viernes, 11 de marzo de 2022

El pacto entre el PP y Vox

Nada más conocer los resultados de las elecciones autonómicas en Castilla y León me pareció que estaba claro el pacto entre el PP y Vox que ayer se materializó. Lo más importante es formar un buen gobierno que busque honradamente el bien común. Lo demás es, como diría Yolanda Díaz, politiquería. Pero bien está, aunque sea como entretenimiento, examinar el pacto en clave de estrategia electoral de los partidos.

Rasgarse las vestiduras por un pacto entre PP y Vox es una tontería que obedece simplemente al trazo grueso de asumir la propaganda de los medios de izquierda que califican a Vox como un partido de extrema derecha antidemocrático, lo cual no es verdad. Carece de sentido impedir cualquier pacto con un partido que concurre a las elecciones y respeta plenamente el funcionamiento del sistema democrático. Si critico los pactos del PSOE con ERC, PNV o Bildu es simplemente porque socavan la unidad de España y la igualdad entre los españoles. En el caso de Podemos lo que me parece criticable no es el pacto en sí, sino su apuesta por medidas concretas que, en mi opinión, favorecen la discordia como las relativas a la “memoria democrática” o su rechazo a la monarquía, por poner sólo dos ejemplos.

Es normal que se critique a Feijóo desde la izquierda, pero la cuestión es si los pactos con Vox serán penalizados por sus votantes y evitarán atraer a votantes de otros partidos. Eso dependerá exclusivamente de si los pactos favorecen buenos gobiernos y de la capacidad del PP para mantener un discurso coherente en el que se marquen con claridad cuáles son los principios irrenunciables para lograr un pacto. Exactamente lo que ha logrado visualizar entre su electorado Isabel Díaz Ayuso, que es capaz de integrar a Vox y, al mismo tiempo, desmarcarse de aquellas posiciones que no comparte del partido de Abascal. Feijóo no tiene más que profundizar en esa línea consolidando un discurso propio, auténtico. La autenticidad es una de las claves de un liderazgo fuerte. Si logra eso, no tengo ninguna duda de que atraerá el voto de centro derecha y se situará por delante de Vox: la moderación, cuando se ve acompañada de firmeza y claridad, tiene un espacio electoral más amplio que las posiciones extremas.

La otra posibilidad es que el PP renuncie a pactar con Vox y, sumándose al cordón sanitario contra este partido, forme gobiernos de concentración con el PSOE o simplemente cada partido gobierne con la abstención del otro cuando resulte necesario. Esta situación podría tener sentido si las posiciones de Vox fueran maximalistas y comprometieran los principios irrenunciables del PP. Y lo mismo cabría decir si Podemos o los independentistas imponen al PSOE condiciones de imposible cumplimiento porque afectan al bien común. No creo que en el caso de Vox se esté ante esa situación, así que veo innecesario que el PP opte por esta solución que, además, tendría un altísimo coste electoral en el caso de que entrañara una deliberada renuncia a intentar entenderse con Vox. Los votantes del PP prefieren el pacto con Vox antes que el pacto con el PSOE. Esta es la razón por la que Vox se ha nutrido de antiguos votantes del PP que este partido debería intentar recuperar. En cualquier caso, dada la fragmentación electoral que existe, tanto el PP como el PSOE nunca deberían perder de vista la posibilidad de favorecer que el partido más votado forme gobierno sin necesidad de que se dependa de los partidos con posiciones más extremas. 

Por consiguiente, el pacto entre el PP y Vox en Castilla y León es totalmente lógico y el PP de Feijóo no va a verse castigado por haberlo suscrito, al igual que no habrá problema en que, si lo necesita, Moreno Bonilla conserve el poder pactando con Vox en Andalucía. En lo que respecta a este partido, es evidente que mientras siga siendo minoritario su única opción de pacto es con el PP. Se equivocaría si realizara exigencias inasumibles imposibilitando así la formación de un gobierno entre los dos partidos de la derecha. Habrá que ir viendo caso por caso, pero en Castilla y León Vox tenía una posición de enorme fuerza, ya que fue Mañueco quien decidió adelantar las elecciones.

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