La entrada “El panorama vasco” concluía así:
“Lo prioritario, no obstante, insisto en ello, es confirmar el fin del terrorismo y dar paso a una normalización de la convivencia por un período de tiempo lo suficientemente amplio antes de abordar, si los ciudadanos vascos a través de sus representantes insisten en ello, la posible independencia”.
Falta la letra pequeña que concrete mejor los pasos a dar:
1. DISOLUCIÓN DE ETA Y ENTREGA DE LAS ARMAS. Si ETA pretende renunciar a la violencia y participar normalmente en la vida democrática debe pagar un precio. Lo primero es, como señalé en mi entrada, disolverse, una manifestación pública de arrepentimiento y perdón a las víctimas, y una entrega de las armas y colaboración con el esclarecimiento de crímenes. Si eso no sucede y alcanzan el gobierno vasco mucho me temo que será difícil vivir en libertad y, en consecuencia, imposible establecer cualquier tipo de diálogo sobre la modificación del marco político que incluya la posible independencia.
2. BENEFICIOS PENITENCIARIOS Y NORMALIZACIÓN DE LA CONVIVENCIA. Si ETA se disolviera en los términos apuntados, podría pensarse en adoptar medidas penitenciarias tales como el traslado de presos a cárceles próximas al País Vasco. Al mismo tiempo la normalización de la convivencia exige lo siguiente:
a) Respeto escrupuloso al Estado de Derecho, incluido, por supuesto, a los símbolos de la nación española. Cualquier declaración unilateral de independencia debe ser atajada por los cauces legales, lo cual incluye naturalmente la intervención del ejército para garantizar la unidad de España.
b) Consolidación de la vida en libertad que permita a los vascos exiliados que lo deseen regresar a su tierra.
c) Un transcurso mínimo de quince años sin cuestionar los fundamentos del marco político para asegurar que la convivencia en libertad está garantizada.
3. DIÁLOGO SOBRE EL ENCAJE POLÍTICO DEL PAÍS VASCO EN ESPAÑA.
Si transcurrido ese tiempo hay partidos que abogan por la independencia y reciben un apoyo mayoritario del electorado vasco, debe abrirse ese debate, de tal forma que los partidos políticos estén dispuestos a poner en marcha una propuesta de reforma de la Constitución , en caso de que sea necesaria, para que el pueblo español la ratifique. Negociación y concreción del proceso de decisión: Sujetos políticos, comisión de formulación de preguntas y porcentajes de apoyo básicamente.
4. SUPUESTO CONFLICTIVO.
Imaginemos que el pueblo español no acepta modificar la Constitución y reconocer la independencia del País Vasco. En ese caso, bastante improbable si los grandes partidos españoles apoyan una determinada propuesta consensuada para la que piden el voto favorable, se plantea un claro conflicto: el conjunto de los españoles se desliga de la opinión de sus principales líderes políticos y no está dispuesto a aceptar la independencia que desean los ciudadanos de una región española que se consideran a sí mismos una nación. ¿Cómo actuar? Respetando la ley, es decir, la voluntad del pueblo español.
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