Estoy esperando con la mayor ilusión ir a votar mañana y poner mi granito de arena para echar a los socialistas y a sus socios de la Generalitat como paso previo para mandar a Sánchez a su casa. Han sido tantas sus mentiras y sus tropelías que uno casi no sabe qué ha sido más grave. Es verdad que no se trata de unas elecciones generales, pero sin duda el rechazo a Sánchez va a tener una influencia decisiva, y su protagonismo en la campaña lo ha acentuado. En cualquier caso, la gestión de Puig al frente de la Comunidad Valenciana merece un claro suspenso porque ha permitido que los presupuestos generales del Estado sigan discriminando sistemáticamente a los valencianos y por la bochornosa decisión adoptada con el trasvase Tajo-Segura. Simplemente eso exige que sea castigado en las urnas. Además, si los partidos del botánico siguieran gobernando sabemos que pondrán en marcha la nefasta ley de vivienda, podemos temer que la imposición del valenciano aumente y se convierta en un requisito lingüístico obligatorio, el sectarismo y el despilfarro (el Grado de Medicina en la Universidad de Alicante) en la política universitaria continuará y las políticas de género y el adoctrinamiento en los colegios se acentuará.
Me llevaría una desagradable sorpresa si mañana no se
produce un cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana. Estoy convencido de
que los votantes del PP y de Vox están
muy motivados para responder democráticamente a la política que han
desarrollado los socialistas y sus socios socavando gravemente las bases de
nuestra democracia. El sectarismo y la radicalidad de Podemos es evidente y es
de esperar un castigo electoral que incluso permita que no alcancen el 5%. Por
lo que respecta a Compromís, creo que su resultado va a ser pobre. Todavía
están en la retina los saltos de Oltra y Baldoví celebrando no se sabe muy bien
qué, porque tras proclamar la inocencia de Oltra todavía no sabemos dónde la han
escondido durante esta campaña, al margen de que no parece que esta mujer esté
en condiciones de participar en una campaña. Baldoví no puede presentar a los
valencianos un balance favorable: su apoyo a Sánchez no ha servido
prácticamente para nada y su regreso a Valencia sólo sirve para certificar el
fracaso de Oltra. La entrevista de Mónica Oltra con Gonzo dejó patente ese
sectarismo en el que se sitúa también Yolanda Díaz. Oltra dijo aquello de “han
ganado los malos”, y Yolanda Díaz, la musa de la izquierda “cuqui” -como creo
que le llama Belarra-, dice que la izquierda debe ganar para que no vuelva la “barbarie”,
todo un alarde de moderación.
Vamos a votar para mandar a la izquierda al diván y ver si
en el PSOE, una vez caiga Sánchez, toma el mando alguien con sentido de Estado
capaz de hacer olvidar a Zapatero y a Sánchez. Tras la deriva que estamos
observando en el Tribunal Constitucional hay que volver a los grandes acuerdos
de la Transición. Todavía es posible.
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