Ha estallado la guerra, tal como anunciaban los servicios de inteligencia occidentales. Putin ha atacado utilizando pretextos que solo camuflan su ambición insensata por aumentar el poder de Rusia y por pasar a la historia de su país como el gobernante que le hizo recobrar su grandeza. La incorporación de Ucrania a la OTAN podría disgustar e incluso preocupar a Rusia, pero ni siquiera la consumación de ese escenario justifica iniciar una guerra. Nuevamente vemos que hay líderes capaces de sacrificar vidas humanas provocando un inmenso dolor sin que su conciencia se resienta. ¿Qué hacer ante una situación así? Es difícil responder cuando sabemos que Putin posee armas nucleares. No se pueden ignorar las consecuencias que tendría declarar la guerra a Rusia en solidaridad con Ucrania, y eso lo sabe muy bien el líder ruso. Por esa razón, no hay que echar más leña al fuego. Ucrania deberá defenderse sola y la solidaridad con Ucrania se debería traducir en apoyo militar y económico por parte de los países occidentales. Mi más enérgica condena a la agresión militar de Putin.
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