domingo, 20 de abril de 2014

Prudencia, Ucrania, prudencia

Han comenzado las primeras escaramuzas con bajas en Ucrania y asusta pensar en la tragedia que se puede desencadenar si no se actúa con prudencia en estos momentos. Siempre es arriesgado opinar sobre países y situaciones que nos son desconocidas, pero me parece que el débil gobierno ucraniano se equivocaría gravemente si entra en las provocaciones de los “prorrusos” desplegando el ejército y dando a los lacayos de Putin la excusa perfecta para desencadenar una espiral que se traduzca en guerra abierta. Es comprensible que los ucranianos se sientan heridos en su orgullo tras perder Crimea sin la menor resistencia y crean que hay que parar los pies a Rusia porque terminarán desmembrando el país. Comprensible, pero completamente equivocada la reacción armada. Enérgica protesta, compromiso explícito de Ucrania de respuesta no violenta, apoyo sin fisuras de la comunidad internacional y sanciones contra Rusia es lo que más daño puede hacer a Putin. Si la situación se estabiliza y Ucrania sale de su órbita Rusia sufriría un serio revés. A lo mejor Ucrania debe entender que zafarse del control ruso tiene un coste territorial que merece la pena pagar si así se favorece la paz y la prosperidad de la nación.

2 comentarios:

jesus ruiz dijo...

EL gran oso ucraniano es pasto de las recién afiladas uñas rusas. Poco podemos hacer. Los rusos, tras evitar una intervención armada en Siria, vuelven a dar un puñetazo en la mesa.
No van a tolerar que la débil Unión Europea se meta en sus asuntos. Un saludo

Pedro Valero dijo...

¡Vaya tema, D. Tomás: UCRANIA!

Uno piensa que tras el Holodomor (o hambruna artificial) que sufrió este país de manos de la URSS de Stalin, cualquier cosa que sonase a ruso (o pro-soviético en alguna medida) iba a ser rechazado de plano por la sociedad ucraniana (7 u 8 millones de cadáveres son muchos muertos).

Una de las claves está en la gran diferencia social que existe entre el oeste agrario, candidato a la percepción de ayudas por parte de la política agraria común, y el este industrial, que elabora unos productos hoy obsoletos cuyo mercado se limita al gran vecino ruso, que los toma a modo de "excusa" para poder subvencionarlos.

En el oeste llegarían las ayudas, en el este la obligación del desmantelamiento de unidades productivas obsoletas y fuera de los estándares de seguridad exigidos por la Unión.

PRIMUM VIVERE DEINDE PHILOSOPHARI, es tan humano que hasta se puede intentar comprender la falta de memoria de un país.