La entrada en vigor de ley “antitabaco” ha provocado un debate interesante. El argumento decisivo de los contrarios a esta ley es su carácter marcadamente paternalista y, por consiguiente, absolutamente contrario a la libertad. En una tertulia televisiva, Mario Conde utilizó este argumento señalando que lo decisivo es evitar que en un local abierto al público nadie sea perjudicado por el humo en contra de su voluntad. Si el posible cliente es informado de que en un local se permite fumar, cuando entra y respira el humo lo hace voluntariamente y, por tanto, el legislador no debería interferir en esa decisión absolutamente personal, al igual que no interfiere en la decisión de cualquier persona de fumar al aire libre o en su casa. En apariencia el argumento es sólido, pero apenas se analiza la realidad social es perfectamente posible darse cuenta de su debilidad.
La apariencia de solidez viene dada porque parece innegable que la persona que no fuma goza de libertad para entrar o no entrar en el local en cuestión. Sucede, sin embargo, que cuando la ley otorga la posibilidad de que el dueño decida si se puede fumar o no la gran mayoría de los bares –lo hemos visto todos estos años- decide que sí se puede fumar, porque tienen la convicción de que esa decisión les resta menos clientes, debido a que los no fumadores, pese a que no les guste demasiado que se fume a su lado, seguirán entrando y consumiendo. Si se prohíbe fumar, en cambio, creen que podrá más el vicio que el deseo de consumir.
La ley antitabaco protege a los no fumadores que no hemos tenido más remedio que transigir pacientemente con una realidad social que desde el principio se amoldó al vicio, pese a que resultaba molesta y absolutamente insalubre. Es cierto que si no queríamos tomar un café en el bar de la Facultad apestado de humo de tabaco éramos muy libres de traernos el termo de café de casa y tomárnoslo al aire libre; tampoco nadie nos obligaba a ir a ver un partido de fútbol y tragarnos el humo del puro del vecino; por no decir que podíamos quedarnos en casa y prescindir de bares y restaurantes en los que el cigarrillo del de la mesa de al lado te amargaba la cena. Quienes no fumamos nos hemos visto siempre en la tesitura de tener que ceder nuestra salud y nuestra comodidad para realizar muchísimas actividades sociales. ¡Menuda libertad! El legislador ha acabado con esta farsa. Ya era hora.
La ley antitabaco protege a los no fumadores que no hemos tenido más remedio que transigir pacientemente con una realidad social que desde el principio se amoldó al vicio, pese a que resultaba molesta y absolutamente insalubre. Es cierto que si no queríamos tomar un café en el bar de la Facultad apestado de humo de tabaco éramos muy libres de traernos el termo de café de casa y tomárnoslo al aire libre; tampoco nadie nos obligaba a ir a ver un partido de fútbol y tragarnos el humo del puro del vecino; por no decir que podíamos quedarnos en casa y prescindir de bares y restaurantes en los que el cigarrillo del de la mesa de al lado te amargaba la cena. Quienes no fumamos nos hemos visto siempre en la tesitura de tener que ceder nuestra salud y nuestra comodidad para realizar muchísimas actividades sociales. ¡Menuda libertad! El legislador ha acabado con esta farsa. Ya era hora.
10 comentarios:
Yo era tolerante con los fumadores en locales cerrados quizá porque no era, como se me ha desvelado ahora, consciente de mi falta de libertad. Y de hecho reconozco que tal vez no tenía más opción que la de ser toelrante ya que me sigue irritando tragarme el humo del fumador que camina delante de mí por la calle o espera en la misma parada de autobuses en la que yo también estoy.
Curiosamente hoy, en una cafetería que suelo frecuentar, el dueño del bar narraba con satisfacción que a pesar de ser el mismo fumador le parecía buena y oportuna la ley y esgrimía no uno ni dos argumentos sino varios de ellos. Y la cafetería abarrotada!
No se puede ser tolerante a la fuerza. He ahí el quid de la cuestión. No hay que confundir resignación con tolerancia.
Hay a mi juicio un aspecto descuidado, a mi juicio, en la reflexión.
Se trata de la torpeza legislativa evidente de Zetaparo. Antes de la actual ley, se puso en marcha otra (que apoyo más que la actual) en la que se exhortaba a los propietarios de locales a habilitar zonas de fumadores y espacios libres de humo.
Existen numerosos restaurantes que acometieron las costosas obras. Esas obras eran garantes de la libertad pues permitían acudir al mismo restaurante (por ejemplo) a fumadores y a no fumadores. Y por un lado no existía un perjuicio a terceros por la conducta de los viciosos, mientras que por otro tampoco se nos obligaba (a los no fumadores) a resignarnos.
¿Qué falta hace la ley actual habiendo una anterior? ¿Qué haremos ahora con los empresarios que acometieron las obras de acondicionamiento? ¿Indemnizar? ¿Dinero público?
Un nuevo episodio de los desmanes zapateriles. Un sistema político en cuya cúspide tienen cabida personajes de la talla inane de ZP o la Pajín "no es trigo limpio".
