El diario “El País” analiza qué
está sucediendo con la crisis de la prima de riesgo española, y se refiere a
las declaraciones de ayer de Rajoy sobre la importancia de que Bruselas salga
en defensa del “proyecto del euro” y de la deuda de los países de la eurozona.
En concreto, me ha llamado la atención este párrafo: “Rajoy está cada día más
descolocado. Perplejo. No entiende, explican los suyos, por qué unas medidas
que él mismo considera durísimas —sobre todo los recortes en sanidad y
educación o la reforma laboral—no aplacan
a los mercados. El Gobierno está cada vez más frustrado. Comprueba que los
viernes anuncia medidas duras, impopulares, se lleva todo el coste político,
obedece las peticiones de la UE, y sin embargo los lunes los mercados vuelven a
dar un nuevo golpe. Nada funciona”.
Es comprensible hasta cierto
punto la perplejidad de Rajoy. Albergaba la esperanza de que los mercados
fueran sensibles a los recortes y a las reformas adoptadas. Hay quien dice que
el problema radica en que todavía no se ha demostrado que España será capaz de
controlar el déficit de las autonomías. Hoy sabremos algo más sobre ese tema,
pero apuesto a que, aunque la prima de riesgo se relaje algo, no bajará de los
400 puntos. ¿Por qué? Pues sencillamente por lo que vengo reiterando hasta la
saciedad. Rajoy ha razonado con lógica pensando que si hacemos lo que se nos
pide deberíamos obtener resultados. Eso funcionaría si la crisis en Europa
pudiera combatirse mediante unas medidas que respondieran a una lógica basada
en la búsqueda compartida del bien común europeo. Pero esto no es así. No puede
serlo, porque nos habían intentado convencer de que la Unión Europea y, sobre
todo, la unión monetaria suponía una cesión de soberanía, lo cual es imposible
por definición. Sin duda los compromisos internacionales condicionan las
decisiones nacionales, pero Grecia sigue siendo soberana para decidir si
prefiere votar a partidos que no están dispuestos a cumplir el plan de rescate
pactado, y ahora Hollande parece que también le dice a Merkel que no ratificará
el pacto fiscal. Así no se va a ningún lado, porque no confiamos los unos en
los otros. En España Montoro puede decirle a Cataluña que su ajuste no es
suficiente y que en dos semanas o rectifica o queda intervenida. Y Mas podrá
hacer muchas declaraciones ampulosas, pero se lo tiene que tragar. En la Unión
Europea las cosas no suceden así, y por eso Alemania está marcando una línea
que responde a proteger al máximo sus propios intereses. Por eso estamos
atascados, porque o la Unión Europea se convierte en un verdadero Estado
nacional, o el “proyecto del euro” –como curiosamente lo denominó ayer Rajoy-
no puede funcionar, como ya advirtieron algunos.
Krugman señaló hace tiempo que si
Europa quería solucionar sus problemas tenía la opción de profundizar en su unión,
pues de lo contrario difícilmente podría salvarse. El otro día Arcadi Espada se
metía con Krugman diciendo que sus pronósticos respondían a la vanidad del
profeta que aspira a ver como la realidad confirma sus vaticinios. Y como
Krugman tiene tanto tirón mediático podría contribuir con sus opiniones a hacer
realidad lo que dice que puede suceder. ¿Qué alternativa tiene Krugman o
cualquier otro? Parece que uno tiene que permanecer en silencio si no quiere
que por decir que nos vamos al garete le tachen de vanidoso. La verdad es que
me parece un comentario muy desafortunado. Sobre todo porque si hubiera leído a
Krugman durante los dos últimos años se daría cuenta de que no ha hecho profecías,
sino análisis de la situación y de las diferentes posibilidades que se ofrecen
para poder salir de la crisis.
2 comentarios:
¿Qué harías si tuvieras tus ahorros en Bankia?
Pepe
Los tengo y todavía no los he sacado. Ya sé lo que todos los expertos dicen, pero también pienso que dirían lo mismo si la situación fuera otra.
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