domingo, 28 de octubre de 2012

La deriva del PSOE

Desde que Zapatero decidió, ante el silencio cómplice de los socialistas que ahora se lamentan, que el PSOE dejara de ser un partido nacional, era cuestión de ver cuánto tiempo tardaría en germinar la semilla del desastre. Ya se ha producido y cunde el pánico. El PSOE no es ni siquiera un partido a la deriva, ha dejado de ser un partido, tal y como demuestra la última locura del PSC. No les basta con propugnar un difuso Estado Federal, sino que ahora dicen que hay que reconocer el derecho a decidir y que, en cualquier caso, Cataluña debe tener un trato especial, sin concretar en qué consista dicho trato. Así es imposible. Es evidente que el PSOE no puede seguir unido a este PSC, pero el problema va más allá de Cataluña. ¿Qué sucede con los socialistas en la Comunidad Valenciana? Cualquier posible votante desconoce a qué tipo de políticas serviría su voto. Se sabe que si la aritmética lo permite se aliarán con Compromís y con Esquerra Unida para arrebatar el poder al PP. Y así en Baleares o en Galicia en su día. El problema del PSOE es monumental. No sólo se echan en falta políticos de talla. Urge un discurso nacional, pero dudo si eso es posible con la actual estructura federal de ese partido. Quizá deban optar por una especie de refundación que a mi juicio exigirá subrayar un mensaje de igualdad y justicia social para todos los españoles incompatible con los excesos y deslealtades de los nacionalismos periféricos, por eliminar cualquier ambigüedad en la defensa enérgica de la nación española, en la lealtad a la Constitución -sin que ello impida posibles reformas-, y por no poner en duda el régimen monárquico.

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