Es cierto que la ley causa un perjuicio injusto a quienes acometieron dichas obras, y por tanto pienso que el legislador debería haberlo tenido en cuenta y compensarles de alguna manera. Pero ello no es obstáculo para que se apruebe una ley más restrictiva, si el legislador la estima necesaria para acabar realmente con los perjuicios que ocasiona el tabaco.
Por otra parte, en los locales con espacios para fumadores y no fumadores se respetaba la salud del no fumador, pero en los bares pequeños no existía esa división y casi siempre se permitía fumar. La ley "antitabaco" combate acertadamente esta situación.
EL legislador zapateril rara vez prevé las consecuencias de sus acciones. Pinchando en mi nick podemos ver alguna consecuencia de sus desmanes.
Mi opinión se puede sintetizar en lo siguiente: esta ley es buena, y me beneficia como no-fumador. Pero considero que se pudieron haber ahorrado la ley anterior, puesto que ahora ocasionará pingües gastos al erario público en forma de indemnizaciones.
Esto es, grandes gastos al ciudadano. Al que fuma y al que no.
Nada de este argumento tiene sentido como se nota quien no es propietario de un local y tiene que dar de comer a su familia en una sociedad que no da facilidades a los autonomos. Para eso se demandaron las costosas reformas para fumadores y no fumadores. Es un pais completamente absurdo y tenemos lo que nos merecemos hay que dejar a la gente trabajar y ganarse la vida
Estoy a favor de la ley antitabaco.
De la anterior(que muy pocos locales cumplieron) y de la actual.
Hola ,me gustaría comentar a los fumadores y sobre todo hosteleros (que non todos) ,sobre esta ley anti-tabaco sin duda el señor legislador a decido defender " el bien jurídico protegido de las personas" o sea la vida y el derecho de no contaminarse en los establecimientos públicos.
Respecto a esto de prohibido - prohibir que defiende los hosteleros y alguna persona mas ,señores que tontería es esta ,voy yo a su bar,tienda ,supermercado etc...... Y me marcho sin pagar,orino en la vía publica o me pongo a tocar el tambor a las 4 de la mañana ( como según los fumadores prevalece el derecho a divertirme y disfrutar sobre por ej el derecho a descansar o a no contaminaría por ej )
Otro punto candente seria la protesta infundada de el 30% de perdida ,pero señores no estarán hablando de que quizá han dejado de ganar ,por que no le explican a la gente los que les cuesta un kilo de cafe y a cuanto lo vende, cuanto le cuesta una botella de cualquier licor y a cuanto lo venden,a lo mejor empiezan a notar la crisis 2 años después de el resto de los demás Españoles.
las prohibiciones llegan donde el sentido común y civismo no alcanza el nivel requerido. En otros países europeos, esta condición está aplicada desde los años 90, y es algo lógico y común el no fumar en un recinto cerrado. Aquí en españa se ha acogido mal por que el fumar se considera algo normal y la ley ha llegado tarde, pero tenía que llegar.
Y muchos fumadores se llenan la boca con palabras como tolerancia, que se les respete, etc... mientras que los que no fumamos nos hemos tragado su humo sin rechistar durante años habiendo pocos, poquísimos fumadores que tuvieran algún miramiento o pizca de civismo. Todos hemos sufrido el estar comiendo en algún restaurante y tener que tragarnos el humo del de la mesa de al lado, ¿que nos podemos levantar e irnos? sí, de igual manera que puede levantarse e irse a fumar fuera el fumador, pero claro, ni se le pasaba por la cabeza, es mucho más normal echar humo y que los demás lo respiren o que los demás se vayan si les molesta, mucho más normal.
Por otra parte, solo hay que caminar 50m por cualquier ciudad, mirar al suelo y contar las colillas tiradas, luego se quejarán de que no les dejan tirar las colillas al suelo o usar los huecos de los árboles como ceniceros, de verdad, que poco tolerantes y que ganas de joder a los fumadores...
Señor Tomas de Domingo y señor Lanzas. No estoy de acuerdo con ninguno de los dos por que ninguno de los dos tienen razon. En los locales en los que existian zonas para fumadores y no fumadores; violaban de igual forma el Derecho a la Vida y al no maltrato fisico. El humo del tabaco es hetereo y por muy habilitada que este la zona, siempre el humo del tabaco se mezclara con el aire normal que respiramos todos, y por tanto, los no fumadores que se encuentren en esos locales habilitados para fumadores, respiraran ese humo contaminado con el tabaco. Paso dos cosas: la estupidez de los hosteleros que pensaban que iban a perder clientela(cuando al final no fue asi), y la torpeza del gobierno que solo pensaba en el dinero que ingresa por la venta de la DROGA mas adictiva de este planeta, que es la NICOTINA, y que venden en forma de MIERDA que es el cigarrillo, pipa o puro. Y esta es la realidad y la verdad. Manuel.
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