viernes, 8 de febrero de 2008

El hombre en busca de sentido

Tenía muy buenas referencias de Viktor Frankl, uno de los psiquiatras más importantes del siglo XX. Su nombre aparece citado con frecuencia por Rafael Navarrete, que, como les dije en otro post, es el autor de uno de los libros que más me han marcado, “El aprendizaje de la serenidad”. Así que cuando encontré en la Librería San Jorge “El hombre en busca de sentido”, quizá el libro más vendido de Frankl, me dije que ya era hora de leerlo. En el mismo paquete entró “Fe, verdad y tolerancia”, de Joseph Ratzinger, que todavía no he comenzado a leer.

Sin duda “El hombre en busca de sentido” es un libro excepcional escrito por un hombre extraordinario. Me ha impresionado muchísimo y ya ocupa un puesto de privilegio en mi biblioteca. Frankl (1905-1997) era judío y sobrevivió a varios campos de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, entre ellos Auschwitz. Ya era psiquiatra cuando ingresó en el campo, y como tal la experiencia de aquel intensísimo sufrimiento fue una lección dura, pero tremendamente fértil si tenemos en cuenta el legado de Frankl. En su libro examina psicológicamente la vida en un campo de concentración. No en vano el primer título del libro fue “Un psicólogo en un campo de concentración”. De ahí extrajo importantes enseñanzas para fundar su propia escuela, la logoterapia: una psicoterapia que presta atención al hombre concreto, a sus creencias y peculiaridades sin pretender clasificarle, y trata de ayudarle a comprender el sentido de su vida porque el hombre es primariamente, según Frankl, un ser que necesita imperiosamente dar sentido a su vida. De ahí el nombre de “logoterapia”, pues utiliza la acepción de razón, de sentido, inmersa en el término “logos”. Ese sentido, aunque parezca mentira, puede hallarse no sólo en un determinado proyecto vital tendente a alcanzar una meta, sino también en el sufrimiento. Sí, sufrir puede ser nuestro destino y nuestra vida puede alcanzar la plenitud incluso envuelta en el mayor sufrimiento. Desde luego, semejante tesis sólo puede merecer respeto y atención cuando proviene de alguien que experimentó los mayores sufrimientos y estuvo en muchas ocasiones a punto de morir. Léanlo. Se lo recomiendo.

Rajoy ante Gabilondo

Estuvo bien Rajoy ante Gabilondo. Yo le pondría un notable alto. Expuso con claridad sus críticas al gobierno y justificó de manera convincente su labor de oposición. Difícil no coincidir con sus apreciaciones, aunque comprendo que para los fieles telespectadores de Gabilondo (yo soy uno de ellos, porque me gusta escuchar a aquel con quien discrepo, aunque a veces me indigne), acostumbrados a sus tendenciosas manipulaciones, el Sr. Rajoy les resultaría una sorpresa dada la tolerancia y moderación de la que hizo gala, en claro constraste con el taimado talante de su entrevistador.

Y es que no cabe duda de que el PP tiene una extraordinario arsenal argumental para esgrimir contra este gobierno irresponsable, cuando no felón, e incapaz. Sus grandes proyectos de legislatura han sido un estrepitoso fracaso: el Estatuto catalán y la negociación con ETA. Ahora, además, como estaba cantado, nos encontramos de lleno con que se avecina una grave crisis económica en la que apenas acabamos de entrar. El PSOE trata de lucir sus logros sociales como la ley para la igualdad de género o la ley de dependencia. Esta última me parece una buena ley, pero la ley para la igualdad es tremendamente discutible en cuanto a su principio inspirador y, todavía más, en muchas de sus aplicaciones como, por ejemplo, la paridad en las listas electorales. La paridad es una parida en este terreno y en otros muchos.

Cuando Zapatero rompió con CiU, al no permitir que este partido gobernara en Cataluña, imaginé que estaba claro que adelantaría las elecciones a octubre para evitar toparse con la crisis económica. Ha querido acabar la legislatura y su soberbia le va a perder. Hace poco no pensaba que realizaría el siguiente pronóstico, pero lo voy a hacer. El PP va a ganar las elecciones. Ojo, eso no significa que me entusiasme Rajoy ni muchos de los miembros de su equipo. Y sigo sin tener claro si les voy a votar. Lo que sí que tengo claro es que cualquier cosa antes que el orate monclovita.

