A España le conviene recuperar la unidad, la concordia, huir de la polarización y reforzar unas instituciones en las que todos los ciudadanos nos sintamos representados. De ahí que en las entradas más recientes dedicadas a la política haya insistido en que sería muy importante que el intento de Ciudadanos por tender puentes con el Gobierno se viera recompensado electoralmente. Sin embargo, el gobierno de Sánchez con los podemitas apoyado por los independentistas sigue tensando la situación. Hace poco era el anteproyecto de ley de memoria democrática y ahora las palabras de Iglesias y Garzón criticando al Rey y profundizando en su campaña para erosionar la monarquía. Por este camino no es de extrañar que Vox siga aumentando su intención de voto en las encuestas. Además, el bochornoso espectáculo de ver al gobierno de España y al de la comunidad de Madrid enfrentados sólo conduce a que muchos españoles crean que el Estado de las Autonomías debe ser reformado, otra de las tesis más conocidas de Vox. La semana pasada una encuesta de Metroscopia le daba unos 64 escaños, con lo que se quedaba a poco más de veinte escaños de superar al PP. Si eso fuera así, pueden imaginarse la distancia ideológica abismal que existiría entre los dos partidos más votados de España y la absoluta imposibilidad de llegar a acuerdos.
Rivera acaba de publicar un libro en el que se refiere a la “envolvente”
que le hizo el PSOE y de la que no supo seguir. Minimiza su error, pero creo
que de alguna forma ha terminado reconociendo que se comportó como un pardillo.
Es probable que Sánchez no tuviera ninguna intención de lograr un acuerdo con
Ciudadanos, pero en ese caso Ciudadanos debía haberle dado gratis su apoyo
antes que ir a unas nuevas elecciones. Así se hubiera zafado de la “envolvente”
y Rivera no estaría por ahí intentando justificar que tiene una carrera
profesional que desea recuperar. Iván Redondo, presunto muñidor de esta
estrategia, sabía que el principal enemigo era Ciudadanos y el aliado Vox.
Sigue engordando al partido de Abascal porque le conviene a los intereses del
PSOE, pero debe hacerlo con mesura porque si se excede entonces se rompe todo.
Me parece terrible contemplar la degradación de la política española convertida
en un lodazal de luchas facciosas. Por ello, es fundamental mantener la calma.
Los ciudadanos debemos ser más responsables que los políticos y evitar que estos
irresponsables nos conduzcan a los extremos.
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