados de los hijos, pero ha dejado caer que la floja educación de los padres inevitablemente influye en los hijos. De ahí se colige que progresivamente los resultados irán mejorando con el paso del tiempo. El genuino optimismo antropológico del perfecto progre.

Es una lástima que ante un problema tan crucial para el futuro de la nación debamos conformarnos con análisis tan superficiales y, la mayor parte de las veces, sostenidos en burdas falsedades. Es el caso de lo que dice Zapatero. Si algo es particularmente preocupante de la situación de la educación en nuestro país es precisamente que las nuevas generaciones están peor formadas que las pasadas. Nadie mejor que los profesores universitarios con más de sesenta años para ilustrarnos sobre el particular. Y si le preguntamos, tengan por segura su respuesta: en los últimos tiempos están llegando a la Universidad alumnos que sencillamente son incapaces de escribir y hablar con propiedad y de leer un texto medianamente complejo. El fenómeno de los exámenes ininteligibles es cada vez más común. Consiste en que el profesor se siente incapaz de valorar si el alumno ha respondido correctamente o no, sencillamente porque le resulta ininteligible –no por la caligrafía, aunque también- la idea que, aderezada de faltas ortográficas, ha tratado de expresar.

Desconozco los proyectos del gobierno para mejorar la educación y no estoy en disposición de hacer un análisis exhaustivo para indicar el camino que debería seguirse para mejorar la educación en España en los primeros niveles –los más importantes- del sistema educativo. No obstante, parece claro que hay que estudiar más y mejor: cantidad y calidad. Dejaré a los expertos en pedagogía lo relativo a la mejora cualitativa de la educación, y me centraré en algo que dicta el sentido común: adquirir una buena educación requiere tiempo y esfuerzo. ¿Ustedes han reparado en el calendario escolar español? Entre fiestas y puentes nuestros niños y jóvenes pasan poco tiempo en el aula. No es adecuado en absoluto que las vacaciones estivales duren aproximadamente tres meses. Por ahí hay que empezar a poner remedio al desaguisado. Más tiempo en el aula y, a ser posible, potenciando la adquisición de habilidades de base: lectura, cálculo y expresión escrita y verbal. Con esta sencilla receta mucho mejor nos iría.

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