martes, 5 de febrero de 2008

Por tierras de Aragón

Regresaba del Monasterio de Piedra (Nuévalos, provincia de Zaragoza) cuando a los pocos kilómetros una indicación trastocó mi plan inicial. Calamocha, 65. Mi idea era regresar a Elche siguiendo la misma ruta que en el viaje de ida, es decir, volver a Calatayud, donde había pernoctado, y de ahí seguir por carretera nacional, parando en Daroca para tomar un cafetito, hasta enlazar con la autovía Mudéjar en Calamocha. Sin embargo, esa indicación prometía una vía directa y más corta a Calamocha, eso sí, por carretera comarcal. No había prisa y sí ganas de aventura, así que tras meditarlo di media vuelta y puse rumbo a Calamocha. La carretera era toda para mí, hasta el punto de que casi te nacía saludar a los escasos vehículos que se te aparecían en la ruta fantasma. Así comenzó la estremecedora experiencia de atravesar los pueblos fantasma del campo de Calatayud y de la provincia de Teruel. El caserío y las monumentales iglesias, muchas de ellas del siglo XVI, acredita que esos pueblos tuvieron gente, vida, poderío. Sin embargo, hoy yacen exangües y yertos. Sólo algún vehículo estacionado en sus calles denotaba un hilillo de vida humana itinerante. Quizá alberguen vida humana durante los fines de semana y en vacaciones, pero esos habitantes itinerantes pasan por estos pueblos como quienes acuden al cementerio a pasear y a honrar a los difuntos. Monterde, ¡qué espectáculo! Parte de su caserío, huérfano de sus moradores de antaño, ocupa la ladera de una montaña. Las casas han adquirido la tonalidad de la montaña y dan la impresión de haberse convertido en un elemento más de la naturaleza. Abanto, Bello, y otros pueblos más reflejan la imagen más dura de la despoblación que han sufrido algunas zonas de Aragón. Así llegué a Calamocha, que todavía sobrevive, y tomé la Autovía Mudéjar. Mientras conducía por la autovía pensaba que ella ha sido para muchos pueblos de Aragón lo que el Carpacia para los náufragos del Titanic que braceaban desesperados en las negras y frías aguas del Atlántico.

jueves, 24 de enero de 2008

Las listas del PP en la Comunidad Valenciana (un oloroso espectáculo)

Acaban de hacerse públicas, salvo improbables retoques de última hora, las listas del PP al Congreso y al Senado por las provincias de la Comunidad Valenciana. Estos procesos hay que seguirlos con pinza en la nariz. Uno siente verdadero asco al ver que personas capaces que se han partido el pecho por el partido -conozco algún caso, por eso hablo con conocimiento de causa- se queda fuera por el veto de uno o de otro. Mientras sigamos con listas cerradas, no cesará el espectáculo de ver colocándose a pelotas, familiares e incapaces varios mientras se queda fuera gente válida. Pero no sé si es peor esto o ver a los capaces arrastrarse para conseguir estar en la lista. Casi es más deprimente esto último. Si no fuera porque el bien común exige echar al orate monclovita tengan por seguro que me abstengo. Tendré que meditar muy detenidamente a quién voto.

miércoles, 16 de enero de 2008

La llegada de Pizarro y la salida de Gallardón

Rajoy ha tomado dos decisiones de enorme trascendencia. El fichaje de Pizarro y su inclusión como número 2 por Madrid es una excelente noticia para los españoles, si el PP gana las elecciones. Se trata, para empezar, de alguien que llega a la política acreditando una intachable y brillante trayectoria profesional, y que además se halla en una edad estupenda, 56 años. Su coraje al frente de Endesa para frenar la rastrera operación urdida por ZP y sus asesores fue digno de alabanza. A los medios progres –editorial de ayer de El País y comentario de apertura de Gabilondo en Cuatro- no se les ocurre otra cosa que interpretar como “anticatalanismo” su resistencia a la operación de Gas Natural. O sea, que Pizarro debería haber dado vía libre a Gas Natural para que se hiciera con Endesa por cuatro perras. Desde luego, han perdido el norte. Si a las virtudes de Pizarro añadimos que se postula como alternativa al mentecato de Solbes, pues Pizarro todavía brilla más. Y es que Solbes parece que últimamente no da pie con bola. ¿Se puede ser tan estúpido como para apelar a que los bares están supuestamente llenos para diagnosticar la situación económica? Ni en broma, hombre, ni en broma.

