jueves, 17 de mayo de 2012

La perplejidad de Rajoy y los ataques a Krugman

El diario “El País” analiza qué está sucediendo con la crisis de la prima de riesgo española, y se refiere a las declaraciones de ayer de Rajoy sobre la importancia de que Bruselas salga en defensa del “proyecto del euro” y de la deuda de los países de la eurozona. En concreto, me ha llamado la atención este párrafo: “Rajoy está cada día más descolocado. Perplejo. No entiende, explican los suyos, por qué unas medidas que él mismo considera durísimas —sobre todo los recortes en sanidad y educación o la reforma laboral—no aplacan a los mercados. El Gobierno está cada vez más frustrado. Comprueba que los viernes anuncia medidas duras, impopulares, se lleva todo el coste político, obedece las peticiones de la UE, y sin embargo los lunes los mercados vuelven a dar un nuevo golpe. Nada funciona”.

Es comprensible hasta cierto punto la perplejidad de Rajoy. Albergaba la esperanza de que los mercados fueran sensibles a los recortes y a las reformas adoptadas. Hay quien dice que el problema radica en que todavía no se ha demostrado que España será capaz de controlar el déficit de las autonomías. Hoy sabremos algo más sobre ese tema, pero apuesto a que, aunque la prima de riesgo se relaje algo, no bajará de los 400 puntos. ¿Por qué? Pues sencillamente por lo que vengo reiterando hasta la saciedad. Rajoy ha razonado con lógica pensando que si hacemos lo que se nos pide deberíamos obtener resultados. Eso funcionaría si la crisis en Europa pudiera combatirse mediante unas medidas que respondieran a una lógica basada en la búsqueda compartida del bien común europeo. Pero esto no es así. No puede serlo, porque nos habían intentado convencer de que la Unión Europea y, sobre todo, la unión monetaria suponía una cesión de soberanía, lo cual es imposible por definición. Sin duda los compromisos internacionales condicionan las decisiones nacionales, pero Grecia sigue siendo soberana para decidir si prefiere votar a partidos que no están dispuestos a cumplir el plan de rescate pactado, y ahora Hollande parece que también le dice a Merkel que no ratificará el pacto fiscal. Así no se va a ningún lado, porque no confiamos los unos en los otros. En España Montoro puede decirle a Cataluña que su ajuste no es suficiente y que en dos semanas o rectifica o queda intervenida. Y Mas podrá hacer muchas declaraciones ampulosas, pero se lo tiene que tragar. En la Unión Europea las cosas no suceden así, y por eso Alemania está marcando una línea que responde a proteger al máximo sus propios intereses. Por eso estamos atascados, porque o la Unión Europea se convierte en un verdadero Estado nacional, o el “proyecto del euro” –como curiosamente lo denominó ayer Rajoy- no puede funcionar, como ya advirtieron algunos.

Krugman señaló hace tiempo que si Europa quería solucionar sus problemas tenía la opción de profundizar en su unión, pues de lo contrario difícilmente podría salvarse. El otro día Arcadi Espada se metía con Krugman diciendo que sus pronósticos respondían a la vanidad del profeta que aspira a ver como la realidad confirma sus vaticinios. Y como Krugman tiene tanto tirón mediático podría contribuir con sus opiniones a hacer realidad lo que dice que puede suceder. ¿Qué alternativa tiene Krugman o cualquier otro? Parece que uno tiene que permanecer en silencio si no quiere que por decir que nos vamos al garete le tachen de vanidoso. La verdad es que me parece un comentario muy desafortunado. Sobre todo porque si hubiera leído a Krugman durante los dos últimos años se daría cuenta de que no ha hecho profecías, sino análisis de la situación y de las diferentes posibilidades que se ofrecen para poder salir de la crisis.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué harías si tuvieras tus ahorros en Bankia?
Pepe

Tomás de Domingo dijo...

Los tengo y todavía no los he sacado. Ya sé lo que todos los expertos dicen, pero también pienso que dirían lo mismo si la situación fuera otra.