Hoy, paseando con mis padres por el centro de
Valencia, he vuelto a tener la sensación de que la ciudad ha perdido el vigor de hace una década, cuando vivíamos creyendo que éramos ricos
y en realidad nos gastábamos un dinero prestado que ahora debemos devolver. No
es la primera vez que me sucede en los últimos años. Marasmo es la palabra que
mejor sintetiza el cúmulo de sensaciones que me asaltan cuando paseo por la
ciudad. Sí, el marasmo que provoca una crisis que es más intensa aquí que en el
resto de España e incluso que en otras ciudades de la Comunidad Valenciana.
Percibo más vitalidad en Elche –la ciudad en que resido- que en Valencia,
probablemente debido a la ilusión y el buen hacer del nuevo equipo municipal
del PP, que lo está haciendo realmente bien, incluso en estos tiempos de
austeridad.
De ello hablaba con mi padre. Y comentábamos además
la situación de asfixia financiera de la Comunidad Valenciana.
Creo que el PP tiene pocas opciones de volver a obtener mayoría suficiente para
gobernar. Ahora mismo lo más probable es que vayamos a un tripartito cuya forja
quizá concluya con Mónica Oltra, posible candidata de Compromís, en la
presidencia de la Generalitat. Tiempo
habrá para hablar de ello, pero lo que no acabo de entender es la estrategia
del PP tanto a nivel autónomico como nacional con relación a la Comunidad Valenciana.
Estoy convencido de que los dirigentes regionales del PP estarán intentando
hacer ver a la dirección nacional que con este sistema de financiación,
absolutamente injusto para Valencia, bastante más que para Cataluña, los
valencianos van a terminar por estallar y no votarles. De vez en cuando se lee
en los periódicos alguna declaración de dirigentes en ese sentido, pero el
nivel de protesta es todavía muy moderado. Supongo que no pueden elevar el tono
y ello les está lastrando. Pero da la impresión que a los dirigentes nacionales
del PP les importa poco perder el gobierno de la Comunidad Valenciana ,
pues sería lógico compensar la discriminación financiera que sufre la Comunidad Valenciana
con un trato más beneficioso en los presupuestos generales del Estado. Nada de
eso sucede.
En estas circunstancias, al igual que en su
día veía claro que la política de Zapatero estaba dejando espacio político para
un partido nacional de izquierda (que aprovechó UPyD), en la Comunidad Valenciana
un partido político regionalista de centro derecha que aspirara a ocupar el
hueco que en su día dejo Unión Valenciana, y que hiciera de la reivindicación
de un trato justo con relación al resto de regiones españolas y de la
regeneración de la política valenciana sus señas de identidad, podría tener bastante
éxito. El problema es que no parece haber personas dentro del valencianismo de
derechas capaces de dar ese paso al frente, políticos de nuevo cuño y sin pasado poco edificante que consideren urgente que Valencia ponga fin a este marasmo (por lo menos el político) en el que está sumida. Mientras tanto, en la
política valenciana el PPCV juega a la defensiva y la iniciativa la lleva Compromís, cuyos dirigentes están logrando conectar con el descontento de muchísimos valencianos. ¿El
PSPV? De momento ni está ni se le espera.
P.D. Escrito este post, leo unas declaraciones de Alfonso Rus criticando a Rajoy y reivindicando con claridad una financiación justa para Valencia. ¡Bien!
P.D. Escrito este post, leo unas declaraciones de Alfonso Rus criticando a Rajoy y reivindicando con claridad una financiación justa para Valencia. ¡Bien!
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