En cuanto a lo de Gallardón, creo que los ciudadanos debemos analizar la política desde nuestra perspectiva y no desde la de los políticos. Se habla de si la ausencia de Gallardón restará votos al PP, de si la imagen del PP se radicalizará, etc. A mí esto me interesa relativamente. Como ciudadano opino que no está bien que un Alcalde deje su trabajo por ambiciones políticas. La postura de Rita Barberá merece todo mi apoyo. Cuando Zaplana dejó la Generalitat para irse a Madrid para postularse como sucesor me llevé una decepción. Eso no está bien. Si alguien se presenta para un mandato de cuatro años, que lo cumpla, y luego, si quiere, que emprenda otro rumbo. Dicho esto, que me parece lo más importante, observo que quienes critican la decisión de Rajoy parecen más bien votantes socialistas que del PP. No creo que Gallardón garantice votos de izquierda. Tampoco veo por qué su ausencia favorece una imagen radicalizada del PP. Todos estos comentarios son fruto de la campaña de los medios progres que, por ejemplo, presentan a Zaplana o a Acebes como la derecha más radical del partido. Sin embargo, Zaplana proviene de UCD y Gallardón era el delfín de Fraga en Alianza Popular.

viernes, 11 de enero de 2008

La letra del himno, última jaimitada de esta España de pandereta

La letra no me convence en absoluto, especialmente por ese "pues" que no pinta nada en un himno. Pero lo que me parece increíble es la ausencia de referencias al rey o a la monarquía. Uno podrá ser más o menos monárquico, pero el himno de España es la Marcha Real, nada menos que la Marcha Real. O cambiamos de himno o le ponemos una letra que no ignore la monarquía.

sábado, 5 de enero de 2008

Comentario a un párrafo de Juan Manuel de Prada

En su artículo “Las vacas flacas”, publicado en ABC este sábado, Juan Manuel de Prada incluye el siguiente párrafo:

“Cada pueblo tiene los gobernantes que se merece; y, desde luego, el pueblo español se merece que los socialistas sigan gobernándolo otros cuatro años. Que ahora, en vísperas de las elecciones, la crisis económica se convierta en la única esperanza de su fracaso nos confirma este aserto. Un pueblo capaz de vender su primogenitura por un plato de lentejas merece quedarse sin primogenitura y sin plato de lentejas. Y el pueblo español ha transigido con todo, con tal de seguir metiendo la cuchara en el plato de lentejas de la prosperidad económica: ha transigido con la descomposición del tejido nacional, ha transigido con la ignominia de la negociación con una banda de criminales, ha transigido con la irresponsabilidad de unos gobernantes empeñados en resucitar los fantasmas del cainismo. Un pueblo capaz de transigir con tanta podredumbre es un pueblo despojado de fibra moral, reducido a pura animalidad invertebrada; y ya se sabe que a los animales basta con aprovisionarles el pesebre para tenerlos satisfechos”.

Yo no tengo excesiva simpatía por mis compatriotas, principalmente por cuestiones que algunos considerarían menores, tales como nuestra incapacidad para hacer de España un país en el que se respeta el medioambiente, el silencio, las buenas maneras y tantas otras cosas que brillan por su ausencia mientras nos seguimos tragamos esa filfa de que como en España no se vive en ninguna parte. Ahora bien, creo que De Prada no está siendo completamente justo. Como cualquier español medianamente sensato, he vivido con enorme preocupación las andanzas, ocurrencias y felonías varias del orate monclovita desde que se convirtió en Presidente. Este nefasto gobierno, entre otras cosas, ha menoscabado gravemente la cohesión nacional, ha dilapidado la herencia económica que recibió, ha contribuido a banalizar el matrimonio y se ha comportado de forma irresponsable e ignominiosa en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, no es cierto que el pueblo español haya transigido con todo ello. En reiteradas ocasiones ha salido a la calle a protestar contra muchas de estas medidas y todavía no ha tenido oportunidad de pronunciarse en las urnas. Si en las próximas elecciones Zapatero vuelve a gobernar, entonces sí que tendrá razón De Prada en su aseveración. En lo que sí que tengo que dar la razón a mi coetáneo es en que parece mentira que tenga que ser precisamente la crisis económica, que ya empieza a arreciar con fuerza, el principal motor del cambio de tendencia de los electores. Ahora bien, hay que ser justos y añadir que en marzo de 2004 los españoles arriesgaron ese plato de lentejas, que tenían más seguro con la gestión económica del PP, y decidieron –quizá en un arrebato emocional- que había razones más importantes que las estrictamente económicas a la hora de gobernar una nación.