En pocos días puede que Donald Trump vuelva a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Estremece ver en sus mítines a personajes esperpénticos -uno de ellos Elon Musk, el hombre más rico del mundo- que le acompañan diciendo barbaridades de todo tipo e insultando sin ningún pudor. Él mismo no hace más que insultar a Kamala Harris. Sabemos que en aquel país la política es un espectáculo que a veces adquiere tintes grotescos, como muestra John Ford en “El hombre que mató a Liberty Valance”, una película que bien merece varias entradas. Sin embargo, lo de Trump pasa de castaño a oscuro, porque se trata de alguien que alentó el asalto al Capitolio. ¿Cómo es posible que este candidato no genere rechazo en un pueblo que se enorgullece de su democracia? Incomprensible y altamente preocupante. Uno diría que está viendo una película de Scorsese, el más berlanguiano de los directores estadounidenses, pero es real, vaya que si lo es.
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