La mujer de Pujol, Marta
Ferrusola, le susurra a su marido que la querella que le han presentado los de “manos
limpias” no tiene importancia, que “eso se olvida”. ¿Quién lo olvida? Supongo
que la gente, pero ¿acaso el olvido de la gente justificaría sus acciones? Me
produjo un profundo asco escuchar las palabras de esta mujer, al tiempo que
permite entender perfectamente la catadura moral de sus cachorros, hijos de
papá y mamá. La evidencia de que Pujol es un sinvergüenza y la constatación de
la mierda que le ha envuelto a él y a su partido afectan sin duda alguna a la
posición de Mas, pues dejan entrever la impostura de Convergencia en la defensa
de sus argumentos. Es difícil no pensar que detrás de todo se halla poder y “negoci”.
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