jueves, 1 de junio de 2023

La estrategia de Sánchez está clara

Ver y escuchar la soflama de Pedro Sánchez a los parlamentarios socialistas me provocó sensaciones desagradables. Como dije en su momento, es un déspota, completamente incapaz de pensar en los intereses de su partido y mucho menos en el bien común. Pretender hacernos creer que ha convocado elecciones porque así se lo exige su conciencia es tomarnos por tontos. Su soberbia no puede ser maquillada con calificativos favorables. Está endiosado y hay que mandarlo a su casa con un resultado incontestable en las urnas. Si esto se produce sin mayores problemas -veremos hasta dónde llega-, la democracia española, el régimen del 78, habrá demostrado una enorme solidez, aunque recomponer todos los daños causados por este irresponsable llevará cierto tiempo. En buena medida dependerá del rumbo que tome el PSOE tras la derrota.

Hay que movilizarse para lograr un cambio de gobierno. La estrategia que va a seguir Sánchez está clara: aglutinar todo el voto posible de la izquierda, habida cuenta de que el voto moderado está perdido. Eso significa renunciar a la victoria o fiarla a circunstancias muy improbables como la movilización de la izquierda y la desmovilización de la derecha. Ese intento desesperado por movilizar a su electorado esgrimiendo el mensaje del miedo a la derecha comenzó ayer y continuará en las próximas semanas. No tiene otra opción que zarandear al país, sacudirlo hasta hastiarlo, una verdadera irresponsabilidad que, además, lo más probable es que le resulte contraproducente, sobre todo si Yolanda Díaz es inteligente y modera su discurso. Entre los votos socialistas a Sumar, los que vayan al PP y la abstención es probable que el PSOE tenga el peor resultado de su historia. Me alegra que no se presente Ciudadanos, pero ha sido una torpeza por su parte no haberse sabido posicionar a la derecha del PSOE para, una vez evidente su radicalización, lograr algunos votos socialistas para seguir en el Congreso. En esa tarea deberían haber estado trabajando en los últimos meses con una refundación ideológica. Ahora ya era demasiado tarde.

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