viernes, 14 de septiembre de 2012

El desafío catalán parece que "va de bo"

Hacía tiempo que no escribía sobre temas relacionados con Cataluña, que en otro tiempo protagonizaron bastantes entradas, pero la iniciativa abiertamente independentista que ha puesto en marcha CiU nos sitúa ante un nuevo escenario que conviene analizar.

Los nacionalistas catalanes se quejan siempre, lo cual hace difícil que pueda saberse cuándo sus reivindicaciones son justas o injustas. En los últimos tiempos vienen insistiendo en la necesidad de un pacto fiscal para Cataluña, lo cual sería la reacción lógica de cualquiera que no viva en el País Vasco o Navarra. Se puede comprobar que estas regiones –los españoles que allí viven, por consiguiente- tienen una situación privilegiada frente al resto. A partir de ahí, la injusticia es mayor o menor. El trato fiscal más injusto lo padecemos sin ninguna duda los valencianos, aunque es cierto que los catalanes también tienen motivos de queja por el sistema de financiación. Al margen de lo que pidan los catalanes, la situación del País Vasco y Navarra es un agravio inaceptable con el que habría que acabar. Ahora bien, nada de esto justifica la reacción independentista, pues desde la lealtad se puede protestar enérgicamente, como espero que haga Fabra lo antes posible para defender no los intereses de los valencianos, como si de una reivindicación egoísta se tratara, sino un simple trato justo que garantice la igualdad entre todos los españoles.

La toma de posición inequívocamente independentista de CiU ha sido un golpe de suerte dentro de la desgracia que supone comprobar reiteradamente que el nacionalismo catalán y vasco, como radicalmente españoles que son, hacen de los agravios que les causa España su razón de ser. Son tan españoles que no sé cómo se las apañarían para vivir olvidándose de España, al margen de sus posibilidades de supervivencia económica. Pero decía que ha sido un golpe de suerte porque no es habitual que los nacionalistas catalanes sean tan claros. Esta vez, como diríamos los valencianos, parece que “va de bo”. ¿Qué hay que hacer? Yo lo resumiría en tres puntos:

1. Si CiU adelanta las elecciones e incluye en su programa una posición inequívocamente independentista, y los partidos independentistas obtienen un respaldo electoral superior al 70%, convendría formar una mesa de partidos y abrir un proceso de diálogo con vistas a llegar a acuerdos para modificar el marco constitucional, de tal forma que pudiera plantearse ese llamado “divorcio” entre Cataluña y el resto de España. Naturalmente, el conjunto del pueblo español debería decidir sobre ese nuevo marco constitucional. Igual hay sorpresas y la mayoría de los catalanes prefiere un pacto fiscal y el resto de los españoles lo rechaza y prefiere independizarse de los catalanes. 

2. Mientras tanto, no sólo la Constitución debe respetarse escrupulosamente, como es natural, sino que si siempre es importante decir la verdad, ahora resulta imprescindible. Rajoy y Rubalcaba tienen la obligación de defender la nación española. Aunque sea perfectamente lícito que los catalanes piensen que Cataluña es una nación, hay que subrayar que la que sin duda lo es es España.



1 comentario:

Óscar Hdez Mañas dijo...

En época de crisis es muy fácil canalizar el descontento social en reivindicaciones independentistas. Lo cierto es que CiU representa a un electorado al que no le interesa la inestabilidad político - económica. Por lo tanto discrepo: CiU va de farol