jueves, 20 de agosto de 2009

Ben-Hur

La película “Ben-Hur” es tan conocida, de hecho prácticamente todos los años la programan en algún canal los días de Semana Santa, que ha oscurecido la novela en la que está basada. A pesar de ello la adquirí junto a otras novelas históricas pensando que me vendría bien alguna lectura entretenida y relajada para las vacaciones. La decisión ha sido muy acertada. Hace pocos días que concluí su lectura y sin duda la recomiendo. La película es una muy buena adaptación, aunque como es natural en estos casos no siempre es fiel a la novela. Por ejemplo, Mesala no muere tras la carrera de cuádrigas, sino que queda paralítico y sólo muere al final de la novela, asesinado por Iras, la hija de Baltasar, el tercer rey mago, un personaje bastante importante en la novela. También llama la atención comprobar que la victoria de Ben-Hur en la carrera se logra por su habilidad para destrozar el carro de Mesala, además, claro está, de contar con los magníficos corceles árabes bayos del jeque Ilderim (por cierto, los caballos de Mesala no son todos negros, sino que son dos negros y dos blancos). Pero quizá la diferencia más notable entre la novela y la película radique en el énfasis que cada una pone en la búsqueda de la venganza y en el momento histórico que vive Israel con la inminente llegada del nuevo rey. En la novela es muy interesante observar como el autor, Lewis Wallace, contrapone las diferentes interpretaciones respecto al nuevo reino del mesías. Esta cuestión tiene quizá la misma importancia que el propio argumento de la venganza de Ben-Hur contra Mesala (capital en la película). Simónides sostiene que será un reino terrenal y que Israel someterá a todas las naciones, mientras que Baltasar piensa que será un reino de almas, y por tanto que el rey que ha de comenzar su labor de forma inminente será un salvador. En la novela este dilema tiene un lugar destacado. Ben-Hur se debate entre ambas interpretaciones creyendo en principio que tanto Baltasar como Simónides pueden tener razón. Finalmente Jesucristo, cuyo nacimiento, pasión y muerte son recreados en la novela (también en la película), despeja las dudas y demuestra que Baltasar tenía razón. Ben-Hur, Esther y Simónides se dan cuenta del carácter espiritual del reino y al mismo tiempo se avergüenzan de la brutal y temeraria injusticia cometida por sus compatriotas judíos contra Jesucristo, convirtiéndose en unos de los primeros cristianos. La novela de Lewis Wallace merece ocupar un lugar destacado entre las grandes novelas históricas, y puede ser una lectura muy recomendable para adolescentes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Porqué para adolescentes?

Tomás de Domingo dijo...

Porque es muy entretenida y está ambientada en un momento histórico que les es familiar, a diferencia, por ejemplo, de lo que sucede con "El ángel sombrío" que sitúa la acción en la toma de Constantinopla por los turcos.

Vetinari dijo...

La adolescente que fui disfrutó la novela enormemente y me gusta aún tanto o más que la película. La tengo en casa en espera de ser releída.